Sentado en el vestíbulo del InterContinental Marseille, Marcelo Bielsa detalló meticulosamente sus metodologías futbolísticas para una audiencia de dos. El palaciego hotel barroco francés del siglo XVIII fue el hogar temporal de Bielsa durante su breve tiempo como gerente del equipo de la Ligue 1 de la ciudad portuaria, pero en este día de marzo de 2015 fue el escenario de un evento raro: el dominante y voluble Bielsa lanzando a alguien más en sus servicios.
El técnico argentino apodado «El Loco» era bien conocido como un cerebro apasionado y obsesivo. Había inspirado a entrenadores de todo el mundo con su trabajo al frente de las selecciones nacionales de Argentina y Chile, así como con sus etapas distintivas en Newell’s Old Boys y Athletic de Bilbao a nivel de clubes. Pero Bielsa ahora estaba muy interesado en un nuevo proyecto en los Estados Unidos.