Ignacio Malcorra dio sus primeros pasos en Villa Mitre, un club de Río Colorado, la ciudad patagónica que lo vio crecer. A temprana edad, un amistoso en Buenos Aires le abrió las puertas de las Inferiores de River, pero el destino lo hizo debutar en Comisión de Actividades Infantiles, más conocido como CAI, un equipo de Comodoro Rivadavia para el que jugó cuando era chico, antes de ser fichado por el Millonario. A lo largo de su carrera, también vistió la camiseta de Aldosivi, Unión, Tijuana, Pumas, Atlas, Lanús y Rosario Central, equipo con el que el 16 de diciembre de 2023 salió campeón de la Copa de la Liga.
-¿Cuánto llevaste del potrero al profesionalismo?
–Uno siempre agarra y aprende del potrero, como de las Inferiores. Con mis amigos jugábamos en unas canchitas e íbamos a enfrentar a chicos de otros barrios por la gaseosa y el orgullo. Se ponían picantes los partidos a veces. Al ser un pueblo uno podía estar hasta tarde. A veces hasta me rateaba de la escuela para ir a jugar.
-¿Por qué te fuiste de las Inferiores de River?
-Tomé la decisión de irme porque necesitaba rodaje. En ese entonces, estaba en la Selección Sub 20 y Pancho Ferraro, que era el técnico, me dijo que necesitaba jugar en Primera para seguir siendo convocado. En ese momento el técnico de River era Daniel Passarella. Yo estaba en Reserva, pero a veces no jugaba porque bajaban muchos futbolistas del primer equipo. Busqué otra opción para que me citen, para tener más roce. Iba a ir a Nacional de Uruguay, pero no se por qué no se dio. Entonces me quedé seis meses sin jugar hasta que me llamaron de CAI, donde ya me conocían, y arranqué en el Nacional B.
-¿Cuánto influyó tu paso por el ascenso en tu carrera?
-Influyó mucho porque el ascenso es muy competitivo. En el Nacional B a veces íbamos a la cancha solo con visitantes. Éramos todos pibes, se ponía difícil y había que acostumbrarse. Antes eran muy pocos los partidos que se televisaban y se ponía bueno. El ascenso me brindó roce: en Primera tenes más espacios pero tenes que ser más rápido y preciso. En el ascenso tenes un tiempito más. Igualmente, ahora está bastante parejo.
-¿Crees que el enganche «está en peligro de extinción» como se suele decir? ¿Qué necesita para lucirse?
-Para mi no está en peligro de extinción porque siguen saliendo jugadores pero, al cambiar la formación, ahora que se juega mucho con el 4-3-3 o el 4-4-2, al enganche lo ponen de doble cinco, lo tiran para un costado o lo ponen de interno para que genere juego desde atrás y que los delanteros lleguen más limpios. Para lucirse tiene que tratar de buscar bien los espacios y estar bien perfilado porque hay muy poco tiempo: es clave estar atento para ir para adelante. Muchas veces el enganche tiene que colaborar con el equipo y adaptarse a lo que el técnico pide, pero también tiene que tratar de improvisar.
-¿En qué posición arrancaste cuando eras chico?
-De chico arranqué de enganche, pero cuando fui a River me tocó jugar de volante por izquierda y, a veces, me ponían de carrilero volante para que arranque de atrás. En mi categoría teníamos muy buenos centrales, entonces yo podía hacer el carril. Miguel me puso de enganche y volví a la posición de cuando era chico.
-¿Sentís que ese nene que jugaba por la gaseosa te acompaña? ¿Qué referentes tenía?
-Si, está conmigo. Soy calentón, siempre quiero ganar, mejorar y eso lo traigo desde chiquito, quedó. Cuando era chico siempre miraba: me gustaban mucho Maradona, el Burrito Ortega y Pablo Aimar. Todavía sigo viendo y tratando de aprender, hay muy buenos jugadores.
-¿Cuánto influyó Miguel Ángel Russo en tu protagonismo y qué les dijo antes de salir a jugar la final contra Platense?
–Miguel fue todo porque me puso de enganche otra vez. Cuando arrancamos yo estaba por izquierda y el Bicho Campaz en el medio. Al segundo partido nos cambió y me puso de enganche. Creo que fue clave porque, además, armó todo el equipo y nos dio la confianza. Nos exige mucho pero cuando tenemos la pelota nos da libertad para tomar decisiones. Siempre nos recalca el hecho de ser simples, de ir para adelante, de buscar el arco rival. Antes de salir a la cancha nos dijo que juguemos como si fuera la primera fecha de la Copa. Él ganó muchos títulos y nos dio mucha tranquilidad. A mí, en lo personal, antes de la charla técnica me dio tranquilidad. Nosotros teníamos presión porque veníamos de ganarle a Racing y a River y los habíamos dejado afuera, pero gracias a Dios pudimos quedarnos con el título.
-¿Cuáles fueron las claves de este Rosario Central campeón?
-Viene todo de la mano: los dirigentes están haciendo las cosas bien, acomodaron el club. Miguel armó un muy buen grupo y tenemos un equipo sano y humilde que fue partido a partido. Nunca bajamos los brazos, siempre estuvimos unidos.
-Tu corte de pelo marcó tendencia esta temporada…
-Siempre fui medio cambiante: estuve pelado, teñido. Cuando llegué a México me hice rastas, como 40. Ya en Lanús estuve un torneo o dos con el mismo peinado hasta que me cansé y me lo saqué. Me dejé un poco largo atrás y me empecé a cortar solo los costados hasta que quedó. No me inspiré en nada, siempre me gustó tenerlo largo atrás. Igual, un día capaz me levantó y me pelo. Mis compañeros me cargan y los rivales también. Me gritan de todo, hasta me comparan con Peso Pluma. Pero no me molesta, me lo tomo con humor porque no están acostumbrados, tienen todos con el mismo corte. Generalmente cuando viene el peluquero y nos subimos al micro les digo ‘loco, están todos iguales, no sabes cuál es cuál adentro de la cancha’ y nos reímos.
-¿Qué te provocó que Ángel Di María te comentara la foto en Instagram cuando saliste campeón?
-Ya habíamos hablado antes, pero que un jugador como él, que es ídolo en Argentina y en Rosario Central te comente, te produce una felicidad enorme. Me gustaría tenerlo de compañero, ojalá pueda volver, pero él tiene sus tiempos y sus cosas. Va a saber cuándo venir.
-¿Qué te genera orgullo de tu carrera?
-Me siento orgulloso porque nunca bajé los brazos. Cuando me fui de River estuve seis meses sin jugar sabiendo que a la larga me iba a tocar. Tuve que arrancar en el Nacional B, pero siempre fui para adelante, hasta pude salir campeón del fútbol argentino.
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