Hace poco más de un año, señalábamos en esta columna que, a partir del privilegio que tienen los arqueros de que un partido no puede continuar si ellos se tiran al piso, el Cacique Medina, entonces DT de Vélez, había inventado el minuto del básquet en el fútbol.
En general, el recurso de que el arquero fingiera lesión obligando a detener el juego y atenderlo se usaba para perder tiempo, enfriar al rival, descansar de un asedio cuando está el rancho rodeado. Medina lo había empleado para juntar a sus jugadores y dar indicaciones. En el básquet (y otros deportes) está reglamentado que el entrenador pida un minuto para eso. En el fútbol no.
Lo que aquella vez se le ocurrió a Medina, contagioso como toda triquiñuela que no es combatida, se ha extendido. En la fecha pasada ocurrió en no menos de dos partidos y no pasará mucho tiempo para que lo estén haciendo todo el tiempo. El DT que quiere dar órdenes, refrescar conceptos, modificar esquema, manda tirarse al piso a su arquero y listo.
Los árbitros saben perfectamente que esos arqueros no tienen ninguna lesión que amerite atención en el momento, pero ninguno tomará el riesgo de que un día le aparezca uno lesionado en serio. Y con el arquero tirado en el piso (salvo en el devenir de una jugada), el partido, por regla, no puede continuar.
Además, los árbitros tampoco harán nada que no les ordenen directamente por evitar esta artimaña, porque ellos mismos prefieren que la pelota no esté en juego, para no tener polémicas. Dirigen como para que se juegue lo menos posible.
Entonces, aunque implementar el tiempo neto obligaría a otras modificaciones adicionales, ya es momento de legislar en este caso: cuando el arquero se queda en el piso y hay que atenderlo, el reloj debería detenerse hasta que el partido se reanude. Así, al menos se minimiza uno de los efectos de esa trampa.