El director de la UEFA, Michele Uva, advierte que Italia tiene un serio problema para tener listos cinco estadios para albergar la Eurocopa 2032 junto con Turquía, ya que hasta ahora el único estadio que cumple con los requisitos es el Allianz Juventus Stadium.
El plan original era albergar el torneo solo en 2032, pero la falta de avances en la obtención de nueva infraestructura hizo que Italia compartiera las tareas con Turquía, dividiendo las 10 sedes entre los dos países.
Incluso eso podría estar más allá de la Península, como lo reitera El director de la UEFA, Uva, a Tuttosport.
“Italia necesita cinco estadios en regla para la Eurocopa 2032, con proyectos ya aprobados y financiados. De momento, solo uno está listo, el Estadio de Turín. El Estadio Olímpico de Roma necesita algunos cambios, mientras que la situación en San Siro es más complicada.
“Ha pasado un año desde que se cedieron los derechos de sede y no ha habido muchos avances. No se trata solo de los cinco necesarios para el torneo, ya que Italia necesita invertir también en los clubes más pequeños. Por ejemplo, en Turquía han construido 13 nuevos estadios en los últimos años, no solo los que albergarán la Eurocopa”.
Nuevo golpe para los planes de estadios del Inter y el Milán
Hoy hubo otro duro golpe en la situación del San Siro, ya que Milán e Inter rechazaron formalmente la propuesta de reconstruir el Stadio Giuseppe Meazza, señalando que sería demasiado costoso y difícil de solucionar.
Así que ahora han vuelto a construir sus propios estadios fuera de la ciudad o al plan que tenían en 2019, que era construir un nuevo recinto en el aparcamiento y luego derribar el Stadio Meazza.
“En Inglaterra derribaron Wembley, en Brasil reconstruyeron el Maracaná, estos eran templos del fútbol”, continuó Uva.
“Sé que a la gente le gustan los estadios, pero no hay que pensar que son eternos. San Siro es un monumento hermoso, pero los dos clubes de Milán deberían tener su propia casa moderna, preparada para generar nuevos ingresos”.
Uva, que es italiana y trabajó durante muchos años en la FIGC, advierte que hay una resistencia al progreso en la Península.
“Cuando se introdujeron los segundos equipos en Italia, hubo protestas porque temían que esto afectara a los clubes locales. Ahora se dan cuenta de lo funcionales que pueden ser, como lo han sido durante años en Alemania, España, Francia y, de una manera diferente, en Inglaterra”.