Ramiro Funes Mori esperó muchísimo tiempo para cumplir el sueño de su regreso a River pero seguramente jamás imaginó que ese día tan ansiado el equipo sufriría una dura derrota y con un funcionamiento defensivo muy flojo. Ese impacto generó que el defensor de 32 años surgido en Núñez y que fue parte de la histórica defensa del ciclo Gallardo que ganó la Copa Sudamericana 2014 y Libertadores 2015 recién expresara las sensaciones de su retorno oficial en las últimas horas y a través de su cuenta de Instagram. «Feliz de volver a vestir el manto sagrado después de 8 años!!! Vamos que recién empieza!!!«, posteó el Melli.
El marcador central zurdo había jugado su último partido en Cruz Azul el 6 de mayo (derrota por 1-0 ante Atlas) y el domingo en La Paternal pagó el costo de esa larga inactividad: el mejor ejemplo fue la falta de coordinación en la mala salida de Armani en los minutos finales y su escaso timing para la marca en las pelotas paradas y las coberturas. De todos modos, Funes Mori no fue el peor del fondo de River y a la vez mostró esa rebeldía y agresividad que siempre lo distinguió. Ese impulso de optimismo natural que también intentó transmitir en su mensaje: que el segundo semestre de 2023 «recién empieza» y que el plantel de Demichelis tiene potencial de sobra para superar el mal paso del debut en la Copa de la Liga de inmediato, con una victoria ante Barracas este domingo (a las 21.30) en el Monumental.
El Melli fue titular en la visita contra Argentinos porque las lesiones de González Pirez y Paulo Díaz dejaron vacantes los dos puestos de la zaga, más allá de que para el entrenador de River el ideal es defensor con un central diestro y otro zurdo. Entonces, como el chileno tiene para un par de semanas más de recuperación del esguince en su rodilla derecha, Ramiro tendría continuidad y la posibilidad de ir alcanzando su mejor versión.
Lo que ya demostró Funes Mori es que su vehemencia para disputar cada pelota y su actitud de empujar al equipo desde el fondo con personalidad ganadora están intactas. Sobre todo, que sus ganas de volver a ponerse «el manto sagrado» no se reflejan solamente en palabras sino también en la cancha.