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A sus 50 años, Luis Enrique comenzó desde el 2008 a cambiar el dar órdenes desde dentro del césped, a fuera. Fue como entrenador del Barcelona B. Su etapa duró hasta tres años, para, por fin, dar el salto a un primer equipo. No obstante, quizás, fue algo precipitado y no el lugar más adecuado. País nuevo, y uno de los clubes más exigentes a nivel mediático de allí. Fue la Roma quien le abrió las puertas de par en par para llevar a cabo su primera experiencia como tal.
Pasaría a dirigir a los jóvenes jugadores del filial azulgrana a figuras como las de Francesco Totti, Daniele De Rossi, Mirko Vucinic, Marco Borriello, David Pizarro o Philippe Mèxes. Precisamente, su debut no fue nada halagüeño. Eliminados en la ronda preliminar de Europa League a manos del Slovan de Bratislava. Esa mancha, junto a la consecuente mala relación con una la leyenda romanista como Totti, y unos pobres registros (6º clasificados), provocarían que la etapa de Luis Enrique en la Ciudad Eterna durase apenas una temporada.
No obstante, una de los pocos detalles positivos que dejó el técnico asturiano fue la de su confianza en la cantera. Así, haciendo gala de su buena mano con los jóvenes, dio la oportunidad a varias joyas, como la de Alessandro Florenzi (PSG), Gianluca Caprari (Benevento) o Matteo Ricci (Spezia). Precisamente, este último fue convocado por Roberto Mancini para los compromisos de la selección italiana. Un sueño que se hizo realidad y en el que, además, quiso acordarse del propio seleccionador español.
«Le debo mucho a Luis Enrique. Me convocó hasta dos veces cuando solo había siete suplentes. Me decía que no me centrara tanto en fortalecer el físico, sino la cabeza. Que los músculos no eran tan importantes. Era un entrenador vanguardista, innovador, adelantado a su tiempo. Me ayudó mucho. Si se hubiera quedado, tal vez hubiera tenido una gran oportunidad de brillar en los giallorossi«, agradeció emocionado Ricci, a quien le costó creerse en un primer momento la llamada de Mancini.» Cuando me informaron el pasado viernes me costaba creerlo. Es un gran honor «, añadió.
Tras seis cesiones, explota en Serie A
Ahora una década después, Ricci se ha convertido en una de las principales revelaciones del fútbol italiano. A sus 26 años, luego de ser uno de los líderes de las mejores generaciones de los giallorossi en 2012 y después de haber encadenado hasta seis cesiones desde la Roma, (Grosseto, Carpi, Pistoiese, Pisa, Perugia y Salernitana), ha explotado en su zona de confort. Esta la ha encontrado a cerca de 450 kilómetros de la capital. En Spezia, equipo de la región de Liguria, con quien logró un histórico primer ascenso a la Serie A la pasada temporada. Y a donde llegó por cerca de mil euros. Ahí coincida con un español, Salva Ferrer, ex del Gimnàstic y lateral ocasional en el equipo de los Aquilotti.
Sin llegar a cumplir un curso entero de Serie A (21 partidos con dos asistencias en su casillero), Ricci ya ha llamado la atención a los grandes del Calcio. Inter, Milán o Juventus Pon sus ojos sobre una de las joyas de su fútbol que ha irrumpido de forma más tardía de lo normal. Mientras, su hermano gemelo, Federico, le sigue con orgullo desde la Serie B, donde forma parte del peculiar Monza de Berlusconi, Galliani, Boateng y Balotelli, entre otros. Ya coincidieron en su etapa en el Spezia, quien sabe si, algún día, lo hacen en la Nazionale.
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