Matías Giménez y su gran noche en Independiente

En Avellaneda las preocupaciones lógicas de Independiente se basan en el momento económico y en la realidad complicada del equipo con la cercanía a la zona de descenso. Pero ya dentro del equipo del Ruso Zielinski, lo que le venía faltando era tener un goleador distinto a Martín Cauteruccio, que cargaba con 10 de los 18 goles del equipo en la Liga Profesional.

Este viernes por la noche, entonces, fue la jornada en que Matías Giménez aprovechó para sacudir las redes y anotar ese doblete que valieron los tres puntos vs. Sarmiento en el 2-0. Abrió la historia al final del primer tiempo parando la pelota con el pecho tras un córner y definiendo muy bien con un derechazo cruzado en la primera que tocó. E inició el ST con un cabezazo/palomita que terminó por definir todo.

“Estoy muy feliz por el triunfo y porque me tocó convertir”, fue la primera reflexión del sanjuanino de 24 años que llegaba con dos gritos (vs. Colón y Arsenal) en las 18 fechas anteriores por el campeonato (le hizo uno a Ciudad Bolívar por Copa Argentina). “Contento porque me está tocando jugar mucho y feliz porque pude ayudar al equipo y ojalá que pueda seguir de esta manera”, agregó el punta antes de irse del Ricardo Enrique Bochini Libertadores de América.

Pero claro, el otro tópico al que hizo referencia es hacia lo que viene: la visita a Unión, en Santa Fe el 24/6. Porque más allá de lo importante del duelo en sí, el Rojo necesita mejorar de visitante: sólo ganó un partido de 10 en esa condición. “De local nos hacemos muy fuertes por nuestra gente. Pero tenemos que encontrar la regularidad de visitante que es muy importante”, explicó el ex San Martín de San Juan.

Por lo pronto, Independiente tendrá unos días para trabajar con más tranquilidad hasta esa visita fundamental al Tatengue. Pero el Ruso se puede ir tranquilo que apareció otro goleador para ayudar a Caute…

El abismo estaba a apenas un paso. Independiente salió a la cancha con la certeza de que un resbalón podía derivar en una dura caída. No había margen de error: el Rojo se encontraba haciendo equilibrio en la cornisa. En un duelo no apto para temerosos, el equipo respondió, sacó adelante un partido complicado ante un duro rival como Sarmiento, cortó una racha adversa de tres encuentros sin victorias (dos derrotas y un empate) y tomó oxígeno. Los fantasmas, esos que habían comenzado a merodear el club luego de la derrota en la fecha anterior contra Godoy Cruz (1-2), esta vez fueron ahuyentados.

El Rojo no brilló. Lejos estuvo de hacerlo. Por momentos jugó atado, acaso condicionado por la presión. El peso de las responsabilidades se hizo notar. Todo le cuesta a este Independiente que carga con una mochila cargada de adoquines. Todo le demanda una colosal inversión de esfuerzo. No es fácil para un grande estar en la situación en la que se encuentra el conjunto de Avellaneda. En ese contexto, para sacar adelante los partidos se requiere enjundia, despliegue y una gran entrega. Eso fue lo que tuvo el equipo en el choque ante el conjunto de Junín. El orden y el sacrificio fueron los pilares para construir una victoria que trajo alivio. Un triunfo que fue un desahogo para los jugadores y los hinchas, quienes estaban en estado de alarma por la posición del Rojo en la zona baja de la tabla de posiciones de la Liga Profesional.

Lo ganó bien Independiente. Se impuso con autoridad. En el primer tiempo asumió el protagonismo y administró la pelota. Si bien le costó tener profundidad ante un adversario que se replegó con una línea de cinco defensores y tres volantes ubicados por delante, la estrategia del Rojo fue tratar de hacer ancha la cancha y desbordar. El local fue un poco más incisivo por derecha que por izquierda, con los centros de Baltasar Barcia. Esa fue la fórmula más utilizada para tratar de generar peligro. De todas formas, los dos goles de Matías Giménez tuvieron su origen en centros de Martín Sarrafiore. El delantero sanjuanino le rompió al Verde una racha de 516 minutos sin recibir goles.

El partido arrojó una sentencia: el Ruso Zielinski acertó al disponer el regreso del capitán, Iván Marcone. A pesar de que aún no está al 100% tras recuperarse de un desgarro en el isquiotibial derecho, la presencia del volante central le dio más acompañamiento a Sergio Ortiz. Independiente tuvo más marca, más presencia, más recuperación y mejores coberturas en la mitad de la cancha. Los dos zagueros, Báez y Elizalde, jugaron protegidos y tuvieron una sólida tarea. Una vez concretado el segundo, el Rojo lo aguantó bien.

Independiente tomó aire. Y volvió a dar señales de vida.