Que Martín Demichelis haya reconocido que «no estamos festejando nada adentro del vestuario» luego del flojo 0-0 contra Instituto habla por sí mismo de este noviembre de River: cuando parecía que la cosa se enderezaba luego del golpazo que representó la eliminación en octavos de la Libertadores y este 2023 empezaba a tomar un rumbo final aceptable en la Copa de la Liga, volvieron las dudas en el juego y los rendimientos por debajo de la media esperable.
Los resultados no mienten: si en octubre había ganado cuatro partidos y empatado uno (con el 2-0 a Boca en la Bombonera y una goleada brillante a Independiente incluidos), este mes lo cerrará con dos derrotas y una igualdad, siendo incluso la primera vez en el ciclo Demichelis que River encadena tres partidos al hilo sin victorias. Una situación que preocupa a muchos hinchas y que también exige una levantada puertas adentro: esta seguidilla lo dejó segundo y, de cara a los playoffs a partido único, un error como los que vienen abundando puede dejar a los de Demichelis sin nada en este fin de año que se hizo bastante chicle…
Con el objetivo de evitar eso, el trabajo de esta semana será clave para levantar el nivel de un River de pequeños momentos, que cuando no los aprovecha, se pone un antifaz y se enceguece. El tema, en gran parte, radica en la mitad de la cancha, esa que pasó de ser el sello de campeón a una zona de constantes cambios: con un entrenador que no cambió su postura de alinear a cinco volantes entre defensivos y más ofensivos, lo cierto es que a la hora de ver niveles, las cuentas no le terminan de cerrar.
Porque Manu Lanzini, que llegó para darle ese salto de jerarquía al equipo luego de su extenso paso por Europa, fue bajando la flechita a un punto en el que en noviembre no justificó su titularidad con lo mostrado adentro de la cancha. Y con un Nacho Fernández con altibajos y un Barco que si bien sigue siendo de lo mejor, a veces es víctima del mal funcionamiento, esa zona de gestación se ve claramente afectada.
Además, en algunos momentos de estos tres partidos del mes y ante Instituto en particular, las posiciones que ocupó cada uno no fueron las que les permiten sacar sus máximas virtudes: a Lanzini no le sienta tan bien jugar como interior por izquierda (mejor adelante, más cerca del área), De la Cruz está probado que es un iniciador de los mejores del continente (en Avellaneda jugó por detrás de Rondón) y Barco terminó pisándose con el propio Manu al haber jugado ambos por la izquierda. ¿El resultado? Un equipo previsible con alta posesión, al que le agarraron la mano, y que termina tirando centros a mansalva por su incapacidad de generar situaciones de riesgo.
River Plate – 27-11-2023
La palabra de Demichelis
Ahí, por otro lado, Demichelis convive con el problema de la superpoblación, que ahora no le está dando garantías: los que entran (Palavecino, Aliendro) no aportan demasiadas soluciones y suelen caer en el nivel promedio del resto de sus compañeros. Ni siquiera cambiar el dibujo en pleno encuentro le viene sirviendo: ya probó jugar con dos puntas con el ingreso de Colidio o con tres, si suma a Solari.
Otra vez, los números amplían el análisis: mientras en octubre River hizo 10 goles y recibió tres, en noviembre marcó solo dos y le convirtieron cinco. Terminará esta etapa de zonas como el más goleador, pero la reciente floja racha adelante no es menor pensando en los mata-mata (hace tres partidos que los centrodelanteros del equipo no festejan).
Y si atrás se siguió sosteniendo con firmeza la dupla central habitual de este 2023, en los laterales siguieron los niveles poco convincentes: Simón y Casco no gravitaron contra Huracán y Rosario Central, mientras que ninguno de los dos pudo hacer la diferencia por derecha este domingo y Enzo Díaz tampoco estuvo incisivo. Esta semana, un Demichelis que se mostró «contento» por lo que vienen haciendo sus dirigidos ahí, deberá definir qué hace en esa zona.
Sí, noviembre fue un paso atrás que obliga a River a levantarse rápido de cara a los playoffs…
El resumen de River-Instituto
River Plate – 27-11-2023