La salida masiva de jugadores dejaron varios puestos al descubierto en Boca y los laterales son uno de ellos. En el derecho, hasta tanto no llegue un refuerzo, está Marcelo Weigandt, que volvió de un préstamo en Gimnasia. Y en el izquierdo, además de Frank Fabra que se encuentra con Colombia en la Copa América, el respaldo son dos juveniles: Agustín Sandez y ahora se sumó Valentín Barco, una joya de la cantera que apenas tiene 16 años y el año pasado saltó de la Séptima a la Reserva. Acá te lo presentamos.
Valentin Barco, con Jorge Bermúdez y Raúl Cascini, en el momento de la firma de su primer contrato.
Valentín Barco, en el momento de la firma de su primer contrato profesional.
Barco, nacido el 23 de julio del 2004 en la ciudad de 25 de Mayo, llegó a Boca desde el club Sportivo a los nueve años como delantero y enseguida se convirtió en lateral izquierdo, el puesto que hoy no duda en decir que es el que más le gusta y donde mejor se siente. Proyección, velocidad, técnica y entrega son las virtudes que hacen sobresalir al zurdo y lo llevaron a integrar las selecciones juveniles Sub 13 y Sub 15, con la que el año pasado ganó un torneo en Croacia.
Barco integró selecciones Sub 13 y Sub 15, con la que salió campeón en un torneo en Croacia en 2019.
Si bien ahora está en la pensión del club, los primeros tres años no fueron sencillos para el Colo, porque recorría cuatro veces por semana los 400 kilómetros ida y vuelta entre su ciudad y el club en el Renault 12 de su papá. «Había veces que no teníamos nada de plata. ‘Tenemos para el gas y el peaje. Vamos y llevamos el mate’, le decía yo. ‘Sí, ma, vamos’. Ha ido hasta con fiebre a entrenar, vomitando en el viaje dentro de una bolsa … Fue mucho sacrificio, llegábamos a fin de año agotados pero felices«, contó tiempo atrás Patricia, la madre de Valentín, al sitio web local www.convergencias.com.ar
Un día para él era levantarse a las 6 para hacer la tarea y estudiar, a las 7.30 entraba a la escuela y entre 11.30 y 12 su mamá o su papá lo retiraban para llevarlo hasta La Candela. Se entrenaba. Y a las 18 pegaban la vuelta para llegar entre las 21 y 22 a su casa. Así, miércoles, jueves y viernes. Y los domingos repetían el viaje para los partidos. «El (Renault) 12 nos acompañó siempre, nunca nos dejó a pie», dijo el papá en la misma entrevista.
El Renault 12 con el que los padres de Valentín recorrían 400 kilómetros por día y cuatro veces por semana para llevarlo a entrenar.
En 25 de Mayo, una ciudad de alrededor de 40.000 habitantes, siguen desde hace tiempo todos sus movimientos. Cuando fue campeón con la Sub 15 en Croacia le hicieron un gran recibimiento con camión de bomberos, caravana y participación de la peña xeneize local, y hasta lo recibió el Intendente, quien le dijo que era «un orgullo» para el pueblo. Y ahora que fue citado por Russo para la pretemporada, por supuesto que su nombre apareció en todos los medios de la zona.
Hace un tiempito, el Colo también fue noticia por destacarse en un partido contra Patronato, armar un jugadón que terminó en gol y luego sufrir un choque con dos rivales que lo dejó tendido en el suelo y tuvieron que llevarlo a un hospital para hacer chequeos por precaución.
El próximo sueño del Colo, que el año pasado saltó de la Séptima a la Reserva, es debutar en la Primera de Boca. «Desde chiquito siempre quise jugar», contó con timidez en un medio de su localidad. «Mi sueño es llegar a la Primera de Boca, la Selección y ganar un Mundial».
Valentín, con sus padres y el Consejo de Fútbol de Boca.