Uno de los capítulos más decisivos en la historia de Barcelona tuvo su conclusión en la ciudad de Nueva York, aunque la historia, hasta este fin de semana, ha pasado muchos años en relativa oscuridad.
Nos traslada a 1937, a una España sumida en una guerra civil tras el golpe militar de derecha que conduciría a décadas de dictadura bajo el general Francisco Franco.
Se suspendió todo el fútbol nacional. Un soldado franquista mató al presidente del Barça, Josep Suñol, una figura política importante que había viajado a visitar a las tropas en un frente cerca de Madrid. En las provincias de Cataluña y Valencia se organizó una Liga Mediterránea en la que participó el Barça. Pero al año siguiente, los avances de Franco en el conflicto dejaron a Cataluña aislada del resto de la zona republicana y no fue posible una segunda temporada de la Liga Mediterránea.
El Barça se encontró con problemas económicos. Sin competencia en la que competir, estaba muy endeudado y su número de socios se redujo de 7.719 a 2.500. Se organizó una gira por el extranjero con la esperanza de recaudar los fondos que tanto necesitaba. El destino era México.
“El Barça recibió varias ofertas para venir a jugar del presidente de México, Lázaro Cárdenas”, explica el historiador del FC Barcelona, Frederic Porta El atlético.
“Las primeras dos o tres ofertas fueron rechazadas por falta de garantías (de cuánto ganaría el Barça) pero Cárdenas insistió y a través de Manuel Mas Serrano, un empresario que había jugado al béisbol en el Barça en años anteriores, consiguió que el club se lo pensara dos veces.
“Es importante recordar que Cárdenas fue presidente de la única democracia leal y aliada a la Segunda República Española, que estaba en peligro”.
El 6 de agosto de 1936, hace hoy 88 años, Josep Sunyol i Garriga, nombrado presidente del FC Barcelona por unanimidad un año antes, fue fusilado por tropas fascistas en la sierra de Guadarrama. Su trágica muerte fue el preludio de una de las etapas más convulsas de la historia del club… imagen.twitter.com/d3ipaB8Cex
— FC Barcelona (@FCBarcelona) 6 de agosto de 2024
Dieciséis jugadores del Barça acudieron acompañados por su entrenador irlandés Patrick O’Connell, que, según Porta, había regresado a su país tras el estallido de la guerra civil. La expedición estuvo encabezada por miembros del ‘staff committee’ como Rossend Calvet, y también estuvo formada por el masajista Ángel Mur y el responsable de logística Modesto Amorós.
El viaje a Centroamérica no fue fácil. Comenzó el 18 de mayo de 1937 y hubo peligros al principio del trayecto rumbo al norte, hacia la ciudad portuaria francesa de Saint-Nazaire. Viajaron en tren y, cuando estaban a punto de llegar a la ciudad de Portbou, en el norte de España, cerca de la frontera francesa, los aviones de guerra fascistas que realizaban un bombardeo los obligaron a refugiarse en un túnel durante varias horas.
Desde Francia, se dirigieron en barco a México, donde llegaron el 8 de junio, donde recibieron una cálida bienvenida y fueron celebrados como embajadores de la causa republicana.
“Que la estancia de los futbolistas catalanes borre la impresión de tragedia y luto que traen de su afligida patria, y que el fútbol mexicano recoja los frutos que esta visita les traerá”, escribió un periódico local.
El Barça comenzó su gira con una derrota por 2-0 ante el Club América antes de vencer al Atlante (2-1), Real Club España (5-4) y Club Necaxa (4-2 y 2-1). Sufrieron una derrota por 5-1 ante el Asturias antes de vencer al América por 3-2 en la revancha, pero perdieron sus dos partidos contra la selección mexicana (5-2 y 3-1).
El 28 de agosto, la gira llegó a su fin con una victoria de 7-2 sobre Cidosa. O al menos, eso fue supuesto ser el fin.
“La gira se va a alargar cuatro partidos más, pero siéntate porque te vas a Nueva York”, le dijo Mas por teléfono a Calvet, según la versión del autor Enric Calpena en su libro En Guerra.
Sin embargo, algunos historiadores aseguran que la decisión de prolongar la gira se tomó a mediados de julio, tras los cinco primeros partidos, porque no conseguían billetes de barco en su país de origen. Otros aseguran que se quedaron porque sus familias les dijeron que no volvieran, no sólo por la situación en su país sino también porque ganaban más dinero que en Barcelona, donde tuvieron que aceptar importantes recortes salariales a causa de la guerra.
El Barça partió rumbo a Estados Unidos, pero un miembro del grupo se quedó en México. Martí Ventolra se había enamorado de la sobrina del presidente mexicano. Se casaron y Ventolra acabó asentándose en el país. Su hijo José jugaría con la selección mexicana en el Mundial de 1970.
Según el libro de Calpena, el viaje a Nueva York, que suponía la primera visita del Barça a la ciudad, fue financiado por amigos y aficionados de allí. Aunque su acogida no fue tan cálida como en México (el fútbol era menos popular en Estados Unidos), el Barça volvió a ser visto como embajador de la resistencia antifascista.
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Algunos historiadores reflejan relatos de los jugadores que se emocionaron al ver la Estatua de la Libertad cuando llegaron, vinculándolo con la situación en sus hogares y preguntándose cuáles podrían ser las consecuencias de una victoria fascista cuando regresaran.
El primer partido del Barça fue el 6 de septiembre, cuando vencieron por 4-2 al Brooklyn Hispano en el Commercial Field de Brooklyn. Después ganaron por 4-3 a un equipo descrito en la página web del Barça como “el equipo de Nueva York”, antes de vencer también por 2-0 a otro equipo descrito como “la Liga Americana de Fútbol”. La gira terminó con una victoria por 3-0 sobre un “equipo de fútbol de la comunidad judía”.
La gira generó un beneficio de 461.799 pesetas españolas. Es difícil calcular el valor equivalente de esa suma en la actualidad: las estimaciones van desde un millón de euros (858.000 libras esterlinas; 1,1 millones de dólares) hasta diez veces esa cantidad. En cualquier caso, cubrió con creces las deudas del club de 200.000 pesetas españolas. El dinero se depositó cuidadosamente en un banco de París para que no fuera interceptado por Franco.
Según Porta, un “espía” llamado Esteve Pedrol seguía la gira del Barça. “Pasaba información de todas sus actividades al gobierno de Franco en Burgos”, afirma el historiador.
La gira duró más de tres meses y supuso un ahorro económico para el Barça. Sin ella, el club no habría podido saldar sus deudas y mucho menos garantizar su continuidad. Pero de los 16 jugadores que se fueron, nueve no volvieron. Sus familias les habían animado a no viajar debido a la crítica situación del país y de Cataluña. Algunos, como Ventolra, se instalaron en México, otros en Francia.
El Barça se encuentra de nuevo de gira por Estados Unidos (el martes por la noche disputará en Baltimore el último partido de su viaje, frente al AC Milan), por lo que el pasado domingo se celebró un acto conmemorativo en Brooklyn, en el recinto donde el Barça disputó sus primeros partidos en suelo norteamericano. Ahora llamado Hamilton Metz Field, se ha reconvertido en un campo de entrenamiento donde juegan los equipos infantiles.
Al evento, al que asistieron niños locales que sostenían fotografías de la plantilla del Barça de 1937, así como el presidente del club azulgrana, Joan Laporta, y el alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, se trató de un homenaje apropiado a un momento notable en la historia del Barça, ya que el evento se organizó como parte de las celebraciones de la fundación del club hace casi 125 años, el 29 de noviembre de 1899.
(Foto superior: FC Barcelona)