Cómo se prepara el Maracaná para la final Boca-Flu

Un círculo ¿un círculo? ¿es tan sólo un círculo? No, en Boca es mucho más que eso. Es más que un manchón blanco que se encuentra a doce pasos del arco: es uno de los vehículos que transportó a Boca a Río de Janeiro… El histórico estadio Maracaná ultima detalles para recibir la final de la Copa Libertadores entre Boca y Fluminense. A contrarreloj, la organización del torneo lo prepara a medida de Chiquito Romero. ¿Por qué? Mirá…

Para que Chiquito se convierta en héroe, la cancha tiene que estar en condiciones, claro. La mística bostera llegó al Maracaná dos días antes de la final: este jueves, la organización de la Copa ultimó detalles para que el mítico estadio de Río de Janeiro tenga todo listo para el Boca y Fluminense. Ajustaron la cartelería, probaron el sonido en los altoparlantes y pintaron el punto penal, para dejarlo a la medida de Chiquito. Es que, en el Boca de Almirón, todo puede fallar, menos el estado del punto penal. Tiene que estar acorde en caso de que a Chiquito le toque volar.

El tiro desde los doce pasos fue el principal recurso del Xeneize para ir avanzando de ronda en esta Libertadores. No sería novedad que la final también se defina en esta instancia.

La estadística habla por sí sola. Desde su llegada a Boca, Romero tapó 12 de los 26 que le ejecutaron y alcanzó un récord en el club: consiguió el mejor porcentaje entre todos los arqueros le lanzaron más de diez penales en la historia del Xeneize, entre tiempo regular y tandas. Romero, tiene el mejor rendimiento con un 46,15%. Y estos 12 penales atajados, lo ubican quinto en la tabla de arqueros con más penales atajados en la historia de Boca. El que más atajó, es el Pato Abbondanzieri, con 24 tapadas.

Y estos números toman otro color cuando se toma dimensión de que, de los 12 que atajó, 8 de ellos fueron en una tanda de penales. En el ránking, Chiquito ocupa el quinto puesto entre los arqueros que más penales atajaron en una tanda con Boca.

En el Xeneize de Romero, los penales van más allá de cualquier nombre o diagrama táctico que pueda plantear Almirón. En este Boca, a los penales se los analiza aparte.

Seis personas. Sí, ¡seis! se ocuparon de medir minuciosamente y calcular cada centímetro del área. Trazaron la soga y fueron pintando, quasi mimando, el área de cada uno de los arcos. Un importante trabajo que, para Boca, puede significar la llave de la séptima Copa Libertadores.