El último del Diez: todo lo que tenés que saber de la despedida de Riquelme

Nueve años pasaron de la última vez que Juan Román Riquelme se puso la camiseta de Boca en la Bombonera en un partido oficial. Fue en aquel 3-1 ante Lanús por la fecha 18 del torneo Final en el que le hizo un caño sin tocar la pelota a Carlos Izquierdoz. Y no sabía que iba a ser su último partido oficial en el club, por más que lo podría presumir.

Los nueve años que pasaron acumularon nostalgia, añoranza, y algún sentimiento de pérdida por lo que se fue junto con el ídolo. Los mejores años de la historia del club. El cierre del glorioso ciclo que inició en 1998 con Bianchi y se prolongó más de la cuenta, con otros técnicos que vinieron después como Basile y Russo.

El tiempo trajo también nuevos admiradores suyos que tal vez nunca lo vieron jugar en vivo. Fanáticos por herencia. De YouTube y las redes sociales. Los que hicieron que su talento siguiera vivo en las nuevas generaciones, resistente al polvo, tela de araña y óxido. Porque Riquelme es como fue Maradona y como lo será Messi, un ídolo sin calendario.

Por eso la Bombonera repleta para este domingo con 57.000 personas, con una locura extrema para conseguir las entradas que se agotaron apenas salieron a la venta, pese a que iban desde los 15.000 pesos las populares (no llegan a 4.000 en el campeonato) a los 70.000 las preferenciales. Lo cual generó una recaudación récord estimada de 1.500 millones de pesos.

Riquelme es Riquelme por las tres Libertadores, por su partido de 11 puntos ante el Real Madrid, por el Topo Gigio y el caño a Yepes, por desafiar al poder aunque el poder sean Macri y/o Angelici, por sus 388 partidos, 92 goles y 11 títulos en Boca, pero también porque no duda en donar la recaudación de su despedida al club para obras en el Centro de Entrenamiento de Ezeiza, según hicieron saber desde su entorno.

Así como los hinchas, los ex compañeros le son fieles admiradores y no dudan en decir presente. “Messi va a estar”, anunció Riquelme sin dudar, y atrás hicieron fila para sumarse Di María, Paredes, Scaloni y su cuerpo técnico compuesto por Samuel y Aimar, también varios ex jugadores de River como Saviola y Lucho González, y la mayoría de los que lo ayudaron -como dice él- a ganar tantas cosas en Boca, caso Córdoba, Abbondanzieri, Bermúdez, Nicolás Burdisso, Cata Díaz, Clemente, Banega, Serna, Palacio y Delgado, entre muchos otros. Más la vuelta de Bianchi y Basile a la Bombonera en los bancos de suplentes. “Carlos es más que un DT para mí. Nos enseñó a competir y soñar. Hizo que para nuestro club se hiciera fácil ganar la Libertadores”, dijo el ídolo.

Pero como es su fiesta, Román se dio el gusto de hacer un par de excepciones con dos ex futbolistas que no dieron vueltas olímpicas con él pero fueron sus ídolos de chiquito: Blas Giunta y Manteca Martínez, héroes del Apertura 92, el título que cortó una sequía de 11 años sin ganar torneos locales.

La conformación de los equipos está clara, aunque los titulares se conocerán sobre la hora. “Si tengo que armar dos equipos de Boca, Messi no puede jugar. Boca contra Argentina, esperemos que la gente lo disfrute. Sin dudas, vamos a pasar un gran día”, contó Riquelme, pese a que en algún momento de la fiesta intentarán que Leo se ponga la camiseta azul y oro en una foto que quedaría para la historia (ver pág. 16).

La fiesta arrancará a las 16 con distintos espectáculos (Trueno, Damas Gratis y Onda Sabanera) y el partido está previsto para las 18, cuando llegue el momento de volver a ver a Riquelme en acción en el jardín de su casa. “Cuando la gente canta y estoy arriba (en el palco), siento que no me animaría. O que hay que hacerlo bien para entrar a esta cancha. Es volver el tiempo atrás. Espero no errarle a la pelota, creo que no le voy a errar, je”, dijo en la conferencia que tuvo en primera fila y detrás a sus ex compañeros. “Es estar en casa, estar con mi gente, volver a vestirme de futbolista, tocar la pelota y mirar a la gente en la tribuna. Volver a pasar un gran domingo, como muchísimas veces”.

El último diez. El último del diez en la Bombonera. Seguro que entre tanta fiesta se escape un lagrimón…