«Hay que imaginar que algún día Marcelo no va a estar y río va a tener que ser fuerte, seguir adelante y tratar de conseguir algo parecido para poder seguir en la historia. Ojalá Marcelo se quede mucho tiempo más, pero algún día va a suceder y ojalá podamos tomar una decisión correcta”. Hace poco más de un año, Enzo Francescoli hablaba con cierta naturalidad de lo que para el colectivo gallina es un tabú, de un escenario no menos inexorable que aterrador: un río sin Gallardo.
El duelo, sea en diciembre -cuando se redondea su contrato vigente- o más adelante, remolcará la eternidad que también es inherente a su ciclo. Y pasará un barniz de orfandad. Porque durante los últimos siete años los hinchas de River fueron chiquitos y Gallardo fue su papá: todos descansaron en el Muñeco, en un tipo que labura cuando ellos duermen. La gente pasó de opinar imperativamente de táctica y estrategia con autoridad (40 millones de entrenadores) a acomodarse a cocochito del Hombre y disfrutar del viaje: que sea lo que Gallardo quiera, si Gallardo hace este cambio es por algo, Gallardo lo va a resolver . Y Gallardo asumió su condición: entendió que de su trabajo depende la felicidad de millones de personas y que eso es más importante que las horas en familia y que los amigos y los asados, que no había tiempo para Netflix siendo presidente, que es un elegido y que su tarea en este mundo excede la vida empatada que todos los demás surfeamos como podemos . Y convivió con eso, convive, como puede. Hasta que un día termina. Y cuando eso suceda River tendrá que seguir adelante. ¿Cómo?
Es cierto que el plan de Gallardo es que su sucesión sea lo más amable posible: que al irse queden las bases de su laburo además de los trofeos, que su estructura venza al tiempo y que lo supere. Pero más allá del mecanismo en el que se inserte su legatario, la impronta personal de MG es única. El club, entonces, deberá adivinar algo relativamente similar. Y en ese punto no sería extraño que el propio Muñeco pueda orientar la búsqueda.
Los posibles candidatos ante una eventual salida del Muñeco
Es tan aventurado pensar en nombres como necesario armar un borrador por si súbitamente River queda huérfano. Alguno por allí podrá pensar que la descendencia más natural sería tentar a Matías Bizkaia, que por el momento no tiene intenciones de abrirse camino sin el Muñeco. Otros, que Javier Pinola, que por estos días se recibe de coach y se embebió en este tiempo del Método Gallardo desde sus entrañas, podría ser otro nombre a seguir y que Leonardo Ponzio, que hoy descarta ser entrenador, podría integrar ese proyecto desde un atalaya gerencial como el que ocupa Francescoli.
Los dos capitanes, que en estos años forjaron una gran amistad, tendrán chances de ocupar lugares en la estructura de fútbol del club cuando se retiren. (Reuters)
Algún otro se aventura a pronosticar que Alejandro Medina, de muy buena gestión en Talleres, sea otro candidato natural del riñón MG: más allá del afecto que los une y de haber sido primero compañero y luego dirigido por él en los tiempos de Nacional, con todo el conocimiento que eso implica, el Cacique estuvo -durante los primeros años del ciclo- cerca de dirigir la Reserva de River que intentaría replicar a la Primera del Muñeco antes de seguir su propio camino como DT en el Bolso.
El Muñeco y el Cacique, muy cercanos desde sus años en Nacional. (Marcelo Carroll)
Francescoli será -si sigue en funciones para cuando el Muñeco decida irse- quien tendrá que tomar la maldita decisión. Y para eso tendrá que sopesar muchos ítems. Un elemento que siempre influye para el uruguayo es que el candidato conozca los pasillos del club: en ese sentido, hay nombres que aparecen rápidamente. Uno de ellos sin dudas es Hernán Crespo: hoy en San Pablo, de una carrera en ascenso exponencial, practica un estilo de juego de ataque que consolidó en el Defensa y Justicia campeón y que fue tan compatible con la idea de Gallardo que MG cedió y recuperó primero a David Martínez y ahora a Enzo Fernández. En el plano político, que Valdanito ha acompañado al candidato principal opositor Antonio Caselli en las últimas elecciones (estaba llamado a ocupar un cargo en la Secretaría Técnica con David Trezeguet y Antonio Alzamendi) es algo que no gustó pero que ya prescribió. De hecho fue reconocido por el CD la última vez que pisó el Monumental.
Hace poco más de un año, Crespo fue reconocido por el propio D’Onofrio en pleno Monumental. (Marcelo Carroll)
¿Otro nombre que conoce River? Hasta hace un tiempo, Germán Burgos era un aspirante más que razonable. Incluso fue mencionada públicamente primero por Jorge Brito -candidato a presidente por el oficialismo en las elecciones de diciembre- y luego por el propio Enzo. Y él mismo se postuló más de una vez para un futuro sin su amigo Gallardo. Aunque su fallida experiencia en Newell’s podría postergarlo …
El Mono todavía no le agarró la vuelta a Newell’s.
Pablo Aimar y Diego Placente son dos hombres que más de un directivo pesado tiene anotados si decidieran saltar del plano juvenil al fútbol mayor. De buen trabajo en las Selecciones Juveniles, el conocimiento, el cariño de la gente y el perfil le suman puntos al Payaso, que por ahora prefiere enfocarse en un rol más pedagógico.
Aimar y Placente en 2018 en River Camp, con Fernando Cavenaghi. (Río Prensa)
Gareca y Berizzo son otros ex que gustan: de hecho, fueron prioridades para Francescoli antes de elegir a Gallardo, aunque por entonces el Tigre acababa de asumir el cargo en Palmeiras y el Toto, en el Celta de Vigo. Hoy afianzados en las selecciones de Perú y Paraguay, suena imposible. Tanto como Gerardo Martino, que dirige a México, que se ve en un plano muy lejano al fútbol argentino y que fue el primer llamado que hizo Enzo cuando Ramón Díaz renunciaba de súbito a mediados de 2014.
Berizzo y Gareca, dos DTs del gusto de Francescoli, hoy en Paraguay y Perú.
¿Más? Eduardo Domínguez, otro sin experiencia con la Banda (sí la tiene su hermano Federico, amigo de Gallardo), podría ser otro nombre a seguir: le valoran su seriedad y trabajo, que quedará al descubierto con la consagración de Colón en la Copa de la Liga Profesional.
Domínguez: sin pasado en Núñez, pero con una carrera de entrenador que viene en alza. (Marcelo Carroll)
La palabra de Gallardo
-¿Ves entrenadores que pueden seguir con tu línea cuando no estés?
-Yo digo que cualquier entrenador que me suceda puede asumir el día de mañana y se va a encontrar con un River que está con una base muy sólida, desde todo punto de vista. Y eso para cualquier técnico simplifica mucho las cosas, va a ser más fácil. Es poder ir a un lugar donde todo funciona bien. Después va a depender del entrenador. Aunque las bases están para seguir progresando.
Lo decía Marcelo Gallardo en una entrevista a este diario en Estados Unidos, a mediados de 2017, cuando ya parecía que no le quedaba casi nada por ganar. Casi, apenas la final más importante de todos los tiempos estaba por delante. Su plan tiene mucho sentido, pero siempre fallará: Gallardo hay uno solo.