Pocos son los jugadores que, con solo decir su apodo, sabemos quién es. Este es uno de esos casos: Javier «Satanás» Páez. El ex defensor de Independiente, Chacarita, Olimpo, Atlético Tucumán y muchos más clubes, se convirtió en un ícono del fútbol argentino que, pese al pasar de los años, sigue presente en la memoria de cada uno de los hinchas. Quien nunca se habrá acordado del apodo del central o de su inconfundible platinado que contrastaba con su aguerrida forma de jugar.
En un mano a mano imperdible con Olé, Satanás habla de todo: ser dirigido por Menotti, la perdida familiar que le hizo no extrañar el fútbol, la dupla con Laspada, el apodo de Satanas y el día que con Villavicencio hicieron que el Kun Aguero se vaya llorando por no poder jugar un clásico.
«LA GENTE ME RECONOCE POR MI APODO»
-Sos una especie de icono del fútbol argentino, todo el mundo se acuerda de vos…
–Hoy no me reconoce mucho la gente. Lo que sí pasa es que siempre andan circulando memes sobre mí. Mi hijo, el que juega en Deportivo Merlo, me manda todo lo que sale de mí. Que la gente se acuerde es algo muy lindo, no fui un Passarella o un Milito, pero la gente me reconoce por cómo jugaba.
-¿Quién te puso el apodo de Satanás?
-El apodo me lo puso Mariano Closs durante mi primera etapa en Independiente. Surgió el apodo del Satanás por cómo pegaba y quedó patentado. Hoy la gente me reconoce más por mi apodo que por mi nombre.
-Debe haber un par que piensan que te llamás Satanás…
-Me hice más conocido por el apodo que por el nombre. Igual tuve otros, Dani Garnero me decía Fito, por mi apellido.
-Hace poco, en el mundial de Qatar, Agüero le dijo al Papu Gómez que más que parecerse a Beckham se parecía a Satanás Páez…
-Sí, lo vi. Mi nene me lo mandó y me decía mirá lo que dijo el Kun. Yo me moría de la risa, más que nada, por lo que somos el Papu y yo, uno mide 1,90 y el otro 1,50.
Sergio Agüero – 4-3-2024
El dia que el Kun, Messi y el Papu se acordaron de Satanás.
EL DÍA QUE CON VILLAVICENCIO HICIERON QUE AGÜERO NO JUGARA UN CLÁSICO
-¿Con el Kun llegaste a compartir plantel en Independiente?
-No, con el Kun no llegué a compartir plantel, pero sí jugué contra él cuando yo estaba en Olimpo. Tengo una anécdota de ese partido porque jugamos contra Independiente, el Kun tenía cuatro amarillas y con Villavicencio le pegamos por todos lados. En la primera que se enojó, le pegó a un compañero y le sacaron amarilla, por lo que no pudo jugar el clásico. Pobre Kun se puso a llorar para que no lo amonestaran, pero no pudo jugar.
-Otra marca registrada tuya era el pelo…
-Sí, total, igual ahora lo tengo medio dejado porque el coiffeur mío está de vacaciones, es mi hijo, ja. Mi hijo más grande es barbero y es el que acomoda el quincho. Fue la época donde todos empezamos a patentar el platinado con Martín Palermo, el Chacho Coudet y un par más…
UN ARRANQUE METEÓRICO: DE JUGAR EN MERLO A SER DIRIGIDO POR MENOTTI
En 1995, Satanás llegó a Independiente desde Deportivo Merlo. Si bien en su primer periodo no tuvo demasiada participación dentro del equipo titular, tuvo la posibilidad de ser dirigido por César Luis Menotti, técnico campeón del mundo con Argentina en 1978.
-¿Cómo era entrenarse con Menotti?
-La verdad es que uno aprende muchas cosas del Flaco, gran parte de ellas se las transmitó a los chicos. Muchas frases que tiraba Menotti. También tuve a Roberto Marcos Saporitti, otro ayudante del cuerpo técnico campeón del mundo en el 78.
-¿Te acordás de algún momento con el Flaco?
-Me quedan muchas frases, una que me acuerdo mucho fue: “De la duda no hay retorno, cuando dudaste perdiste”. Siempre me marcó esa frase para tomar decisiones, yo ya sé que cuando tengo que hacer algo no tengo que dudar.
-¿Cómo fue el paso de Independiente?
-Yo llegué en la época del Zurdo López, que había llegado después de que se vaya Miguel Brindisi. La verdad es que conviví con grandes jugadores, ellos venían de salir campeones del Apertura y de la Copa Mercosur. Fue una experiencia muy linda que uno nunca se olvida. Jugaba con el Palomo Usuriaga, Faryd Mondragón, Garnero (Daniel), Burruchaga (Jorge), Clausen (Néstor)… Era un equipo temible. Son historias muy lindas que para los que vivimos el fútbol desde adentro nos las llevamos en el corazón. En Independiente tuve uno de los mejores momentos de mi carrera que fue el subcampeonato. Me hubiese gustado coronar.
-Compartiste zaga con varios peso pesados: Laspada, David Barone, Tuzzio, Villavicencio…
-Y mirá, con Mauro (Laspada) empezamos desde chicos porque compartimos la Reserva en Independiente. No sabés lo que éramos, yo jugaba persiguiendo al nueve y él lo esperaba para terminar de liquidarlo, ja. Con Barone compartí un año en Atlético Tucumán, también jugué con el Vasco.
-¿Con Gabi Milito también, no?
–Sí, con Gabi compartí el subcampeonato que Colón nos ganó en nuestra cancha y terminó saliendo campeón River. Teníamos un equipazo, pero no pudimos coronar, nos dirigía Trossero y antes que el agarre estaba Menotti.
-¿Creés que ya no existe ese estilo de juego tan aguerrido?
-Hoy creo que es más difícil de ver, es todo más lírico. En ese tiempo no existía el VAR. Si nosotros hubiéramos jugado en estos tiempos, éramos dos jugadores menos en todos los partidos. Antes de entrar, en el túnel, ya nos echaban. Eran épocas en las que se permitía meter, vos le pegabas al nueve y te la devolvían. Hoy llegas a darle una piña o un cortito y te vas.
«EN ATLÉTICO ME LLAMARON PARA NO DESCENDER Y TERMINAMOS ASCENDIENDO»
-Con Atlético Tucumán tenés una historia particular, llegaste para safar del descenso y terminaron ascendiendo…
-Sí, a mí me llamó el Chulo (Rivoira), y me dijo que quería armar un equipo para no descender. A mí siempre me gustaron esos desafíos y acepté la oferta de ir a jugar a Tucumán. Si bien arrancamos mal, después tuvimos una buena remontada, en la segunda etapa perdimos dos partidos nomas. Fue algo hermoso vivir el Ascenso con Atlético, es como mi segunda casa, siempre me demostraron un gran cariño. Siempre dije que me hubiese gustado volver después del 2012, pero no se dio. Hoy en día también me ilusiona volver a trabajar como técnico. Junto con el subcampeonato de Independiente, la estadía en Atlético fue otro de los grandes momentos de mi carrera.
-¿Te gustaría ser entrenador?
-Sí, yo ya estoy haciendo el curso de entrenador, me falta este año nada más y ya terminó. Lo empecé tarde por tonto, cuando uno está activo pasa todo rápido y lo empecé tarde, ojalá que Atlético me llamé. A mí siempre me gustó la forma de jugar del Flaco, de Enzo Trossero, de Gregorio Pérez… La idea es mezclar un poquito de todo.
¿Y hoy a qué te dedicas?
–A la mañana estoy trabajando en el Sindicato de Empleados de Comercio en Zona Oeste y a la tarde me dedico a entrenar a la quinta división de Deportivo Merlo, que es el club en donde uno empezó su carrera
¿Cómo fue esa transición de dejar el fútbol?
-La verdad es que no lo extraño. Muchos dicen que uno extraña, pero la verdad que no me pasó, creo que también porque en el transcurso de mi retiro sufrí una pérdida familiar muy grande y bueno, eso hizo que no piense en el fútbol. Nunca se me dio por volver a las canchas, pero después de un par de años volví desde otro lado por uno de mis hijos.
-¿A vos te tocó perder a tu mujer, no?
–Sí, mi mujer se enfermó cuando yo me estaba retirando del fútbol. Sufrimos su pérdida un par de meses después y eso hizo que quizás no extrañe tanto la actividad. Pero después de un tiempo mi hijo del medio me motivó para que vuelva. Él empezó a jugar en las Inferiores de Deportivo Merlo y ahí arranqué yo también.
-¿Y cómo fue esa vuelta?
-La verdad es que volví con muchas ganas, no con ganas de volver a jugar, sino con el objetivo de enseñar todo lo que uno fue aprendiendo con el pasar de los años en el fútbol. Tuve entrenadores que fueron campeones del mundo como Cesar Menotti y Enzo Trossero, ya sea a nivel clubes o a nivel nacional, que le permiten a uno poder transmitirle sus experiencias a los chicos.