– Noto que hay mucha gente a la que le gusta tener a Abel en la boca. En el último partido, los propios comentaristas siempre estaban con Abel en la boca, porque saqué no sé cuántas amarillas, no sé qué… no sé. Honestamente, hay una cosa que debes entender: soy un entrenador intenso de cuatro líneas. Esto no va a cambiar, cuando cambie dejaré de ser entrenador – completó.