La coincidencia de la comunidad mundial es absoluta: no importa qué vacunas se empleen, lo importante es alcanzar el mayor número de población vacunada. De igual forma piensan muchos médicos en el país.
El Gobierno ofreció inicialmente vacunar hasta hoy a 2 millones de personas, y luego cambió la meta a 2 millones de dosis, una cifra que no se llegará a completar. Parte del problema es que los laboratorios no han cumplido, mayormente, con los calendarios y las entregas.
El reto es monumental para el siguiente Gobierno, que se estrenará el 24 de mayo. El Presidente electo ofreció 9 millones de vacunas en los primeros 100 días, y con ese volumen de dosis se avanzaría muchísimo.
Hay todo un debate sobre el valor de la llamada inmunidad de rebaño, aunque se discrepa sobre si esa situación se alcanzaría cuando se inmunice al 60% o al 70% de la población.
En todo caso, en países como Israel y en varias ciudades de Estados Unidos se está ya liberando el uso de mascarillas en lugares abiertos.
En este último país, se percibe otro fenómeno que está incrementándose, poco a poco, ante el anuncio de varias autoridades que invitan a los viajeros de otros países a llegar y vacunarse. Esto tiene el propósito de mover la economía alrededor del turismo y las compras, tras largos meses del efecto de la pandemia.
En el caso del turismo de vacunas desde el Ecuador, se debe señalar el crecimiento experimentado entre los meses de marzo y abril y la alta demanda para los próximos meses.
Reservas de boletos y vuelos cada vez con más pasajeros. Quienes tienen visas en regla y capacidad adquisitiva hacen uso de esta opción para inocularse y, de ese modo, ir viendo la salida al alto riesgo de contagio que vivimos.
Es verdad que se trata de un porcentaje pequeño de la población. Además, se debe recalcar que no está probada la efectividad al 100% de las vacunas, pero lo que sí es seguro es que si la cifra de gente vacunada aumenta considerablemente podemos pensar en levantar poco a poco los negocios, la economía y los empleos.