Curioso este momento de River: hace apenas mes y medio fue campeón. Incluso, campeón tras la salida del Muñeco (algo que parecía tan difícil). Incluso, un gran campeón: jugando bien, ganándole a Boca (siempre un plus), manteniendo en alto las banderas del fútbol protagónico, mostrando verticalidad y, sobre todo, intensidad.
El caso es que ahora, mes y medio después, parece increíble, y es raro decirlo, pero la derrota con Vélez, en apenas la tercera fecha de un torneo, tuvo ribetes de derrota de ciclo cumplido: un equipo anodino, perdido, superado en cada sector del campo por Vélez. Un Vélez en crisis (de sus últimos siete partidos había ganado uno), sin grandes nombres y que pelea en el fondo por no descender.
La derrota ante Vélez pareció algo más que el bajón por la eliminación de la Copa
¿Que este momento de River es producto del bajón por la eliminación de la Copa? Puede ser. Algo de eso hay, seguramente. Siempre pasó, incluso en los tiempos del Muñeco. Sin embargo, está claro que esta actuación pareció algo más que el bajón porque el gran objetivo ya no está. Porque cualquier equipo puede ser superado, incluso goleado, el tema es el cómo. No por nada el propio Demichelis dijo que fue su peor derrota del ciclo, incluso poniéndola por encima de la goleada ante el Flu. Es que lo de River resultó un vagar por la cancha. Sin fútbol. Sin alma. Y, lo peor, sin fe.
Y esa inconexión que se vio, esa falta de entendimiento dentro del campo, parece ser la misma que reina hoy entre jugadores y cuerpo técnico. Porque hay un entrenador que, a poco de ser campeón, da la sensación de estar encerrado en su propio laberinto, en sus propios juegos de palabras. “¿Vos le decís a Nacho que salga?”, desafió hace nada. Y, ahora, Nacho ve los partidos desde afuera. “No podemos no tener ganas”, tiró tras la caída del sábado. ¿Qué está queriendo decir? ¿Qué quiso deslizar?
Se sabe: los periodistas somos maestros en el arte de banquinearla. Siempre. Por eso, si hace un mes y medio Demichelis era Pep Guardiola, hoy no puede ser Pep Bondiola. Sin embargo, es evidente que en River algo pasa. Y esto va más allá de la rápida eliminación ante el Inter, del presente de Boca en semis de Copa que siempre pesa en el ánimo del hincha o de la derrota ante un Vélez necesitado. Por eso, el título, ese título de hace apenas mes y medio, parece hoy que fue hace siglo y medio.