Antes de la final de Göteborg, Lluís Cortés (34 años) había dado su palabra a Mundo Deportivo. “Si volvemos con la copa, hacemos la entrevista”. Y a pesar de fiestas y celebraciones, de dormir muy poco porque el equipo salió directamente del estadio al aeropuerto, después de levantar la primera Women’s Champions League de la historia, el técnico de Balaguer, que ayer tuvo una agenda apretada, cumplió su palabra. Por la tarde, desde su casa, atendió al teléfono.
Habrá caído alguna Balaguerina, cerveza artesana de la que es propietario. ¿Mucha resaca?
Ninguna (ríe). Lo celebramos en el estadio y después en el avión. Llegamos a las 6 de la mañana a la Ciutat Esportiva. He dormido de 7 a 11 y después ya me he puesto a atender medios. Una tanda por la mañana y otra por la tarde.
Y estos días, ¿qué promesa le tocará cumplir?
Esta vez no había ninguna. En Budapest, sí, pero quisimos cambiar rutinas. Tampoco montamos vídeo motivacional en Göteborg. Normalizamos al máximo el partido porque en la primera final nos condicionó mucho emocionalmente. Queríamos que fuera como un partido normal, más allá de la repercusión mediática que ha tenido.
Después del subidón de adrenalina, ¿es consciente de lo logrado?
Aún no. El momento es muy chulo, lo celebras mucho, sabes lo difícil que es, pero deberán pasar unos días.
No podrán celebrarlo con la gente en una rúa o en un acto multitudinario.
Lo hace un poco descafeinado y es una lástima. Ayer en el campo no había nadie y no podemos celebrarlo de ninguna manera. Ni rúa, ni cena, ni con la familias. Deberemos esperar al partido de mañana.
Usted estuvo muy tranquilo durante la previa, incluso en el calentamiento. Más liberado que nadie.
La idea era esto y como entrenador era contrapesar las sensaciones del equipo. El domingo tocaba la careta de gozar el momento. Rebajar nervios en momentos previos del partido. Transmitir calma. Pero realmente estaba tranquilo. Lo hablé con vosotros (con la prensa), pensaba que el trabajo estaba bien hecho. Solo tenías que ver al equipo competir y entrenar.
Estaba tranquilo porque pensaba que el trabajo estaba bien hecho; solo tenías que ver al equipo competir y entrenar”
¿También en la sesión de Göteborg?
Fue brutal, la mejor del año. La sesión del día antes es para coger sensaciones y ese día fue increíble. Mucha eficacia en los ejercicios, buen ambiente, buen ‘feeling’ entre las jugadoras. Veías que tenía que ir bien.
Y en poco menos de media hora tenían la final sentenciada. Sus futbolistas salieron como aviones. ¿Qué les dijo antes del encuentro?
Reforzamos el mensaje de confianza. Insistimos que las del Chelsea no eran mejores que nosotras, que solo nos ganarían si no hacíamos el partido que queríamos. Les dije que si teníamos la pelota, el partido iría bien y lo más importante era estar metidas los 90 minutos. Era el día para no guardarse nada.
Durante el choque, ¿a partir de qué momento vio que su equipo sería campeón de Europa?
Cuando marcamos un gol en el minuto uno, por la escuadra y de rebote… Si eres del mundo del fútbol, dices: “Hoy ganaremos”. En ese momento, lo vi claro. Pero cuando vi el 0-3, entonces ya me dije: “Ya las tenemos”.
Más allá del triunfo, es el cómo se logró, con un fútbol total muy atractivo. Para un purista como usted, ¿eso qué peso tiene?
Es clave. El qué, el resultado, es la consecuencia del cómo. Si eres exigente, purista, tienes una manera de hacer, un camino. Tenemos muy claro cuál es. Jugando como lo hacemos nosotras, mereces ganar muchos días. Insistimos mucho en ello porque nos hace especiales. Jugamos a algo diferente, ningún equipo juega como nosotras. Eso hace que sea atractivo, que la gente se lo pase bien y se enganche.
Jugando como lo hacemos nosotras, mereces ganar muchos días. Insistimos mucho en ello porque nos hace especiales”
Hablando de ese ADN tan Barça. Deje que destaque a las extremos. En la final fueron decisivas.
Absolutamente. No ganamos los partidos porque tengamos más presupuesto que los demás (de hecho, el del Chelsea es más alto que el nuestro). Detrás de cada victoria hay mucho trabajo de análisis. Mucho. Sabíamos que su punto débil eran sus laterales, sobre todo a nivel defensivo. Y lo queríamos explotar porque justamente las extremos es uno de nuestros puntos fuertes. Trabajamos mucho este aspecto durante la semana y salió muy bien. Además, lo último que le dije a Lieke antes de salir al campo fue que la primera que tuviera, condujera hacia dentro y chutara. De esta manera, o marcábamos, o las obligábamos a salir un poco porque ellas son un equipo que se tira muy atrás. Y eso pasó en el gol de Aitana. Salen a por Alexia y le dejan el espacio para que filtra el pase y Aitana marque. Son situaciones estudiadas previamente. Ese es el trabajo que existe detrás.
Ganar así también puede ser una manera de atraer talento.
Hemos llegado a este punto en el que las mejores quieren venir a jugar al Barça porque aquí se lo pasarán bien, tendrán la pelota, jugarán bien y, además, ahora ganarán. Era la puntilla que nos faltaba para acabar de atraer el talento. Por otro lado, la futbolista que solo juegue por dinero, no vendrá nunca al Barça, tampoco la queremos. Ya es muy significativo que no quiera venir más que por la ficha. Ya me va bien, porque no quiero a una futbolista que solo juegue por dinero.
¿Refuerzos? La que juegue solo por dinero no vendrá nunca al Barça, tampoco la queremos”
Sé que no hace ni 24 horas que estaban jugando la final, pero ¿a partir de ahora, qué?
Creo que somos un equipo que podemos marcar época. La ambición está y el hambre que tiene el equipo es brutal. No nos conformaremos con haber ganado una Champions, ahora no pondremos el freno de mano. Lo hablaba con Rafel, mi asistente. La misma Alexia, cuando estábamos en la tarima sobre el campo, celebrando la Champions ya decía: “Tenemos que ganar la Copa de la Reina para ser el primer equipo de la historia en lograr un triplete en el fútbol español”. Esta es la mentalidad: ganar, ganar, ganar…
No nos conformaremos con una Champions, ahora no pondremos el freno de mano”
Sus jugadoras siempre destacaron el cambio de mentalidad justo después de la final de Budapest de 2019. ¿Qué pasó?
La mañana siguiente de perder la final, en el mismo aeropuerto antes de volver, me reuní con las cinco capitanas. Les pregunté cómo se habían sentido. Yo ya sabía la respuesta, pero quería que me lo contestaran ellas. Reconocieron que estaban superadas, sobre todo físicamente, muy lejos del nivel del Olympique de Lyon… Y les pregunté qué proponían para corregirlo. También sabía la respuesta, pero quería que me lo dijeran ellas porque si salía de las jugadoras, se comprometerían mucho más que si lo imponía yo. Concluímos que debíamos entrenar mucho más y mejor para llegar a ese nivel. Podían ser mejor jugadoras de lo que eran. Ahora bien, debían comprometerse ellas a entrenar más. Desde aquel día hicimos el cambio de chip y nos pusimos entre todos las pilas con el objetivo ambicioso de ser las mejores de Europa. Dos años después, lo hemos conseguido.
En el aeropuerto tras perder en Budapest, me reuní con las capitanas para saber como querían mejorar. Quise que me lo dijeran ellas porque así se comprometían: Pidieron entrenar más y mejor. Y lo hicieron”
A nivel de club, el Barça necesitaba un triunfo así para empezar a recuperar autoestima. ¿Cómo cree que puede influir?
Ya nos habíamos ganado tener peso dentro de la institución, pero sí es verdad que el club también necesitaba una alegría de este calibre. Hemos pasado un año difícil por la pandemia, el proceso de elecciones, etc. Solo hace falta ver cómo lo celebraba la gente ayer, la cantidad de mensajes, felicitaciones y la repercusión de nuestra victoria.
¿Cree que el título de Champions puede ser un impulso definitivo para la sección?
Nos ayudará mucho, sí, pero sobre todo a nivel externo. A la hora de que entren nuevos patrocinadores, de que la afición se implique más… Vender un equipo que ha sido campeón de Europa siempre es más fácil, que vender a un aspirante a serlo.
Para acabar. Usted como entrenador del equipo femenino del Barça ya lo ha ganado todo. ¿Qué ambiciones tiene de cara al futuro?
Seguir ganando. Seguir levantando más títulos con el Barça. Estoy a gusto, muy cómodo con mi equipo, en mi casa… Además, creo que este grupo aún tiene margen para ganar muchas más cosas. Yo seré el primero que cuando vea que no puedo dar más, o que el equipo no se puede exprimir más, diré que ‘hasta aquí’. Pero de momento, queda mucho trabajo y muchas cosas por hacer.
Las primeras palabras del campeón fueron interrumpidas por las de las campeonas