Hernán Mastrángelo fue designado para la próxima fecha como asistente de video (VAR) y no como juez de campo, en lo que podría interpretarse como un correctivo tras su polémica actuación en el partido entre San Lorenzo y Vélez, que terminó en empate 0 a 0 con un gol anulado al equipo de Boedo. En Olé entendimos que el leve cuerpeo de Bareiro al defensor Brizuela no alcanzaba entidad de falta, y que la caída del jugador de Vélez fue producto de su mala estabilidad, cuando iba retrocediendo y girando.
Pero también señalamos que había un doble error, porque el árbitro había acompañado la jugada después de ese cuerpeo entre los jugadores y recién después de que Bareiro convirtió el gol, había retrocedido a cobrar la falta. Con base en que en el protocolo VAR un apartado dice que «el árbitro debe siempre tomar una decisión» y no abstenerse y esperar que lo haga el asistente de video, dijimos que para esas acciones no había «delay de silbato» como el que existe para las jugadas de offside con el banderín, que los asistentes deben levantar recién cuando termina la jugada para, eventualmente, permitir la revisión del VAR si finaliza en gol.
San Lorenzo – 5-5-2023
Bareiro abrió el marcador, pero lo anularon por una falta
Cuando Federico Beligoy, jefe de los árbitros, evitó opinar sobre los pésimos fallos de Andrés Merlos en Boca-Racing, sí hizo la aclaración de que en la jugada del gol anulado a Bareiro, Mastrángelo había aplicado el «delay de silbato». El concepto existe en el mismo protocolo VAR (página 151 de las Reglas de Juego FIFA), donde más adelante de cuando dice que el árbitro debe siempre tomar una decisión, introduce este concepto, con el que son instruidos los árbitros de AFA y Conmebol.
«Solo estará permitido retrasar la señalización de una infracción con el banderín o el silbato en situaciones de ataque muy claras, en las que un jugador esté a punto de marcar un gol o tenga un camino despejado en o hacia el área penal del equipo oponente», dice en esa misma página de las Reglas. Según le explicó un importante instructor de la AFA a Olé, el apartado apunta a que cuando un árbitro cree ver una infracción pero no está 100% seguro, si de allí surge una acción directa de gol puede esperar que la jugada termine, porque de esa forma habilita a que el VAR pueda chequearla y llamarlo si entiende que cobró una falta inexistente.
En la quinta fecha, en Colón-Huracán, se había producido una jugada parecida, en la que Pierotti cuerpeó por la espalda a Godoy, le quitó la pelota y el árbitro Nazareno Arasa acompañó la acción, para recién anularla y cobrar esa falta después de que Pierotti había convertido el gol con el que Colón se hubiese puesto 2-1. Desde el VAR, Fernando Rapallini le dio la derecha al fallo de Arasa y no lo llamó a revisar; el juego se reanudó con tiro libre para Huracán y Arasa, tras el pa+rtido, explicó que utilizó el «delay de silbato». Esa vez, la falta había existido, Pierotti empujó por la espalda al defensor rival.
En el caso del gol de Bareiro, eso hizo Mastrángelo: esperó el final de la jugada y cobró la falta de ataque que creyó ver antes. En su chequeo desde el VAR, Nicolás Lamolina hizo lo que muchos árbitros de video en situaciones similares: al comprobar un contacto entre los jugadores, le dio la derecha a la decisión del juez de campo, y no consideró que se hubiera detectado un error «claro y obvio» (lo que pide el protocolo VAR) como para llamarlo a un OFR (on field review, revisión del árbitro principal en pantalla).
En esta ocasión no hubo «doble error», porque el delay de silbato (una herramienta muy polémica, que permitiría a cualquier árbitro esperar a si una jugada termina o no en gol para cobrar una supuesta falta anterior y anularlo) está contemplado y, como le explicaron a Olé, instruido para su empleo. Sí hubo, a nuestro criterio, un error de Mastrángelo al considerar infracción cuando Bareiro le ganó lícitamente la posición a Brizuela.