Castillo llegó esta temporada como pieza de recambio para Josepmir Ballón, pero ha terminado siendo su mejor complemento en el campo, obligando a Guillermo Salas a dejar en el campo a figuras como Jairo Concha y Pablo Lavandeira para darle mayor equilibrio a los íntimos en el mediocampo. Una apuesta con éxito. Eso sí, al mediocampista le tocó hacerse un lugar con seis años en Academia Cantolao.
Castillo es mediocampista, pero bien podría ser un bombero de élite. Ahí una coincidencia con Ballón (quien pertenece al Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú), su partner en el ombligo del campo y su mejor complemento para dominar ese territorio tan importante en el juego. Jesús, como su nombre, está en todas partes. Su buen posicionamiento lo hace vital para recuperar, cortar y anticipar; casi siempre en campo contrario, lo que hace que su rol sea aún más importante.
Su potencial se hizo evidente ante Cienciano y alcanzó para que sea la gran apuesta como titular ante Paranaense. Ante los brasileños, literalmente se comió el mediocampo. Contra Alianza Atlético fue más allá y a su buena ubicación y anticipación, le sumó proyección y atrevimiento. Así llegó el gol del triunfo, desde su inventiva, su vehemencia e inteligencia para pisar el suelo contrario.
No podrá estar esta semana ante Cantolao porque fue expulsado. Pero es muy probable que en menos de 180 minutos se haya ganado un lugar en el once titular para la visita a Libertad en Asunción. Un partido que debe pelearse con los dientes apretados en el mediocampo y ahí, por presente, Castillo luce como pieza idónea junto a Ballón.
Otra gran característica de Castillo es su agresividad para el juego, pero una positiva e inteligente. No da balón por perdido. El riesgo, claro, son las amarillas. Pero no deja de correr hasta el pitazo final. Además, a su buena técnica le suma buen juego aéreo.
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