La imagen de Gerard Piqué amonestando al árbitro Gil Manzano en el pitido final del Clásico de anoche entre Real Madrid y Barcelona en Valdebebas en La Liga anoche fue solo una muestra de lo que vendría según Marca.
Carles Naval, un delegado del Barcelona, intentó calmar a Piqué cuando salían del campo, pero la tensión se trasladó al túnel donde testigos presenciales revelaron que varios jugadores del Barcelona perdieron la calma con el árbitro del partido.
Su principal queja se centró en la decisión del árbitro de no conceder un penalti a los blaugrana en el último momento cuando Martin Braithwaite se cayó en el área, así como en el hecho de que apenas les concedió cuatro minutos de tiempo de descuento. Se dice que el Madrid estaba contento con la actuación de Gil Manzano, y Sergio Ramos, siempre el pacificador, aparentemente estuvo activo en tratar de enfriar los ánimos del Barcelona en medio del rencor posterior al partido.