La de este martes en las oficinas del Monumental no fue una tarde más. Cuando Franco Mastantuono se sentó en la silla, releyó que todo lo que estaba en el contrato era lo que se había acordado de palabra este fin de semana y puso su firma hasta diciembre del 2026 (un año más: tenía hasta fines del 2025), se transformó automáticamente en un jugador cuya cláusula de rescisión no solo es la más alta del fútbol argentino (superó la de Villagra, de 40M), sino que es el fiel reflejo de su talento: desde ahora, el club que se lo quiera llevar deberá desembolsar nada menos que 45 millones de euros, que ascienden a 50 millones de la misma moneda en los últimos diez días del mercado de pases.
Y lo cierto es que será cosa para unos pocos: en un contexto económico mundial en el que no se ven tan seguido las erogaciones de otros tiempos no tan lejanos (de los 10 traspasos más caros de la historia del fútbol, ocho se hicieron entre 2017 y 2019), si se descarta la billetera interminable de los árabes apenas quedan un puñado de pretendientes capaces de hacer una inversión semejante. Así, poderosos como Manchester City, Manchester United, Liverpool, Real Madrid, PSG, Bayern Munich y quizás Atlético de Madrid asoman como destinos posibles para esta joya de apenas 16 años: sería difícil que otro invierta tanto en un jugador tan joven y de este continente.
Alto en Sudamérica
Si de Sudamérica se habla, esta cláusula permite que el fútbol argentino pueda parecerse un poco más al brasileño en cuanto a cómo se mueve el mercado en ambos países: los 60 millones y 61 millones que podrían alcanzar tanto Palmeiras por Endrick (al Real Madrid) como Athletico Paranaense por Vitor Roque (al Barcelona) si se cumplen todos los bonus ya no suenan tan lejanos, al menos por la cláusula de Mastantuono (después, las ventas pueden ser por menos, claro).
Un panorama que por ahora pinta diferente al de las transferencias de Julián Álvarez por u$s 24.241.457 y Claudio Echeverri por 27.500.000 euros -si es que River cobra los 9 millones de montos variables-, ambas al City. Justamente, la venta tempranera y forzada del Diablito y las negociaciones infructuosas por subirle la cláusula (la intención era duplicarla hasta €50M) fue lo que en la dirigencia no quisieron que se repitiera: de todos modos, siempre vieron este acuerdo con optimismo por la predisposición que mostraron desde la familia y el propio representante del joven de Azul, Walter Tamer. Dentro de lo firmado, también se incluyó que en enero del año que viene el contrato se extenderá automáticamente hasta diciembre del 2027.
Igualmente, River deberá seguir atento a su situación en un futuro: que el vínculo actual firmado sea hasta fines de 2026 es porque el reglamento FIFA establece que, cuando el jugador es menor de 18, no se va a reconocer ningún contrato que tenga más de tres años de duración. De ahí que si bien esta renovación es importante, la próxima podría serlo aún más. Siempre y cuando ninguno de los gigantes europeos que hoy ya tienen a sus scouters siguiéndolo (forma parte del selecto grupo de argentinos ojeados a diario con Subiabre, Ruberto, Anselmino, Santi López y Parmo) ponga todos los euros necesarios para llevárselo, claro.
River Plate – 20-3-2024
Mastantuono la rompía jugando al tenis
Por eso es por lo que rezará más de un hincha en los mercados venideros: con 358′ en diez partidos en lo que es su primera temporada con el plantel principal, Mastantuono es una pieza importante de recambio para un Martín Demichelis que intenta llevarlo de a poco. Cada vez que entró, demostró que no le pesa la responsabilidad de jugar en River siendo un adolescente y hacerse cargo tanto de la generación del juego como la ejecución de las pelotas paradas.
Exponente de la última oleada de joyas del club (Echeverri, Subiabre y Ruberto) y entre las 50 mejores promesas Sub 18 del mundo según NXGN, esta renovación de contrato es todo un suceso para el chico. Sí, una foto para la historia…