No hay dudas, aunque parezca una frase hecha, de que los clásicos siempre son partidos especiales en donde hay más que tres puntos en juego. La trascendencia que los hinchas les dan a estos duelos se contagia a los jugadores. No es casualidad, en ese contexto, que salgan encuentros más disputados y menos jugados. El Independiente-Racing del domingo no sólo dejó para el debate el polémico penal del empate de la Academia sino un registro estadístico irrefutable: fue el partido de la fecha con menor tiempo neto de juego. Apenas 43’48». Lo peor es que no es una excepción a la regla. Según datos de Opta Stats Perform, todos los clásicos jugados en lo que va de este campeonato estuvieron bastante por debajo del promedio del tiempo efectivo de juego, que es de 49 minutos y 46 segundos. Mucho corazón y mucha pierna fuerte pero poca fluidez y juego en continuado.
Las interrupciones son moneda corriente en el fútbol argentino pero mucho más si se trata de un clásico. Los cortes constantes en el juego a veces se dan de manera espontánea y en otras ocasiones como un fin estratégico. La menor secuencia de pases implica pérdidas de pelota que suelen transformarse en disputas, fricciones e infracciones que cortan el ritmo del partido. Ni hablar de los cambios (cinco por equipo), del VAR y, claro, de las discusiones y reclamos hacia el árbitro, un hecho que ya es cultural. En este torneo de la Liga Profesional se repite una tendencia que ya arrastra varias temporadas y que arroja una conclusión: los clásicos son más luchados que jugados.
Mirá el tiempo efectivo de juego de los clásicos que se disputaron hasta el momento, ordenados de mayor a menor tiempo neto:
1) Huracán 1 – San Lorenzo 1: 47’41»
2) Newell’s 0 – Rosario Central 0: 46’29»
3) Instituto 0 – Talleres 3: 44’57»
4) Independiente 1 – Racing 1: 43’48»
5) Gimnasia LP 2 – Estudiantes 1: 41’58»
6) Unión 1 – Colón 1: 37’17»
Un dato: el clásico santafesino es, además, el partido con menos tiempo efectivo de juego de todo el campeonato, disputadas ya 12 fechas. Muy lejos del promedio de casi 50 minutos de juego por partido. Ese promedio general sigue siendo bajo si se lo compara con el resto de las ligas más importantes de Sudamérica. Y la brecha se amplía si el parámetro son las ligas top de Europa. En este gráfico se puede observar dónde se encuentra el fútbol argentino con los registros de la temporada 2021/22:
El método de medición
Ahora, ¿cómo se toma de manera más rigurosa el tiempo efectivo de un partido? Los datos disponibles no son tomados por una persona con un cronómetro parando el reloj manualmente cada vez que la pelota se detiene. Se extrae como consecuencia de la codificación del partido: las famosas más de 3.000 variables que se capturan en directo en el nivel de cobertura más alto, donde cada evento del juego es ingresado con el timestamp (el minuto y segundo de juego donde sucede) correspondiente. Lo que se hace luego es tomar el dato del tiempo total del partido, utilizando el timestamp del pitido inicial y final, y restarle la suma de todo el tiempo que pasa entre eventos que detienen el juego (faltas, balones afuera, cambios, etc) y los que lo vuelven a activar (tiros libres, laterales, saques de arco, etc).
La fórmula simplificada sería tiempo total menos tiempo en que el balón no está en disputa, insistiendo en el hecho de que el tiempo en que la pelota no está en juego es la suma del tiempo entre cada evento de corte y reactivación del juego. En general, el cálculo se genera post-partido y es sensible a los chequeos posteriores que hacen los proveedores, por lo que suele ser un dato que se presenta post y no durante el juego.
Boca y River, arriba
Lo curioso en el ranking del tiempo efectivo de juego del campeonato actual es que Boca y River se ubican en lo más alto. El Xeneize con un tiempo de 52’53» de promedio por partido y el Millonario con un tiempo de 52’30». En dicha tabla, los últimos lugares los ocupan Rosario Central (46’56»), Barracas Central (45’53») y Gimnasia La Plata (44’51»). Justamente, Boca y River se medirán en el próximo clásico de este torneo de la Liga Profesional. ¿Continuará la tendencia?