Fue una de las imágenes icónicas del Mundial de Francia de 2019. La estrella danesa Pernille Harder saltó al césped para felicitar de forma espontánea a su pareja, la sueca Magda Eriksson, quien acababa de vencer a Canadá para clasificarse para los cuartos de final del torneo, con un emotivo beso que dio la vuelta al mundo y que se ha convertido en un símbolo entre el colectivo LGTBI.
Fue una simple muestra de cariño que se hizo viral en cuestión de minutos gracias al fotógrafo que inmortalizó aquel instante desde el terreno de juego del Parc des Princes, con una Harder ataviada con la camiseta de Suecia de Eriksson y ambas fundidas en un beso muy significativo.
Entonces la delantera militaba en el Wolfsburg alemán y la defensa ya era la capitana del Chelsea. Esta temporada se han vuelto a encontrar para luchar ya desde el mismo bando por el ansiado título de la Champions.
La pareja se enfrentará al Barça en la final de Goteborg este domingo con la ilusión de sumar un nuevo capítulo a su historia de amor, un relato que comenzó en la ciudad sueca del Linköping en 2013, donde compartieron equipo durante tres temporadas, y que ha proseguido esta temporada con el fichaje estelar de Harder por las ‘blues’ para apuntalar uno de los mejores ataques del mundo, junto a Fran Kirby y Sam Kerr.
“Todo fue realmente inesperado”, explicaba Harder sobre aquel beso. “La reacción de la gente fue increíble, los comentarios en todo el mundo fueron realmente geniales”, añadía. La danesa se empezó a dar cuenta de que algo pasaba esa misma noche, cuando su teléfono empezó a vibrar sin cesar. “Cuando lo miré, tenía 3.000 seguidores más en Instagram”, recordaba riendo. Ahora ambas ejercen su poder en la sociedad a través de la campaña ‘Play Proud’ para apoyar y empoderar a jóvenes del colectivo LGTBI.
“No me gusta enfrentarme a Magda, sobre todo porque ¡es un fastidio como defensa!”, exclamaba hace tres años, cuando ambas tuvieron que verse las caras en las semifinales de la Champions de 2018, donde el Wolfsburg de Harder salió vencedor. Eriksson se tomó su particular ‘revancha’ eliminando a Dinamarca de la fase final del Mundial al año siguiente.
En todo caso, lo que más le escuece a Harder es la espina de la Champions que tiene clavada. Tras perder la final con el Wolfsburg por segunda vez a manos del Lyon, la delantera está dispuesta a resarcirse este domingo a costa del Barça. De momento, suma 16 goles en un equipo que ha ganado la Superliga y la Copa esta temporada y que ha alcanzado su primera final europea. La futbolista de 28 años, la única en ganar dos veces el premio a Jugadora del Año de la
UEFA, asegura que las azulgrana “tienen grandes jugadoras y un muy buen estilo de juego. Será un partido difícil”.