«Era muy difícil quedar, en cada prueba había más de 50 chicos. No lloraba, pero me enojaba. Pensaba: ‘Vengo de tan lejos y casi no me miran…’. Se nos hacía muy difícil venir a Buenos Aires».
1.342 kilómetros separan a Zapala (Neuquén) de la Capital Federal. Rutas 22, 151, 20, 143, 152, 35, 18, 60, 65 y 205 y un trayecto que atraviesa todo el ancho de La Pampa y la Provincia de Buenos Aires hasta desembocar, finalmente, en la Ricchieri. 15 horas y media con tránsito a favor, lo que dificulta hacerlo todo de un tirón. Todo eso debía recorrer Marcos Acuña, muchos años antes de ser campeón de mundo, para intentar tener una prueba en algún club y dar el primer paso para cumplir su sueño.
Lamentablemente para él, las respuestas negativas fueron la costumbre. Una de ellas, la de River. Sí, cuando el Huevo era un adolescente de 17, fue rechazado por el club que ahora compra su pase en una cifra cercana a los € 5.000.000 y donde firmará contrato hasta diciembre de 2027: más de 15 años después, los caminos se unen…
Las razones, según cuenta el lateral izquierdo, fueron las mismas tanto en Núñez como en sus otras pruebas en Boca, San Lorenzo, Tigre y Argentinos (en Quilmes quedó, pero no había pensión): si bien tenía una buena zurda, entre la apariencia y los pocos minutos de juego que le daban concluían que su físico -petiso y retacón- era el tema que no le permitía quedar. No la vieron: en realidad, se trataba de un chico fuerte, difícil de mover, que ganaba bastante en el choque.
Sevilla –
Con asistencia de Acuña, En-Nesyri abrió el partido para el Sevilla ante el Manchester City.
Ferro fue el que lo aceptó, lo acobijó, lo formó y terminó con esas malas experiencias que derivaban en llamados a su mamá a la distancia, contándole su frustración por otro lugar en el que le decían que no. Pero el club de Caballito no solo le dio fútbol. Una chica, que particularmente había vivido su infancia a 10 cuadras de su casa y que no lo conocía, se enteró que en la pensión había un pibe de Zapala y preguntó quién era. Quería saber quién era por la curiosidad (en ese momento vivían poco más de 30.000 personas en la ciudad neuquina; ahora, 45.156). Preguntó. Lo vio. Esa chica se llamaba Julia Silva. Hoy es su esposa y tienen tres hijos (dos nenas y un varón).
Marcos Acuña –
Golazo del Huevo Acuña para darle la victoria a Sevilla
La foto que ahora no pasa inadvertida
Uno de ellos, Benjamín, se volvió más viral que nunca en las últimas horas por una foto suya con la tercera camiseta de River (la gris oscura con rojo, en homenaje a La Máquina) que subió la propia mujer de Acuña el 29 de junio. En la misma, se lo ve jugando con otros chicos durante unos días que estuvieron en Buenos Aires. Ahora, al chiquilín de ocho años se le cumplirá uno de sus deseos…