Una obligación. “No iría a la Liga de Campeones sería catastrófico”, declaraba André Onana tras la derrota con la Fiorentina… pero el mensaje ya había sido lanzado varias veces en esta temporada tanto por los directivos del Inter como por la propiedad de Steven Zhang. Y es que el cuarto lugar es el objetivo mínimo que necesita el club. Es obligatorio estar en la próxima Champions para cuadrar el balance económico.
Hay preocupación en el Meazza, es inútil negarlo, y la presión puesta sobre simone inzaghi y las dudas sobre su futuro sólo pueden estar vinculadas a este objetivo. Y no, acceder a las semifinales de la Champions o incluso volver a ganar la Coppa Italia no será suficiente para salvar la temporada del técnico… y ni siquiera la del equipo si no hay acceso a la próxima edición de la Champions.
De hecho, hay unos 100 millones de euros en juego en solo dos meses de temporada, también porque basta pensar que este año el club nerazzurro no se cobrará menos de 85 millones por su participación en la Liga de Campeones, y la cifra se destinará a subir. El Inter no puede renunciar a esas cantidades.
Sin la Liga de Campeones, por lo tantoSteven Zhang y la propiedad china del Inter se encontrarían de hecho en una esquina casi sin escapatoria… porque ya no bastarían los mini aumentos de capital realizados con el préstamo de Roble (que vence en 2024 junto con sus intereses). No, Zhang se encontraría frente a una encrucijada: o reducir aún más el proyecto deportivo vendiendo no una, sino dos piezas valiosas (además de Dumfries y Brozovic incluso Lautaro, Barella y Bastoni podrían salir); o decidir revisar a la baja las demandas económicas y vender el Inter.