Fue un momento único. Y un regalo único. No fue una estatua (aunque también la tiene), no fue un balón de oro, no fue su nombre en una tribuna … Fue un arco. Ese arco que tantas veces fue testigo de sus goles, de sus gritos inolvidables, de sus raros festejos nuevos. Entre los millas de recuerdos que Martín Palermo tiene de su paso por Boca, están los famosos tres palos de la tribuna que da a La Doce oa Casa Amarilla (según la perspectiva de los relatores). Y este sábado, a diez años de aquel original homenaje para el máximo goleador histórico, el Titán cuenta dónde lo tiene …
Palermo y su museo: el arco tuvo que llevarlo a un predio.
La previa de aquel 1-1 frente a Banfield también quedó guardada en el corazón de Martín. El plantel, concentrado en Puerto Madero, tardó una hora y cuarto en llegar al estadio. Una caravana de hinchas (de a pie, en autos, camionetas, camiones) se copado las calles de La Boca para acompañar al ídolo a las puertas de su Last Dance. El grito de “Paleeeeeeermo, Paleeeeeeermo” hizo quebrar al 9 durante el calentamiento. “Muchas gracias, Palermo. Vos no diste los goles, vos no diste alegría, lo que hiciste por Boca no se olvida en la vida ”, fue otro de los hits que sonaron en el Templo. Y no: ni Martín lo olvidó.
«Tener un arco y una estatua en la Bombonera son cosas que uno jamás imaginó. El hincha de Boca reconoció siempre lo que uno hizo como jugador. Tuve la suerte de conformar planteles exitosos y ser parte de momentos especiales del club. Y eso fue lo que me hizo tener una estatua y el arco de la Bombonera. No cualquier puede tener eso. Fueron muchas cosas las que se dieron y yo disfruté al máximo cada una de ellas”, Recordó Martín en exclusiva con Viejo.
A partir del sábado será el Arco de Martín Palermo
Una noche inolvidable
El último partido de Palermo de local (se retiró una semana después, en un 2-2 contra el Gimnasia Delaware Guillermo) tuvo todos los condimentos. O, mejor dicho, lo que vino después. “Ni soñando pensé en recibir tanto cariño”, dijo emocionado el Titán de cara a la popular. Martín había jugado con el 9 bordado en hilos de oro y sus compañeros “6-12-2011-Se va Palermo”.
Las lágrimas de Palermo en una noche inolvidable (Reuter).
El conductor de la fiesta fue Mario Pergolini y Ciro Martínez, ex Los Piojos, entonó el himno con su armónica, uno de los momentos más emotivos de la noche. Los otros: cuando los chicos de la fundación SOS Infantil le regalaron una capa con la leyenda “Súper Martín” y en la pantallas gigante del estadio se proyectó un video con la palabra de Carlos Bianchi y excompañeros del Palermo.
Mientras todo eso ocurrió, dos autoelevadores ingresaban sigilosamente al campo de juego y desmontaban el arco de Casa Amarilla para obsequiárselo al Titán. Sí, el arco del Muletazo histórico en la Copa del 2000, el del gol de cabeza contra River en el último clásico previo al descenso del Millo, que se consumaría dos semanas después, en la Promo con Belgrano.
El arco está exhibido en un predio de La Plata.
«MIl arco está exhibido en un complejo en La Plata, donde hay unas canchitas. Obviamente, no se usó nunca en ningún partido. Pero tiene puesta la red y está decorado para que la gente pueda ir y sacar una foto. En un principio costó encontrar dónde ponerlo, hasta que encontramos ese lugar ”, le explica a Viejo el 9, hoy DT de Curicó de Chile.
Hoy el arco luce en el complejo Montego Sport (44 entre 147148), del que Martín es socio y que es manejado por su hermano Gabriel. Diez años después, el Titán sigue siendo leyenda.