Mendoza es un verdadero karma para Martín Demichelis. En esa provincia millonaria por excelencia, en la cual los hinchas pudieron disfrutar de victorias inolvidables en los tiempos felices y en la cual se lucieron equipos de todo tipo y forma de juego, el actual entrenador de River volvió a recibir otro sopapo inesperado.
Mendoza, sí, y especialmente su principal estadio. Porque Demichelis ve el Malvinas Argentinas y llora. Así como del desierto escenario se fue mascullando bronca después de su primera eliminación en Copa Argentina (frente a Talleres, a poco de salir campeón), salió golpeadísimo tras su segunda salida precipitada de ese mismo torneo (papelón histórico frente a Temperley) y se fue con algo de vergüenza después de los cuatro goles nada amistosos de Independiente Rivadavia, esta vez se retiró con muchas más dudas que certezas. Y una vez más en silencio.
“¡Martínnnnnn, transpiren la camiseta, caminaron la cancha todo el partido!”, gritó un hincha a la salida mientras MD, traje negro, maletín en mano, seguridad a su costado, gesto adusto, subía la escalera que lo condujo a la calle interna en la cual lo esperaba el micro que trasladaría al plantel hacia el aeropuerto.
Ese fanático sintetizó la impotencia que invade a la mayoría de los hinchas, quienes ven que el equipo involuciona fecha a fecha en lugar de mejorar. Aunque si antes se expresaba en las redes muchas veces con toxicidad, o en los chats de amigos, cada vez más se está extendiendo a los terrenos de juego.
Anoche, en su mayoría, las quejas les apuntaron exclusivamente a los jugadores. Al equipo. Y aunque hasta consumado el 1-2 el DT había zafado de esos reclamos momentáneos, no pudo salir indemne del todo, Pero su silencio habló. Porque el colectivo millonario esperaba explicaciones a varias preguntas.
A saber: 1) ¿Por qué a esta altura del año no hay un equipo definido? 2) ¿Por qué el equipo no sabe a lo que juega? 3) ¿Por qué depende exclusivamente de Borja para hacer un gol cuando le sobran individualidades para romper redes rivales? 4) ¿Por qué recibe goles infantiles? 5) ¿Por qué esos goles infantiles, en un tercio, se los hacen a través de pelotas aéreas? 6) ¿Por qué resucita rivales que venían moribundos en la Liga? 7) ¿Por qué todo lo anterior y cómo intentará modificarlo antes del crucial mano a mano con Talleres que a esta altura es una final del mundo?
Mendoza es un verdadero karma para Demichelis. Paradójicamente, casi como lo son estas derrotas de su equipo para esos hinchas que, al contrario que su entrenador, se mueren por expresar lo que sienten.
Así se fue River del Malvinas Argentinas
River Plate –