Zuculini, el caudillo que eligió Costas: volvió a convertir en Racing y sueña con salir campeón :: Olé

Pasaron diez años, dos meses y cinco días. Racing despedía el 2013 derrotando 2-0 a Godoy Cruz en el Cilindro y quedaba penúltimo. Mostaza Merlo le había lavado la cara al equipo, pero no le alcanzó para pelear el campeonato. El dólar valía 13 pesos, recién se estaban empezando a utilizar las redes sociales y era una novedad mirar los partidos por tele ya que habían prohibido los visitantes…

Pasaron 3.719 días, y con millón de cosas en el medio, desde que Bruno Zuculini marcó su último gol con la camiseta de Racing. Fue en aquella noche donde el Tomba visitó Avellaneda, con la particularidad de que había pasado un día de que el club informó su venta al Manchester City. “Zuculini es de Racing, de Racing no se va”, coreaban todas las tribunas del estadio. Y Zucu se fue, pero dejando algo muy importante guardado en un lugarcito de Avellaneda: su corazón.

Se fue y empezó una extensa gira en Europa: cuatro países en cinco años. Una temporada en el City y mudanza; jugó en el Valencia y Córdoba de España; regreso a Inglaterra con la camiseta del Middlesbrough por un año y volvió a mudarse a Grecia para jugar en el AEK Atenas. Luego, lo esperaba otro regreso a España, donde vistió la camiseta del Rayo Vallecano. Su buen rendimiento lo llevó a conocer lo que es jugar tres años en la Serie A de Italia con la camiseta del Hellas Verona y luego pegó la vuelta a su tierra para tirar el ancla en el River de Gallardo, club que lo cobijó por siete años. Y ahí brillío: Copa Libertadores 2018, Recopa Sudamericana 2019 entre otros tantos torneos locales… Pasó por todos lados y ganó de todo, pero sabía que tenía que volver a buscar eso que había dejado guardado en Avellaneda. Era una cuenta pendiente que se había propuesto hace 13 años, cuando el Cilindro lo vio partir.

Y así regresó. Volvió a calzarse la camiseta con la que empezó a patear en el Tita. Pasó mucho entre una fecha y la otra, pero él sabía que el tiempo no le iba a ganar a su pasión… Volvió como referente, marcó, lo gritó y se abrazó, sabiendo que dio un pasito más hacia su sueño: salir campeón con la Acadé.