«Es un relojito en el medio», «parece que fuera manejado con un joystick», «siempre elige bien y está muy bien ubicado», «antes de recibir ya sabe adónde va a tocar» … Los elogios se multiplicaban hacia aquel Marcelo Díaz que desparramaba un poco de todo eso en la cancha e impactaba a quienes no lo conocían tanto lo casi no lo conocían más allá de algunas imágenes en la Selección. El recuerdo de ese talento, de la difícil simpleza del fútbol, quedará en todos los hinchas de Racing que lo disfrutaron. Pero como plus, el chileno dejó sellos que conquistaron corazones. Y bien vale repasar algunos luego de que, con una carta muy emotiva, se despidiera del club.
Al Chelo de mayor luminosidad lo tuvo Eduardo Coudet, el técnico que lo llevó a la Academia. Fue amo y señor de la salida del equipo desde el fondo, con ese primer pase limpio, prodigioso, orientador de cada avance. Sin ser rápido de piernas, su lectura y criterio de colocación en el campo le permite resolver en las coberturas, capturar pelotas y darle protección a la última línea. Fue una pieza vital en el Racing campeón de la Superliga 2018-2019, también ganador del Trofeo de Campeones el 14/12/2019.
Sin embargo, el mejor capítulo épico que escribió en lo personal lo alcanzó con Sebastián Beccacece, en el clásico de Avellaneda. El 9 de febrero de 2020 terminó de meter de lleno en el alma de todos los hinchas de la Academia. Hizo uno de los goles más gritados en la historia del club. A los 41 minutos del segundo tiempo, cuando Racing jugaba con nueve hombres por las expulsiones de Leonardo Sigali y Gabriel Arias, Carepato, en un acto de rebeldía y optimismo, se mandó al ataque. Leonel Miranda separó sus piernas, la pelota le quedó a él, se tomó un instante para elegir poner el toque suave y gol. De antología. El Cilindro se venía abajo. Y la imagen de Chelo se elevaba bien alto.
Horas después, encima, la TV mostró un momento que se transformó en un símbolo de esa victoria frente al vecino: previo al gol, Díaz caminaba por la cancha mientras comía una banana en pleno partido. La secuencia se viralizó y por varios días (tal vez por siempre) esa fruta se convirtió en la más adorada por la gente de la Academia. Incluso, Chelo posó en una foto junto a un plátano que había puesto a un metro suyo sobre una pared en las instalaciones del club …
Marcelo Díaz, con la nueva casaca titular y una banana …
En las notas siempre se refirió a la banana con una sonrisa y durante un vivo en Instagram con Augusto Solari, cuando el ex Racing le preguntó cómo le gustaba tomar el mate, chicaneó con un «a mí me gusta dulce …», en alusión al mote de «amargo» con que la mitad de Avellaneda trata al Rojo.
Afuera de la cancha también se ganó el reconocimiento de los hinchas por su profesionalismo. Tras el título de la Superliga en el verano de 2018, con una rodilla convaleciente, decidió llevar a cabo un kinesiólogo del plantel de Racing para trabajar con él durante sus vacaciones en Cancún. «Si debo gastar dinero en mi salud, lo voy a hacer. Si tengo que irme con un kinesiólogo, lo haré. Y no porque me lo imponga el club, sino porque mi cabeza me obliga. Necesito recuperarme bien para el inicio de la pretemporada«, contaba en aquel entonces.
Su último partido con la camiseta de Racing fue el 1 ° de noviembre de 2020, en la derrota por 4-1 ante Atlético Tucumán. Pocas jornadas después lo operaron en la rodilla derecha y nunca más volvió a escena. Con Juan Antonio Pizzi fue al banco en los últimos cuatro encuentros, pero no ingresó. Marcelo Díaz quedará inmortalizado en la galería de los jugadores que dejaron una huella y gloria en el club. A los 34 años, le dijo adiós a la Academia.