Los hinchas volvían a su casa con el peso de la bronca y el dolor por una nueva derrota en la Liga, con el agregado de otra imagen muy pobre. El Cilindro, que hacía un rato había despedido con silbidos al equipo, ya estaba vacío. Pero el vestuario local se mantenía ocupado, con las puertas más cerradas que nunca y una charla que Fernando Gago consideró impostergable. Aún con las pulsaciones a mil, apenas sellada la caída por 4-2 ante Talleres, el técnico se reunió con los futbolistas por el término de una hora y media. Muy caliente por la derrota, el conductor expuso sus preocupaciones, buscó una reacción a corto plazo de sus dirigidos y escuchó sus sensaciones por el mal momento.
El DT les pidió a todos los auxiliares que se retiraran del camarín y se quedó, junto a sus colaboradores, cara a cara con los futbolistas que acababan de llegar a cinco partidos sin triunfos por el torneo local, con cuatro traspiés y un empate. De los dirigentes sólo estuvo en el interior Miguel Jiménez, vicepresidente segundo, acompañado de Rubén Capria, manager del club. Aunque ocuparon un sector lindero, dentro del lugar.
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Pintita les planteó que no ve el compromiso grupal que pretende ni percibe la unión que existió hasta no hace mucho tiempo. Hizo hincapié en que quiere recibir más demostraciones de esfuerzo por mejorar la situación. Trató de tocarles el amor propio y en un momento dejó que hablaran los protagonistas. Lo hicieron los referentes (Leonardo Sigali, Gabriel Arias, Iván Pillud y Gabriel Hauche) y varios jugadores más. Todos hicieron autocrítica, prometieron poner el máximo de esmero en pos de sacar a flote al barco y le transmitieron respaldo al entrenador.
Según pudo averiguar Olé, el DT quiso semblantear a los jugadores y oírlos para saber si contaba con el apoyo de ellos. Y de acuerdo a lo que palpara, tomar una determinación. «Si sentía falta de respaldo, se iba», le contó a este diario una fuente muy confiable. «Los jugadores lo bancan a muerte al técnico», agregó alguien del círculo íntimo de uno de los futbolistas más representativos de la Academia.
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LA RACHA MENOS PENSADA
Como atenuante insoslayable, la gran cantidad de bajas por lesiones y suspensiones ha repercutido seriamente en el funcionamiento del equipo. Evidentemente, Racing sintió demasiado el desgaste por la doble competencia, esto agravado por el flojo recambio producto de un último mercado de pases que, decididamente, no ha sido bueno.
A Gago, claro, también le quepan muchas culpas. Siempre sostuvo que estaba conforme con los refuerzos que llegaron a mitad de año y no pudo reemplazar bien a hombres como Enzo Copetti, Carlos Alcaraz (ambos transferidos) ni a los lesionados Emiliano Vecchio y Leonel Miranda (se recuperan de la rotura del ligamento cruzados de la rodilla izquierda.
UN RECAMBIO INSUFICIENTE
Los hinchas responsabilizan al DT (también a la dirigencia, claro) porque sienten que no hizo la fuerza suficiente por incorporaciones de mayor jerarquía. Y además, le reprochan determinaciones erráticas, entre ellas algunos movimientos de fichas que dejaron muy expuesto al equipo, sobre todo en materia defensiva. Los números son contundentes y alarmantes para un equipo que tuvo aspiraciones de pelear el torneo: la Academia es, junto a Gimnasia, el conjunto que más tantos recibió en lo que va del campeonato: 23. Con esa debilidad, no hay idea ofensiva que valga.
A 19 puntos del líder River, hoy Racing se aferra a la Copa Libertadores, donde viene mostrando otra cara, incluso en actitud. El equipo marcha como líder en soledad en el Grupo A y había evidenciado una mejora ante el poderoso Flamengo, con un 1-1 valioso tras haber jugado gran parte del encuentro con uno menos por la tonta expulsión de Hauche. Pero el lunes, Talleres lo bajó a tierra a Racing y profundizó sus carencias en la Liga, con hinchas que despidieron a los jugadores con silbidos.