Cuando comenzaba nuestro campeonato decíamos, con alta autoestima, que era la Liga de los Campeones del Mundo. Todo el prestigio internacional que dan al fútbol argentino los éxitos de la Selección se opaca cuando los dirigentes de la AFA arman una Asamblea para cambiar las reglas de una temporada ya empezada.
Esto es lo primero y central: parece absurdo tener que volver a decirlo, cambiar las reglas en medio del juego no es serio. Cuando se llevan jugados 20 de 41 partidos de la temporada, sacan un descenso. En realidad, suprimieron seis descensos hasta 2029, en que se habían comprometido a tener un torneo de 22 equipos, una cifra que se acerca a las mejores ligas del mundo.
No nos puede sorprender de una AFA que ya en otras ocasiones cambió las cartas en medio de la partida; la pandemia fue excusa para suprimir descensos en 2020; a fin de año pasado hubo un intento de volver a hacerlo, y quedar con 30 equipos (porque los ascensos no se suprimen). Y la pandemia y el clima festivo por el título del mundo fueron excusa para anular suspensiones de jugadores expulsados.
Por lo demás, también está dicho que los torneos multitudinarios pierden competitividad e interés, aquí y en el resto de la Tierra.
Le cabe a Claudio Tapia la responsabilidad de cualquier líder personalista: aunque esto no haya sido idea suya, en Ezeiza se sabe bien que ninguna de estas roscas prospera si Chiqui no quiere. Una lástima, ensombrece con estos despropósitos la buena gestión que lleva adelante en lo relacionado con las selecciones nacionales.
Para quienes lo descalifican como presidente, que piensen también a quién pondrían en su lugar. Porque salvo Talleres, todos los clubes, incluso los que se quejaron o expusieron su desacuerdo en pasillos o micrófonos, en la asamblea levantaron la manito y votaron este cambio.