Es algo un poco argentino eso de que si en este país uno se descuida unos días y se desconecta puede encontrarse luego con una realidad totalmente alterada. En el fútbol, como en la vida, también hay volantazos, pero aún así extraña el de River: hace poco más de un mes, el equipo salió campeón contra Estudiantes (15 de julio) en una actuación a tono con la que tuvo en la Liga, arrollando a un muy buen rival; el 28 pasó por encima a Racing en el Monumental y festejó por duplicado con la entrega de trofeos y de medallas; el 1° de agosto venció con muchísima autoridad al Inter y hasta mereció golearlo en la ida de los octavos de final de la Libertadores.
Ésa fue la última vez que el hincha de River vio a su equipo. Cantó “dale campeón” y “que de la mano/de Demichelis/todos la vuelta vamos a dar”. Este domingo desde las 21.30, cuando el CARP vuelva a presentarse en su casa frente a Barracas Central, el escenario se advierte bastante diferente. De los festejos y de un equipo que ilusionaba en la Copa al «me voy demasiado preocupado» que lanzó Micho después de la derrota contra Argentinos Juniors pasaron unos pocos días, horas.
¿Qué sucedió para que el panorama parezca dado vuelta si ayer nomás River se consagró como el mejor equipo del país con una campaña top para la historia del club? ¿Hay una lectura resultadista que va de un extremo al otro y que es parte de la idiosincracia futbolera argentina? Seguramente, aunque también es innegable que la eliminación en la CL tuvo una interpretación retrospectiva y en cierto punto reveladora sobre los saltos de personalidad de River dentro y fuera del Liberti: del récord histórico de 15 PG en cadena en Núñez a una estadística que aparecía camuflada y que se estiró en La Paternal, con apenas un triunfo sobre los últimos 12 juegos saliendo de casa.
A otra escala, también le sucede con el juego: por caso, hoy el foco está más puesto sobre las dificultades defensivas en las pelotas paradas, con seis de los últimos siete goles recibidos por esa vía, que sobre los 132 corners y dos tantos en contra que registraba el equipo hasta la vuelta de octavos en Porto Alegre.
Martin Demichelis – 23-8-2023
El análisis de Demichelis tras la eliminación
De cualquier modo, claro, tendrán que ser el propio Demichelis y sus jugadores los que tengan la mente fría para salir de esta mala racha, para evitar que se siga propagando, para sostener las cualidades que llevaron al equipo a ser un campeón indiscutible en julio y para atacar los problemas que se advierten a todas luces en agosto. Ya ha dicho más de una vez, MD intenta mantener la humildad ante elogios desmedidos como los que recibió su River (alguno se animó a proyectar que podría competirle al City, algo que no cayó bien en el cuerpo técnico en su momento) y atemperar su análisis en medio de la crítica (como contó que debió hacer tras el 1-5 con Fluminense), que ahora alcanza a rendimientos individuales de algunos futbolistas, a los movimientos desde el banco y hasta al mercado: por caso, la celebración y la expectativa por el regreso top de Lanzini pasó, en un abrir y cerrar de ojos, a licuarse en su imagen sentado en un palco del Beira-Rio con River eliminado.
Ver hacia el alrededor no ayuda…
Ni antes los mejores ni ahora los peores, suele rezar el axioma del imaginario futbolero. Lo cierto es que la escena cambió. Y aunque los de afuera -para seguir con los slogans- son de palo, tampoco ayuda demasiado al clima ver hacia el alrededor y advertir que un Inter que había ganado un solo partido sobre 10 hasta este martes (contra el CARP, justamente) pisó fuerte en La Paz ante Bolívar en un cuadro que, encima, se abrió sin Paranaense ni Flamengo.
Martin Demichelis – 23-8-2023
Demichelis sobre Solari: «Decime a quién saco»
O que River ya esté afuera de una Copa Argentina que este miércoles ofrecerá un cruce de octavos como Villa Mitre de Bahía Blanca vs. Chaco For Ever. Eso sin contar, claro, que lo que suceda en la vereda de enfrente en la Copa Libertadores inevitablemente tendrá réplicas en la atmósfera millonaria.
Por lo demás, y aunque cueste reponerse del golpe en Brasil y encarar un semestre sin otra competencia que la Copa de la Liga y el Trofeo de Campeones a fin de año, River necesita pasar de página lo más rápido posible.
O volver a la anterior, ésa en la que festejaba y proyectaba, con la base del campeón, ir por más.