Sus manos forman un emoji que le ofrece disculpas al Monumental. Mientras desde la Sívori se deja escuchar un “Micho es de River, de River de verdad”, la pantalla king size que le da la espalda al Río de la Plata muestra a un deté destrozado. Un tipo de 43 años que solloza golpeado, deprimido, angustiado, al tiempo que recorre por última vez la hierba híbrida del estadio en el que alguna vez (¡hace un año, nomás!) ganó 20 partidos consecutivos y se transformó en récord. Donde dio una vuelta olímpica en una liga que se llevó con holgura. Donde todo alguna vez fue tan bien que quizás hasta lo sorprende el hecho de estar yéndose.
Ese mismo Monumental ensaya palmas piadosas para un deté al que, entiende, no podía atestarle otro sopapo. Ya no cabía en el contexto un reproche, una silbatina como la que había tronado una semana antes, previo al empate frente a Lanús que agravaría el síntoma de fin de ciclo. Sí lo que se repitió con bises: un aplauso compasivo para quien, a fin de cuentas, no deja de ser un hijo de River.
Demichelis escucha ese mensaje. Y por eso les pide perdón a quienes le demostraron su hostilidad. Pone la otra mejilla, esperando la caricia que le llega como un consuelo. Su suerte ya está echada, no hay vuelta atrás. Solo queda despedirse del club. De los hinchas. De los jugadores, ante quienes se quebró al anunciarles que no seguiría. De Jorge Brito, el deté que esperaba que dirigiera hasta el final de su mandato, y que se acerca al banco para saludarlo junto al vicepresidente Matías Patanian, al secretario Stefano Di Carlo, al Pato Fillol y al Beto Alonso, ídolo al que Micho alguna vez subió al micro previo al triunfo ante Boca en la Bombonera. En aquellos viejos tiempos que internamente, por errores no forzados del propio deté, ya dejaban de ser buenos.
No fue fácil para Demichelis aceptar y luego transitar sus últimas horas ni sus 90 minutos finales. Los que eligió recorrer con la camiseta puesta, primero una negra con banda en honor a Labruna, después con la tradicional, debajo de su saco de corte slim fit. Y siempre con Bastian haciéndole marca personal. Un hijo de 14 años que se muestra más golpeado que su viejo y tan angustiado como su mamá Eva, que desde el palco sigue el final del film con el ánimo derrumbado.
Evangelina sabe lo que le está pasando por la cabeza a su marido. Ella fue la que le preguntó si se iba a meter en ese quilombo que era el River post Gallardo, la que lo vio ilusionado. La que lo siguió en esa locura que está apagándose lentamente con un irregular empate cero a cero…
Hasta que llega el gol. Un golazo de Franco Mastantuono, joya a veces desaprovechada que el deté subió a la élite y que le dio su última alegría riverplatense. Porque incluso en el colapso de su era tuvo tiempo, Demichelis, para festejar. Con lágrimas de quien, en medio de la algarabía, ve el desplome de su sueño. Un abrazo que lo une con Basti, con Pinola y Lux, a los que eligió como laderos, y también con Mastan, quien hizo escala en el banco ya de pasada al círculo central en un saludable gesto del pibe.
Ese golazo no entró en el clip que el club le dedicó a Demichelis, el que se mostró dos veces durante la solemne y bucólica previa de un triunfo que quedará en el recuerdo estadístico, y una vez más ya consumado el desenlace del partido y de la etapa de Micho. Un corto breve, con imágenes de sus celebraciones, de su festejo en el vestuario. Un clip que, antes de fundir a negro, se cerró con un “gracias por salir campeón”. Un mensaje elocuente.
Porque en los libros quedarán precisamente los tres títulos, las marcas, los promocionados (Echeverri, Mastantuono, Zabala, Ruberto, Subiabre) y todos esos datos a los que se recurrirá dentro de unos años cuando amerite citar una efeméride. O cuando Demichelis, ya habiendo digerido este final, elija volver sobre sus pasos para quedarse con lo bueno. Porque si algo lo hizo sentirse arrepentido y ofrecer su perdón a River fue que eso que logró no le haya alcanzado para ganarse a su gente.
El llanto de Demichelis y el abrazo con su hijo
Martin Demichelis –
El llanto de Demichelis y el abrazo con su hijo tras el gol de River
El golazo de Mastantuono
River Plate –
Golazo de Mastantuono que provocó la emoción de Demichelis
El resumen de la victoria de River vs. Sarmiento
River Plate –