Volver para triunfar, esa es la historia de Damián Puebla. El enganche de Instituto la rompe en la Copa de la Liga y arrancó el 2024 con todo: en seis fechas ya marcó cuatro goles con la camiseta de la Gloria, que de la mano de Diego Dabove se ilusiona con meterse en los playoffs.
A los 15 años jugaba en las Inferiores de Racing de Córdoba, pero su crecimiento fue meteórico. Con apenas un par de partidos en la Reserva, fue convocado para enfrentar a San Lorenzo por Copa Argentina bajo las órdenes de Mostaza Merlo. Así comenzó la historia de Puebla que, tras un golazo desde mitad de cancha, llamó la atención de Boca. Luego de un paso por las juveniles del Xeneize, donde compartió equipo con Barco, Equi Fernández y Cristian Medina, el enganche decidió volver a Córdoba para ponerse la camiseta de Instituto, el club de su abuelo. En un mano a mano imperdible con Olé, el volante ofensivo habla de todo: el apellido que le puso Mostaza, la llegada a Boca tras la final de Madrid, la foto pendiente con Riquelme, el día que dejó el fútbol, la historia familiar detrás de su llegada a Instituto y el sueño de jugar en la Selección.
UN COMIENZO A TODO TRAPO
-El 2024 lo arrancaste con todo, cuatro goles ya.
-Por suerte cayeron dentro del arco, ja. Soy un agradecido a la vida y a la gente que trabaja acá porque me brindaron toda la confianza. Me llevaron de a poco, y estoy feliz de todo lo que estoy haciendo junto con el grupo.
-Con este arranque, ¿con qué se ilusionan?
-La idea es estar entre los cuatro que se meten en semifinales. Más allá de las copas que se definen a fin de año, tenemos la cabeza en lo que viene. Faltan ocho fechas y estamos mentalizados en eso.
–Que disfrute, que juegue suelto, nada más que eso.
EL DEBUT A LOS 15 AÑOS Y LA CONVOCATORIA PARA JUGAR CONTRA UN GRANDE
-Arrancaste en Racing de Córdoba…
-Sí, yo jugaba en un club de barrio y a los trece me fui a probar a Racing. Si bien quedé, nunca llegué a jugar oficialmente, solo jugué dos amistosos con Estudiantes de Río Cuarto. Primero me pusieron en la Liga Local, me vieron y me mandaron con Primera. Fue un poco raro porque una mañana estuve jugando para el equipo de la liga local y a la tarde me llamaron para que viajara con el plantel profesional a un partido de Copa Argentina contra San Lorenzo.
prensa Instituto
-La experiencia en Primera contra un grande no es para cualquiera.
-Sí, si bien fui con el grupo, no estuve convocado. Fue todo muy rápido, de un momento al otro pase a Reserva. Jugué un par de partidos, hice un gol y por eso me llevaron enseguida con el plantel de Primera para jugar con San Lorenzo. Conocí al plantel profesional en el micro, ja. Esa noche me agarraron unos nervios terribles. No podía comer, ja.
-En Racing de Córdoba lo tuviste a Mostaza Merlo…
-Sí, primero tuve a Pancho Silva, después a Pancallo y al final Mostaza. Igual estuvo poco él, creo que no estuvo más de dos meses, pero fue una experiencia única.
-Alguna anécdota con Mostaza tenés que tener…
-Sí, ja. En mi caso, me acuerdo de que nos reíamos porque me decía Puerta en vez de Puebla. Le erraba a dos manos. Muy buena gente, la verdad.
-En el Ascenso es muy común que los jugadores se dediquen a otra cosa por fuera del fútbol, ¿te tocó laburar mientras jugabas?
–No, la verdad es que no. Gracias a Dios siempre tuve a mis viejos que me bancaron. Mis papas están con todo el tema de las luminarias, ellos se encargan de llevar los postes y todo lo que se necesite. Mientras yo jugaba, mi viejo laburaba en obras.
«METÍ UN GOL DE MITAD DE CANCHA Y ME FUE A VER BOCA»
-Y después de Racing, vino Boca.
-Yo estaba en Primera y me bajaban para jugar en cuarta, que eran dos años más grandes que yo. El primer partido jugamos con Atalaya y coincidió con la nueva regla de que se podía sacar del medio sin la necesidad de que haya dos jugadores en el círculo central. Así que le pegué desde la mitad de la cancha y fue gol. Eso fue un sábado, el lunes volvimos a jugar y me había ido a ver Boca.
-¿Sabías que te iba a ver Boca?
–No, yo no sabía nada. Después del partido me avisaron que el partido lo había visto gente de Boca. Me fue a ver un chico que se llamaba Ezequiel, que lo había contactado Mostaza. Cuando terminó el partido, me pusieron al tanto y me preguntaron si me gustaría probarme en Boca. Yo en el momento dije que sí, pero más que nada porque era un inconsciente. Cuando me estaba volviendo a mi casa en moto, mi viejo me dice: “¿Vos sabés que si te va bien, te tenés que quedar a vivir en Buenos Aires?”. Yo le dije con toda la inocencia del mundo, “Sí, vamos a ver”. Más que nada, me lo preguntó para que yo sepa lo que podía llegar a pasar.
-¿Y cómo fue el día que te tocó probarte?
–Yo me fui para Buenos Aires en diciembre de 2018, un par de días antes de que se juegue la final de Madrid. La prueba duró dos días y estaba a cargo de Claudio Díaz. El primer partido fue entre todos los chicos que habíamos ido a probarnos e hice dos goles. Jugamos un segundo partido contra un equipo que era del club y me fue bien también. En principio había que esperar una semana, pero a los dos días me avisaron que quedé. Igual en un momento parecía que se caía, porque cuando Boca pierde la final con River hubo muchos cambios con la llegada de Burdisso (Nicolás) y Matellán (Aníbal) que cambiaron al coordinador. Se había frenado un poco, pero por suerte se pudo hacer.
-¿Cómo fue el momento en el que te enterás de que quedaste en Boca?
-Una vez que hice la prueba, me volví para Córdoba porque, si bien sabíamos que había chances de quedarse, tenían que arreglar entre Boca y Racing el tema de las transferencia y todo eso. Primero le avisé a mis representantes, ellos me sacaron pasajes para volver, pero no le dije a nadie de mi familia que había quedado. Cuando llegué a mi barrio había un montón de gente y ahí fue cuando conté.
«MI PASE A BOCA CASI SE CAE POR LA FINAL DE MADRID»
-¿Y cuándo volviste a Buenos Aires para entrenar con Boca?
–En febrero del 2019. Pasó un montón de tiempo, porque estuvo cerca de caerse por el tema de la final con River. Encima, Racing de Córdoba no me dejaba entrenar para que no me lesionara y me hacían entrenar solo. Estuve dos meses yendo a correr y eso me fastidiaba. Le decía a mi viejo que no quería ir más, pero finalmente se dio lo de Boca y en los primeros días de febrero ya empecé a entrenar en Buenos Aires.
-¿Cómo es llegar al Mundo Boca?
-Es otro mundo, ya se ve un mundo aparte desde afuera, pero estar adentro es algo único e inexplicable.
-Compartiste plantel con varios de los que están jugando ahora…
-Sí, jugué con el Chango (Zeballos), con el Equi (Fernández), Medina (Cristian), Langoni (Lucas)… con el Colo (Barco) llegué a jugar cuando él bajó a Cuarta.
-Vos siempre de enganche…
-Sí, pero igual cambiaba bastante. Armaban 4-3-1-2, ahí jugaba de enganche, otras veces me tocaba cerca del 9 y el último año terminé jugando de extremo en un 4-3-3. Los últimos meses que estuve en Boca nos dirigía Herron (Mariano) y Morel Rodríguez.
-¿Qué sueña un chico que juega en Boca?
-Bueno, primero que nada yo estaba lejos de mi familia, era todo nuevo porque nunca había estado lejos de ellos. Cuando yo llegué, lo que quería era poder tener un lugar en Reserva. Yo estaba en Sexta, más que nada, porque había mucha competencia interna en mi sector con muchos chicos que ya estaban jugando en Selección. A Reserva terminé llegando cuando se van Pompei e Ibarra y llega Herrón a dirigir.
-¿Cómo es la pensión de Boca?
-Es un hotel cinco estrellas, es muy lindo y hay muy buena gente.
LA FOTO CON TEVEZ Y LA QUE QUEDÓ PENDIENTE CON RIQUELME
–Mi viejo, es la persona con la que transitó el día a día y me enseñó valores, es una persona que se mata por la familia. Tiene un corazón enorme. Aparte como futbolista es muy bueno.
-¿Y en el plano futbolístico?
-Creo que, como todos, Messi. Igual, si hablamos de fútbol, no debería ser él, porque juega a otra cosa. Es lo más grande que hay.
-En Boca estuviste hasta el 2022, ¿te cruzaste a Riquelme?
-Sí, pero solo de saludarlo, nunca me pude sacar una foto. Hablando de ídolos… Carlitos y Román, allá arriba, eh. Sacando a Messi, son los dos que tengo allá arriba. Con Román tengo la foto pendiente, no me dio la nafta, no me animé a pedirle. Tengo foto con De Rossi, con Carlitos también, tengo un fotón. Se la pedí en una pretemporada, cuando hacíamos de sparring.
-¿Cómo es el momento en que te dicen que no vas a seguir en Boca?
-Entre nosotros vamos hablando y muchos chicos del plantel decían que yo iba a quedarme. Salimos campeones de cuarta faltando seis fechas, pero el último partido me mandaron al banco y no entré. Me pareció raro, y a las tres semanas me dijeron que quedaba libre. La verdad es que no me arrepiento de nada.
LA EMOTIVA HISTORIA DETRÁS DE SU LLEGADA A INSTITUTO
-¿Y cómo llegas a Instituto?
-Cuando quedé libre, mi representante me comunicó las alternativas que había. Había interés de Instituto y Huachipato. Yo tenía casi todo hecho para irme a Chile. Pasaron un par de días, y hablando con mi hermano, le dije que quería jugar en Instituto. A los dos días se lo volví a decir y ahí llamé a mi Luis Grillo (representante) para que vayamos a Instituto, quería jugar ahí. Mi abuelo era hincha de Instituto y yo lo acompañaba a la cancha. Cuando mi abuelo falleció yo dejé el fútbol dos meses por la tristeza. Cuando llegué al club, mi número, el 22, estaba libre. Y da la casualidad que es el día en que falleció mi abuelo. Me estaba esperando. El día de la presentación se me vino todo a la cabeza.
¿Cuál es tu sueño como jugador?
–Jugar en la Selección. Todavía no me tocó jugar nunca, pero es mi sueño. Europa también es un sueño para mí, como el de todos los jugadores. Donde Dios me mande estaré, no tengo un club en especial.