Cuando Pablo Toviggino, tesorero del Comité Ejecutivo de la AFA e influyente segundo de Claudio Tapia en la toma de decisiones, sale a enfrentar a Carlos Tevez, no hay que ser demasiado perspicaz para ver que la trama del escándalo queda al descubierto.
El dirigente le tira por la cabeza, de forma más o menos elíptica pero descifrable, que ahora se queja pero antes lo ayudaron cuando le facilitaron el título de DT sin merecerlo; que cuando jugaba y cometía faltas de expulsión nadie lo echaba; sugiere que en otro momento Independiente había sido favorecido y le endilga la participación en algún negocio trucho de la política vinculado al gobierno de Mauricio Macri.
Eso le da pie al rebelde de Fuerte Apache para tirarle él también por la cabeza supuestas posesiones de autos caros y bolsos traídos de Qatar y de China, y llamarlo “Alí Babá”.
Pero más allá de esas, por ahora, incomprobables acusaciones, lo llamativo es que el tuit de Toviggino parece casi lo que en Derecho llaman “confesión de parte”: no refuta que a Independiente lo hayan perjudicado, sino que deja entrever que antes (al club y a Tevez) lo ayudaron. Esa es la falta de transparencia que sobrevuela el fútbol argentino, y en la que Pablo Dóvalo o Luis Lobo Medina (su VAR inmóvil) no son el problema, sino un simple emergente.
La otra “espada” de Tapia en la respuesta al escándalo del martes fue Federico Beligoy, que respaldó los dos fallos que favorecieron a Barracas, dijo que el arbitraje había sido bueno y se puso a la cabeza de la persecución judicial a Tevez (ojo: no respaldamos desde aquí los términos ofensivos o agraviantes, o el uso ligero del verbo “robar” en que incurrió el DT).
Si ejemplifican la transparencia de la AFA los dichos de Toviggino y Beligoy, la pérdida de credibilidad no tiene retorno.
Barracas Central – 7-3-2024