Es el as bajo la manga que tiene Independiente en caso de que haya penales. Sebastián Sosa ganó la aprobación de los hinchas con sus atajadas en momentos clave de los partidos. Al arquero de 32 años le ejecutaron diez penales from que llegó a Avellaneda, de los que le convirtieron cuatro, contuvo cinco y uno se fue desviado. Con sus tapadas le permitirán al Rojo avanzar a los octavos de final de la Copa Sudamericana y también llegar a las semifinales de la Copa de la Liga. ¿Cuál es su secreto? ¿Se trata simplemente de intuición? ¿Entrena para agudizar los sentidos? ¿Realiza trabajos específicos para mejorar sus reflejos? “Tengo la estampita de San Sosa en los guantes y le rezo a él. Tengo una moral terrible, je «, comentó el uruguayo.
En parte dijo la verdad, aunque no toda la verdad. Es cierto que en los partidos lleva un papelito con su propia estampa beatificada, un obsequio que le hicieron los fanáticos de la peña que el club de Avellaneda tiene en Barcelona. De todas formas, esto es más que una cuestión de fe. A Sosa le ejecutaron 103 penales a lo largo de su carrera y en 24 ocasiones no le pudo convertir. Con el tiempo fue perfeccionando sus habilidades ya que en Independiente ostenta un impactante 60% de efectividad. Desde que llegó al Rojo le convirtieron contra Fénix de Uruguay (4-1), Talleres (3-1), Montevideo City Torque (1-1) y uno en la serie de penales frente a Estudiantes (0-0 y 4-1 en la tanda). Atajó ante Colón (1-1), Boca (1-1), Bahía (2-2) y dos contra el Pincha. Y en el último encuentro, frente a Guabirá (1-0) por la Sudamericana, William Álvarez le erró al arco, aunque el arquero había adivinado el palo del remate.
Sosa suele incomodar a los rivales hablándoles antes de los penales. También se golpea tres veces el pecho para arengarse. Para aquellos que creen las cábalas, el Rojo tiene un protocolo que muy pocos advirtieron y que parece ser una costumbre durante las ejecuciones de penales en contra: un futbolista suele acercarse al pateador y le toca la cola justo antes de la ejecución. Alan Velasco lo ha hecho en más de una oportunidad y la acción puede apreciarse con nitidez antes del penal que Sosa le tapó a Gilberto ante el Bahía. Más allá de las cuestiones esotéricas, siempre muy vinculadas al mundo del fútbol, Sosa no suele estudiar previamente a los pateadores, no siempre entrena penales antes de los encuentros y no lleva ninguna lista. “Lo mejor es hacer lo que uno siente en el momento. Tengo algunos tips a la hora de enfrentarme a un pateador, miro mucho cómo se para y sus características ”, comentó el arquero.
SU ESTRATEGIA ANTES DE LA EJECUCIÓN
El uruguayo suele esperar hasta último momento y da un paso hacia adelante para achicar el arco antes de arrojarse. No decida con antelación, sino que se queda parado para estudiar al ejecutante, transmitir seguridad y generar nerviosismo en el pateador. “El que tiene el peso de la responsabilidad es el que patea. Trato de hacerlos pensar y que duden ”, comentó. Y el uruguayo juega mucho con eso. «Cuando los rivales ven que un arquero tapa algunos penales, van un poco más preocupados a patear porque se va creando una fama. El factor anímico pesa y mucho. Si el que patea nota muy seguro al que ataja, eso repercute, lo amedrenta. La cabeza juega un papel fundamental «, le notó a este diario Leonardo Díaz, quien fue campeón con el Rojo en el Apertura 2002 y conoce a Sosa ya que fue entrenador de arqueros del cuerpo técnico de Pusineri. Por supuesto que realiza trabajos específicos para mejorar sus tiempos de reacción, reflejos y potencia de piernas, pero su gran secreto es la confianza que se tiene a sí mismo.