No se da esta situación desde hace años. Con su gran cosecha de títulos locales o pelea en los primeros puestos en los últimos años, Boca siempre estuvo metiéndose sin sufrir en la Copa Libertadores, ya sea como campeón de una competencia o por la tabla general de posiciones. Pero este año, al menos por ahora, parece que va a tener que dejar de descuidar el torneo y empezar a sumar, y apostar a la vez todo al segundo semestre a nivel local: hoy está afuera de los puestos de clasificación, incluso de la Sudamericana.
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Con la actual Liga Profesional complicada, habiendo quedado a 19 puntos del líder River y ocupando el 14º puesto en la tabla de posiciones, las otras vías de clasificación directa pasan a ser la conquista de alguna de las competencias que se definen en el próximo semestre, como la Copa de la Liga, la Copa Argentina y la misma Libertadores que hoy lo tiene como puntero del Grupo F.
Más allá de la expectativa por alguna de las tres competencias mencionadas, la tabla general otorga tres cupos (los dos primeros directo a fase de grupos y el tercer a repechaje) no la debería descuidar al tratarse de un camino alternativo hacia los torneos internacionales que no requiere dar una vuelta olímpica. Hoy, el equipo de Almirón suma 18 puntos y está a cuatro de Godoy Cruz, que es actualmente el último clasificado a la Sudamericana.
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Sin embargo, se sabe que lo que más -o lo único- que le importa a Boca es la Libertadores, y esa está bastante más lejos. Defensa y Justicia, que se está quedando hoy con la última plaza por la tabla, está a diez puntos y encima, hay diez equipos en el medio: Talleres, Estudiantes, Belgrano, Rosario Central, Lanús, Godoy Cruz, Tigre, Argentinos, Newell’s y Sarmiento.
Eso sí, si cualquiera de los equipos que tiene arriba logra un título ahora o en el segundo semestre, liberará una plaza de la general y facilitará la clasificación. Por ejemplo, si River obtiene la Liga Profesional, clasificará como campeón y dejará un lugar por la tabla. Y así con los que ganen la Copa de la Liga y la Copa Argentina, y lo mismo si un argentino levanta la actual Libertadores.
La última vez que Boca no clasificó fue en 2017 con Guillermo Barros Schelotto, cuando el año anterior apostó todo a la Libertadores y llegó hasta las semifinales, donde quedó afuera ante Independiente del Valle. En el campeonato no le fue bien y terminó jugándosela en la Copa Argentina, como última esperanza de clasificación, pero en noviembre de 2016 cayó en la semifinal ante Rosario Central y se quedó sin Copa.
Pablo Pérez – 14-5-2023
«Fue muy duro quedar afuera»
Guillermo barros Schelotto – 14-5-2023
La palabra de Guillermo tras la derrota
A partir del año siguiente, se metió de forma ininterrumpida en todas las ediciones: por campeón de la Superliga clasificó a las ediciones 2018, 2019 y 2021, como tercero del mismo torneo jugó la 2020, la Copa Argentina le dio el boleto para 2022 (igual entraba por la tabla general) y la conquista de la pasada Liga Profesional lo hizo entrar para el actual certamen.
Por eso, en este 2023 con elecciones en diciembre, el desafío es doble. Por un lado, no cortar a racha de participaciones consecutivas y de mínima clasificar para no quedarse sin Copa como en 2017, 2014, 2011, 2010 y 2006. Y por otro, mucho más trascendental, que echaría por tierra toda especulación de clasificación a la siguiente edición, llegar a la final en el Maracaná y volver a levantar el trofeo luego de 16 años. Dar la vuelta olímpica lo metería directamente en la edición 2023, por supuesto. La Gloria Eterna, como le dicen.