«Hay jugadores que llegan y se adaptan, a otros les cuesta. A mí me encantan los que llegan, se ponen la camiseta y juegan. Más en este club, aunque son los menos».
Gallardo tiene razón: a la mayoría de los refuerzos se les suelen complicar los primeros meses en su River puesto que se trata de un ecosistema totalmente diferente a de sus clubes anteriores. Por eso es muy valorable y toma una mayor trascendencia el nivel que está mostrando Rodrigo Aliendro: en un contexto en el que los siete jugadores que llegaron a principio de año no logran asentarse y mantener un nivel regular que les permita ganarse una plaza titular definitiva, el ex Colón se metió en el equipo y empezó a mostrar ganas de no querer perderse ni un partido.
Su calidad de juego en los pocos minutos que acumula dan la impresión de que esos botines negros pisaron toda la vida el césped del Monumental.
Porque es así: apenas tiene cuatro partidos con la Banda, pero tan importante es en este equipo de flojo rendimiento que Gallardo le dio 73’ de promedio en cada uno. Arrancó allá en la ida de los octavos de la Libertadores, fue uno de los mejores en la vuelta y peleó palmo a palmo para convertirse en la figura en el juego con Barracas, siempre dejando su sello. Aquella noche, con una asistencia de taco a Palavecino.
Su ausencia contra Vélez en la fecha pasada (cumplió la fecha de suspensión por la expulsión vs. Godoy Cruz) se sintió fundamentalmente en el segundo tiempo, el que River no logró tener la pelota y llevarle peligro al arco de Hoyos. Por eso su vuelta este jueves ante Gimnasia es como un bálsamo, acaso una de las mejores noticias para el entrenador en este momento irregular: además de ser el volante ofensivo de mayor experiencia, es clave desde el juego para asociarse con sus compañeros y filtrarle pases a el/los delantero/s, mientras que aporta intensidad, dinámica y polifuncionalidad (puede jugar incluso de volante central).
Otro de los grandes méritos de Aliendro que hacen que le «encante» a Gallardo es que vino a ocupar el lugar de Enzo Fernández, un jugador que había mostrado un nivel altísimo y hoy es titular en Benfica a pocos días de haber llegado. Literalmente, cuando el Peti (así le dicen por su altura) está en cancha no se extraña la presencia de una de las mejores joyas que sacaron las Inferiores de River en este siglo, algo que contrasta con los otros volantes ofensivos que llegaron en verano.
Porque Aliendro -como Pisculichi, Alario, Pinola, Armani, Matías Suárez y David Martinez- llegó, se puso la camiseta y jugó, algo anormal en este ciclo. Por más que diga le «está costando la intensidad», en la cancha parece todo lo contrario…
Otros jugadores del ciclo que llegaron y demostraron
–Alario, el caso emblema: a los pocos días de haber llegado marcó en semis y final de Copa.
–Armani llegó y se convirtió en una de las figuras del equipo con ataja-das de equipo grande.
–David Martínez volvió de Defensa y desplazó a Pinola. De entrada se entendió bien con Paulo Díaz.
–Pisculichi fue el primer refuerzo de Gallardo y no tardó en demostrar: fue clave en la Sudamericana 2014.
-Primero de 3 y después de 6, Pinola se ganó un lugar a base de grandes rendimientos.
–Matías Suárez demoró pocos minutos en demostrar su jerarquía: debutó con un golazo.