El fenómeno que River le celebra a Miguel Borja y su monopolización del gol tiene una segunda lectura: sin el Colibrí, afectado a Colombia, ¿quién convierte si él no está? El cierre de semestre frente a Deportivo Riestra será una prueba piloto para esa eventualidad. Porque incluso cuando Facundo Colidio está cerrando una primera mitad de 2024 en la que se destapó como killer bis -11 goles en 26 partidos- y mientras la dirigencia está negociando para fichar a otro goleador para competir con el colombiano, el equipo de Martín Demichelis perdió algo que lo destacó durante su mejor versión de 2023: la socialización del gol.
Que el 75,5% de los festejos de River en la temporada hayan sido convertidos por los delanteros está atado a una cuestión tan filosófica como futbolística. Porque para el deté el mediocampo no es un sector donde estacionar el juego sino una zona de tránsito para llegar al gol. Un pensamiento que no hace match -es cierto- con su campeón de Liga, el mejor equipo de River post Gallardo, en el que no sólo se destacaba Lucas Beltrán como goleador sino que a la vez lucían Esequiel Barco, Nicolás De la Cruz, Ignacio Fernández y hasta un luego relegado José Paradela.
Las métricas, en efecto, resaltan que al completar el primer semestre del año pasado los volantes habían marcado un 36% de los goles del equipo mientras que en 2024 esa media se derrumbó a un 15%.
River prescindió de esa cuota goleadora de los mediocampistas dentro de un contexto que tampoco beneficia a los volantes: es tan cierto que el aporte bajó como que la irregularidad que mostró el CARP obligó a Demichelis a rotar, y que la falta de continuidad de un equipo base hace mella en la sincronización ofensiva de sus intérpretes.
La falta de un volante mixto
Al mismo tiempo, MD ya no cuenta con un volante mixto (en principio no es prioridad en este mercado) como lo era De la Cruz, quien no sólo agilizaba el juego desde la presión y el quite sino que a la vez tenía llegada a la red (36 goles y 40 asistencias en 214 partidos).
Se entiende así que los mediocampistas que más han merodeado la zona de gatillo han sido aquellos con corte más ofensivo: el Diablito (tres goles), un dosificado Franco Mastantuono (dos) al que Micho ve con potencial para romperla por el extremo derecho y un Barco siempre tendiente a sumarse como punta que volvió a convertir recién en el debut en la Liga 2024 a través de un sablazo frente a Central Córdoba (luego, el Turri marcó otro, pero de tiro libre, frente a Temperley por la Copa Argentina).
Dentro de ese análisis, los bombazos de Rodrigo Aliendro frente a Estudiantes -gol que le dio la Supercopa a River- y de Nicolás Fonseca contra Deportivo Táchira en San Cristóbal asoman como una excepción que confirma la regla de esta nueva era.
El aporte de la medular ahora está atado a ser, como imagina Demichelis en su ideal, un nexo con la zona de gatillo. Tal es así que 23 de las 40 asistencias que River convidó en 2024, el 57,3%, fueron concedidas por volantes, mientras que sólo el 22% (nueve) fueron de los delanteros.
Aunque todo está ligado en River a la efectividad que tengan los delanteros, especialmente los arietes. Por algo el énfasis por tener a un segundo centrodelantero de élite. El fenómeno de Borja es una clara evidencia del cambio de paradigma, aun cuando depender tanto de una referencia como él pueda resultar un arma de doble filo en el fragor de la exigente competencia.
El último hat-trick de Borja ante Tigre
Miguel Angel Borja –