“Si mi viejo me hubiese visto acá estaría muy contento, pero me habría dicho ‘en qué quilombo te metiste’”. Néstor Grindetti revuelve el café en la sala de prensa del estadio de Independiente y lo abordan las nostalgias de su infancia y adolescencia: las tardes en la pileta del club, las noches de Copa Libertadores en la vieja Doble Visera, cuando de la mano de su papá vio a sus ídolos dar vueltas olímpicas y alcanzar la gloria. A los 68 años, tomó el timón del Rojo después de la sorpresiva renuncia de Fabián Doman. Pidió licencia en la intendencia de Lanús y, mientras aguarda una definición con respecto a si será candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, intenta equilibrar las finanzas del club del que es hincha.
-¿Podemos decirte presidente o todavía no?
-Como marca el Estatuto, hoy soy el presidente interino. Por lo menos hasta la próxima Asamblea, que se estará haciendo en las próximas semanas y tiene como cometido elegir a un presidente que termine el mandato. Por ahora, desde el punto de vista estrictamente informal, soy interino.
-¿Recordás cuál fue la primera oportunidad en la que viniste a este estadio?
-Sí, claro. Cuenta la leyenda familiar que yo venía a la pileta con mi viejo cuando tenía cinco años. Un día jugaban las Inferiores de Independiente contra Boca y mi papá me dijo “entrá y fijate qué color te gusta más”. Dicen que yo elegí Independiente, pero creo que fui inducido, ja. A partir de ahí no paramos más, hace 63 años que soy socio.
-¿Fue una herencia familiar?
-Sí, mi viejo era del Rojo. Vinimos toda la vida juntos a la cancha.
-¿Cuál fue el primer partido que recordás como espectador?
-Era muy chico, creo que fue contra Rosario Central o Atlanta. Mi primer recuerdo vívido fue cuando Independiente le gana 9-1 a San Lorenzo en el año 1963 y sale campeón. En ese partido salió quebrado el Bambino Veira. Después llegagron las dos copas Libertadores. Yo iba a la Visera, a la cabecera. Toda la vida fui a la popular.
-¿Imaginaste en algún momento que ibas a estar sentado acá como presidente?
-No, jamás. Tanto con mi viejo como con Pablo, mi hijo, después fuimos recorriendo distintos sectores de la cancha. Incluso hubo una época en la que en la tribuna visitante, donde iban los no socios, convivían las dos hinchadas. Era increíble, sin ningún tipo de división ni problemas.
-¿Qué singifica para vos estar acá?
-Es un sueño, una gran satisfacción. De haber estado en la Doble Visera desde muy chico a poder estar sentado acá hablando de Independiente desde la presidencia, es algo muy emotivo.
Club Atlético Independiente – 11-5-2023
Grindetti con Olé
-¿Tu familia, tus amigos y tu entorno te dijeron “dónde te metiste”? Es muy complicada la situación de Independiente…
-Sí, claro. Sobre todo porque además vengo con mucha actividad política. Cuando armamos con los muchachos las listas y acepté ser vicepresidente lo hice porque era un cargo que no es ejecutivo. Participás de muchas cosas desde la Comisión Directiva. De ahí a tener la responsabilidad de estar todos los días en calidad de presidente, realmente no estaba previsto. Todos me dicen “en la que te metiste”. Pero por otro lado lo estoy haciendo con mucha pasión. Yo no me quejo, estoy para esto.
-¿Había que estar un poco loco para meterse acá?
-No sé si la palabra es loco. En toda mi vida profesional, saliendo de la parte deportiva de Independiente, siempre me tocó tomar organizaciones en crisis. Eso es lo que más me gusta. Y creo tener capacidades para reorganizarlas. Ahora, la diferencia en este caso, con respecto a los lugares en los que estuvo tanto en el ámbito público como privado, es que acá hay que desarrollar una actividad profesional en un medio donde la pasión es lo que prima. Podés hacer todo bárbaro: pagar la deuda, reorganizar el club, las Inferiores… Pero si la pelota no entra va a haber bronca. Y yo eso lo tomo como una cosa natural. Me parece lógica la bronca del hincha. Yo soy hincha, también iba a la tribuna y quería ganar todo. La ventaja mía como hincha fue que viví toda la época de gloria. Crecí con Independiente arriba. En la época de mi adolescencia, en los años ’70, los hinchas del Rojo deberíamos ser insoportables. Llegábamos a la cancha agrandados. Recuerdo que un día me invitaron a un palco en un partido contra Cruzeiro e Independiente tenía que ganar 3-0 para avanzar de fase. Lo conseguimos, y cuando metimos el tercero metí un salto y me di la cabeza contra el techo del palco y quedé literalmente nocaut. Es un medio pasional, hay que tenerlo en consideración y hay que terminar aceptando que a veces algunos resultados no salgan a la luz o no sean aceptados de buen grado porque están de alguna forma empañados por un no buen resultado deportivo.
-¿Tenés a algún ex dirigente de Independiente como referente?
-Creo que Don Pedro Iso fue muy bueno. En esa época los dirigentes no tenían una gran exposición pública, por lo menos los de Independiente. Pero manejaban el club con mano férrea, con criterios económicos no demasiado sofisticados: no se podía gastar más de lo que entraba. Don Pedro y Julio Grondona fueron muy buenos. Y hubo muchos más.
-En los últimos tiempos no se cumplió con algo tan básico como no gastar más de lo que entra. ¿Con qué panorama te encontraste?
-El club desde el punto de vista organizativo, administrativo y económico financiero estaba muy mal manejado. Yo lo defino como una mala praxis administrativa. Ahora estamos camino a cambiar los sistemas administrativos. Pero es muy difícil establecer cuál es la real situación del club. Nosotros calculamos que en enero Independiente perdía unos 100 millones de pesos por mes. Hoy lo tenemos más o menos equilibrado y vamos a tender al equilibrio. Resuelto el tema de que ya no generamos nueva deuda, hay dos problemas por delante. Uno es resolver la deuda que recibimos, que estamos en eso. Y que eso nos permita, frente a los mayores ingresos que estamos teniendo, un poco de oxígeno para poder, llegado el caso, incorporar algún jugador al plantel en la apertura del próximo libro de pases.
-¿Cuáles son las principales urgencias que van a atender en lo inmediato?
-La deuda con el América de México, que es muy grande (NdeR: Alrededor de 5.700.000 dólares). Nosotros pretendíamos renegociar esa deuda para pagar en otras condiciones. El club mexicano no aceptó y ahora estamos tratando de juntar esos fondos para levantar la inhibición antes de que se reabra el libro de pases. Para eso nos está siendo de gran ayuda la colecta que está haciendo Maratea.
-¿Tan profunda fue la mala praxis de la gestión de Moyano?
-Sí, definitivamente. Lo digo con conocimiento de causa. Las contabilidades hoy fluyen a través de sistemas donde vos apretás un botón y tenés información. Hoy en Independiente no tenemos esos datos. Si yo quiero saber cuánto gasto de plantel profesional tengo que agarrar unos planilleros enormes y sumar. Así no se hacen las cosas. Eso tiene que estar cargado en un sistema que todos los meses carga los costos y los datos de los ingresos. El sistema te garantiza la transparencia. En el caso de la gestión anterior hubo, al menos, mala praxis. Si yo llego a encontrar otra cosa, haremos la denuncia correspondiente. Pero lo de la mala praxis no me cabe ninguna duda y se lo discuto a cualquiera. Es un tema estrictamente profesional.
-¿Los ejercicios contables hay que empezar a digitalizarlos desde cero?
-Sí, totalmente. Ya decidimos la compra de un sistema nuevo. No es nada de otro mundo, lo usan hasta las Pymes. Es insólito que Independiente no lo haya aplicado. Esa es una de las cosas que más me sorprendió. Siendo un club con este prestigio, el tamaño y con los volúmenes de dinero que maneja Independiente, es increíble que no haya habido una gestión con una administración en la que la gestión fluyera con rapidez, agilidad y buenos controles.
-Lo que querés decir es que se manejaban con libreta de almacenero…
-Sí, sí, con todo el respeto por los almaceneros. Porque el almacenero por lo menos sabe, hace la cuenta final del día y los números le cierran. Acá no sabíamos dónde estábamos parados y nos costó mucho despejar la situación. Hoy podemos decir con total tranquilidad que el club comienza a estar equilibrado. El año que viene no vamos a haber generado más deuda, pero debemos resolver el tema de la deuda del pasado, que además tiene la particularidad de que lo groso es un dólares.
-¿En cuánto tiempo estiman que el club va a ser manejable?
-Si Maratea sigue al ritmo que está vamos a poder solucionar el tema de los mexicanos. Nosotros también estamos generando ingresos que antes no había a través del sponsoreo, la cancha está llena con lo cual tenemos buenas recaudaciones y ahora se viene la venta de abonos. En la apertura del próximo libro de pases vamos a tener una situación no definitivamente resuelta, pero sí vamos a sacar la cabeza de abajo del agua y vamos a poder respirar. Y tendremos un poco de tiempo para arreglar las otras deudas, más allá de la del América.
-¿En el próximo receso va a ser necesario vender jugadores para conseguir recursos?
-Hay que ver. Yo creo que no. Nunca hay que decir nunca, porque sabemos que pueden aparecer oportunidades no sólo para el club, sino para los jugadores. Pero todavía no hemos hablado con el técnico sobre este tema, así que no tenemos claro qué vamos a hacer con las incorporaciones y mucho menos con el tema ventas. Pero hoy el club tiene ingresos que el año pasado no tenía. Y que además van a mejorar. Cuando vos tenés que ir a buscar un sponsor para la camiseta después de tanto tiempo de no tenerlo, y estando caídos deportivamente, el valor es muy inferior. Aspiramos a que el año que viene la marca Independiente empiece a crecer.
-¿Cómo tomaste la salida de Fabián Doman en apenas seis meses?
-Sí, me sorprendió y me preocupó. No por mí, porque si me tengo que hacer cargo lo hago, no es la muerte de nadie. Pero sí por el club. Nosotros queremos levantar el nombre del club y resulta que el presidente de forma intempestiva se va a los seis meses. Desde el punto de vista institucional me preocupó. El mismo día que renunció dimos vuelta la página y empecé a trabajar. Se nos cayó el técnico que teníamos, Repetto, y rápidamente en 48 horas resolvimos el tema: la pegamos, porque el Ruso (Zielinski) es un excelente entrenador.
-Yo no soy quién para juzgar los actos de otros. Sí me sorprendió y me preocupó desde el punto de vista institucional. Lo demás corre por cuenta del que tomó la decisión.
-Trabajaste en la administración pública y privada. ¿Es más difícil manejar una empresa, el estado o un club de fútbol?
-La diferencia más grande, que lo hace incomparable, es en el ámbito pasional que tiene el fútbol. En la empresa podés tener un logro o un yerro, pero no hay una tribuna con miles de personas aplaudiendo o puteándote. Esa gran pasión es un aditamento muy importante que a veces te dificulta explicar las cuestiones con la razón. Igualmente, también tiene una parte linda: estar en club, pasar por la sede, donde antes de la pandemia iba a nadar dos veces por semana. Venir a la cancha, donde venía de chico y recorrerla. Pasar por los vestuarios de cuando yo venía a la pileta. Tiene una parte emotiva que es realmente muy lindo. Es difícil, pero no me quejo.
-¿Le empezaste a encontrar el gusto a esta función? ¿Tenés ganas de seguir acá?
-Exactamente, es lindo ir a ver las prácticas, caminar por los predios de Domínico o Wilde, que están bien pero hay un montón de cosas por hacer. Me emociona el compromiso de los hinchas de Independiente, como acompañan a pesar de la situación deportiva en la que estamos. Tenemos todo para salir adelante.
-¿Cuál es tu aspiración como dirigente?
-Quiero ganar la octava Copa Libertadores, eso desde ya. Me sale el hincha. Ahora, si logramos encaminar una organización a la altura de las necesidades del fútbol argentino, mundial, con un club ordenado, que no esté acosado por la deuda, que funcione profesionalmente y donde la dirigencia tome decisiones políticas y no se tenga que preocupar por si va un cheque hoy o mañana. Hay que profesionalizar el club. Y si logramos todo eso en un plazo de acá a un año, estar tranquilos y sin contratiempos, eso va a ser un logro muy importante.
-¿Es posible pensar en un futuro a largo plazo en recuperar la identidad que tuvo el club en los ’60, ’70 y ’80 o hoy es una utopía?
-Yo creo que sí. Obviamente, hay que tener logros deportivos. La marca Independiente está latente. Es cierto que hay generaciones, que vienen detrás mío, que no vivieron esa época de gloria de la que hablábamos antes. Pero la podemos transmitir y estamos trabajando en eso. Estamos pensando en construir un museo para poder mostrarle a las nuevas generaciones lo que fue Independiente. Primero hay que ordenar el club, tener algún resultado deportivo. La cantidad de hinchas que tiene Independiente, no sólo en Buenos Aires sino también en el interior del país y en el exterior, es una gran semilla. Quiero que Independiente explote y vuelta a ser lo que fue. Voy a decir algo que parece una nimiedad, pero que vale como ejemplo: caminando por Estambul entré a una casa de deportes y vi una camiseta de Boca. Ahí tiene que haber una de Independiente para que, en este caso los turcos, quieran comprarla. Y eso se consigue con mucho trabajo y ganando. No me cabe ninguna duda, estoy muy pero muy confiado de que lo vamos a hacer.