El partido arrancó con todo. Ni siquiera dio tiempo para acomodarse en el sillón frente a la tele… El primero en avisar fue Vélez, con un remate de media distancia que se estrelló en el palo, pero enseguida Argentinos también comenzó a llevar peligro al arco de Lautaro Garzón.
El Fortín apeló bastante (y bien) a los remates lejanos pero sin dudas tuvo una de las más claras en un cabezazo cruzado de Santiago Castro que se fue pegadito al palo. Del otro lado, el Bicho apostó más a la tenencia y el juego asociado, y encontró en Gondou un peligro constante.
Entre tantas chances, el gol no se hizo esperar. Promediando el primer tiempo, Claudio Aquino se hizo cargo de un tiro libre en la puerta del área y con mucha categoría colgó la bocha del ángulo izquierdo de Lanzillota para poner arriba a los de Liniers y aumentar el nerviosismo que viene de arrastre en el local.
Si bien el partido siguió con esa tónica de ser de ida y vuelta, el equipo local acusó el golpe del tanto recibido. Perdió precisión, ya le costó un poco más llegar con claridad y encima la gente explotó contra los jugadores y contra el entrenador.
El arranque del complemento pudo empeorar las cosas para el local, porque no iban ni dos minutos cuando García envió un centro y la pelota dio en la mano de BIttolo, pareció penal pero Echavarría y el VAR la cobraron afuera.
Después, Argentinos mejoró. O al menos consiguió encerrar a Vélez contra su arco, aunque sin demasiada claridad. El Fortín, entonces, apeló a tratar de salir rápido de contra y encontró algunos huecos, principalmente por el despliegue físico de Santi Castro.