Como desmostró el Dibu Martínez en la Copa América y en el Mundial de Qatar, un gran arquero siempre necesita esa dosis de locura para lucirse bajo los tres palos. Justamente, a Gonzalo Siri, arquero de la cuarta de Argentinos, le dicen «Loco», y partido a partido demuestra el por qué de su apodo.
El sábado pasado, en la jornada de juveniles entre Argentinos y Talleres de Córdoba, el «Loco» clavó un golazo de arco a arco. Midió la velocidad, clavó un fuerte bombazo y el pique previo terminó de desconcertar al arquero Matador que tuvo que ir a buscarla adentro.
Oriundo de Villa Puyrredón, capital. Sus inicios en el fútbol fueron como jugador de campo, en baby y futsal de su barrio. El amor bajo los tres palos nació a través de un juego con su papá: «Con mi viejo en el patio de casa siempre jugábamos un jueguito que se llama ‘el ataja cinco sale’. Ahí empecé a atajarle pelotas a mi papá y descubrí lo lindo que se ve el fútbol desde esta posición. A los dos años de haber arrancado en el baby, se fue el arquero que estaba y agarré yo. Desde ese momento, no volví a jugar nunca más».