La eliminación de México en la fase de grupos de la Copa América 2024 ha puesto de manifiesto una serie de pecados estratégicos y de gestión por parte de Jaime Lozano. Estos factores se combinaron para llevar al equipo a un resultado que ha evidenciado las carencias deportivas del combinado nacional, desde sus categorías inferiores hasta las mayores.
México consuma fracaso en Copa América, con penal anulado de último minuto
1. El dilema sobre Santiago Giménez
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Uno de los errores más notables fue alinear a Santiago Giménez como delantero titular durante los últimos compromisos internacionales, además de sustituirlo minutos después del inicio del segundo tiempo. Esta decisión no parece basarse tanto en la calidad que puede ofrecer el artillero, sino más bien en presiones externas en lugar de una convicción táctica sólida.
Las expectativas sobre ‘El Bebote’ eran altas, especialmente después de que Raúl Jiménez y Henry Martín fueran descartados, y Julián Quiñones, un competidor natural, jugara en otra posición. Pese a ello, la estrella en el Feyenoord no ha logrado replicar su rendimiento mostrado a nivel de clubes dentro de la Selección Mexicana al no tener el mismo estilo de juego.
2. La falta de continuidad en posiciones clave
Durante su proceso como técnico, Jaime Lozano mantuvo a Guillermo Ochoa y Henry Martín como jugadores recurrentes en el once inicial. No obstante, para la Copa América 2024, decidió prescindir de ambos, lo cual interrumpió la continuidad y afectó negativamente a otros delanteros. Esto provocó que estos jugadores, quienes no habían tenido la oportunidad de acumular minutos previos en partidos de gran calibre, se enfrentaran a una presión instantánea.
Este cambio de última hora, sin una transición adecuada, comprometió la cohesión y la efectividad del ataque mexicano durante el torneo. La decisión de no mantener una columna vertebral estable en el equipo dejó a los jugadores sin una guía clara, afectando su rendimiento colectivo.
3. Rigidez táctica
El entrenador del Tricolor se mantuvo firme en su esquema táctico, sin importar las circunstancias del partido. Los cambios realizados eran de forma constante posición por posición, sin introducir variaciones estratégicas que pudieran sorprender al rival o adaptarse a las exigencias del juego. Esta incapacidad para ajustar la táctica según el desarrollo del partido limitó las opciones del equipo para revertir situaciones adversas.
4. Cambios tardíos e inefectivos
Aunado a la rigidez táctica, los cambios de Lozano durante los partidos fueron tardíos o inoportunos. En múltiples ocasiones, los ajustes realizados no lograron ser efectivos para modificar el rumbo del juego. Además, los jugadores introducidos no fueron revulsivos capaces de cambiar el marcador a favor de México.
Esta tendencia a realizar cambios poco impactantes y en momentos no adecuados minó las posibilidades del equipo de recuperarse en situaciones críticas. La falta de visión para identificar y actuar sobre las necesidades inmediatas del equipo durante los partidos fue un factor decisivo en la eliminación.
5. Ratificación temprana de su continuidad
El último de los pecados de Jaime Lozano con México, fue su continuidad garantizada prematuramente por parte de la Federación Mexicana de Futbol (FMF). Tras ganar la Copa Oro 2023, el técnico se consolidó en el cargo con el objetivo de liderar el proyecto hacia la Copa del Mundo 2026.
La decisión de mantener a Lozano pase lo que pase, sin considerar su desempeño en la Copa América, ha sido criticada por muchos. Esta falta de presión por resultados inmediatos podría haber influido en una falta de urgencia y adaptación por parte del estratega.