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Los superhéroes no nacen superhéroes. Al menos, los de este lado del mundo, los más terrenales, los ídolos del planeta fútbol. Tampoco se crían en cunas de oro: la gran mayoría de ellos cuentan historias de necesidad, de hambre, de ausencias, incluso de marginalidad. Carlos Tevez es uno de ellos. De esos ídolos de carne y hueso que llegaron a ser lo que son por otros ídolos de carne y hueso más silenciosos, menos conocidos, con muchas menos habilidades, recursos y posibilidades. A veces, con una única fuerza todopoderosa: el amor.
Si el capitán de Boca es lo que es en el fútbol fue gracias a su talento, pero también gracias a Segundo Tevez y a su esposa, Adriana. Sin embargo, hay un valor más importante, más trascendente, más definitivo: si Carlitos es lo que es en la vida, ese hombre hecho y derecho, ese padre de familia, ese ejemplo de superación, fue también gracias a Segundo y a su esposa Adriana, la tía biológica del 10, quienes lo criaron, su mamá y su papá.
La dedicatoria de Cardona e Izquierdoz para el Apache (Juan José García).
Por eso, la noticia de la muerte de don Segundo sacudió tanto al ambiente de la pelota: por esa historia que conmueve, que todavía estremece el corazón. Segundo fue el padre que lo adoptó, el padre que lo guió, el padre que lo sacó del lado más oscuro de Fuerte Apache. El que lo hizo gambetear la droga, el que le permitió esquivar la muerte (como la de su amigo de la infancia, Darío Coronel), el que “se puso la familia al hombro”, el que nunca le ocultó la verdad, su verdad. Y el que lo llevó, de la mano, por la vereda de la vida. “Me decía: ‘Si no trabajás, si no estudiás, si no jugás al fútbol, ¿querés ser igual que él?’. Era su hermano, que estaba tirado, drogado. Me daba ese ejemplo. Que con esfuerzo todo se logra”, contó.
Hubo un minuto de silencio por la muerte de Leopoldo Jacinto Luque y también una mención a Segundo Tevez (Juan José García).
Segundo fue mucho más que el papá de Carlos Alberto Martínez, el jugador del pueblo. Fue el que le dio todo, hasta el apellido de ídolo. Y la figura de la cancha que la peleó hasta el final. ¡Fuerza, Carlitos!
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