Era su sueño desde muy chico. En el medio hubo un camino largo que lo tuvo como futbolista profesional, otro gran anhelo. Pero aquella gran ilusión inicial, que alimentó cuando era pequeño, mantenía la llama encendida desde lo más profundo del espíritu amateur. A los 34 años, después de una extensa trayectoria, Gustavo Bou, el delantero que brilló en el Racing campeón de 2014, volvió al lugar donde comenzó a dibujar sus primeras corridas detrás de una pelota.
Cansado de las exigencias y la histeria del mundo profesional, la Pantera se retiró de ese ámbito y se sumó a su amado Defensores Barrio Nebel (de la Liga regional de Concordia), club que preside del que es delantero.
«Quiero estar tranquilo, pendiente de mi familia, poder estar acá ahora en Concordia. Levantarme tarde, irme al club, tomar unos mates en la esquina. Sentarme, ver cómo se están haciendo las obras y todas esas cosas que me hacen feliz», cuenta Bou, mano a mano con Olé. Acaba de llegar a su casa tras jugar al pádel con amigos y, de fondo, durante el Zoom, se pueden apreciar alguna de las camisetas que atesora de los clubes que defendió, de ex compañeros o viejos rivales.
«Ahora tengo tiempo de poder estar con mis amigos -valora-, con conocidos, con la familia. Ya hace 20 años de que me fui de Concordia. Venía dos o tres días para hacer todo lo que me gustaba a mil por ahora. Ya no hago todo apurado. Es hermoso. Y lo estoy disfrutando mucho».
-Parece que el retiro te liberó…
-Sí, seguro. Les cuento a mis hermanos: ‘¿Saben cómo extrañaba esto?’ Hoy quiero, por el momento, que mi única obligación sea estar con mi familia. Poder llevar a la escuela a mis hijos. Hoy puedo festejar un cumpleaños, ir a jugar al pádel... Ya no estoy sólo dos o tres semanas, sabiendo que tengo que volver a una pretemporada. Esto me llena el alma, me da mucha tranquilidad. Tomé la decisión en un momento justo.
-¿Cómo fue debutar en la Primera de Nebel?
-Me retiré del fútbol profesional y cumplí un sueño: fue le pase de mi vida poder firmar acá. Impresionante para mí porque me tocó el corazón, el alma. Todas las emociones juntas. El día anterior al partido (ante San Lorenzo, hace un mes) me dieron la noticia de que debutaría. No pude dormir. Me dolía la panza, me levanté muy temprano. Nunca me había pasado. Mi señora me preguntaba qué me pasaba. ‘No lo sé’, le decía. Se me acalambraban las piernas. Pero uno de mis psicólogos me explicó: ‘ Gustavo, te va a tocar algo que es muy profundo. Yo conozco lo que es el club Nebel para vos y el sueño que vos tenías cuando empezaste a jugar ahí'», me decía. Tenia razón.
-Encima, hiciste un gol en el estreno…
-Fue una locura para mí. Quería saludar uno por uno a mis familiares y amigos. Fue uno de los más importantes de mi vida. Yo no soñaba con hacer una carrera. Un niño sueña con ser jugador de fútbol. Yo quería jugar en la Primera de Nebel, ese era mi sueño. Y en el medio se me dio la posibilidad de hacer una carrera profesional.
-¿Cómo fue que decidiste largar el fútbol grande?
-Llegó un momento que dije: ‘Basta, hasta acá llegó». Ya no me sentía bien de la cabeza para seguir aguantando todo lo que conlleva el fútbol profesional. Todas las cosas que hay que aguantarse. Soy joven, por ahí tenía para algunos años más en el fútbol profesional. Por ahí dos más podría haber jugado. Tuve propuestas de más de equipos del fútbol argentino y de algunos países hermanos. Pero tomé la decisión.
-¿De qué clubes quisieron tentarte?
-De Newell’s, Banfield, Godoy Cruz…. Y mi hermano (Walter) quería cumplir el sueño de jugar conmigo en Lanús porque yo soy su ídolo, je. Me pedía que fuera por seis meses. Me dijo que hablaría con el presidente. Pero le pedí que no le mandara mensajes, que ni hablara ni nada. Porque no lo quería dejar mal. Por ahí se armaba un revuelo y después no iba. Me pusieron contento los llamados de los equipos y les agradezco, pero tampoco me movieron mucho.
-¿Cuál fue el clic que detonó en tu retiro?
-Son muchos años. La gota que rebasó el vaso fue lo que me tocó pasar en Talleres. A sólo cuatro meses de estar en el club, me dijeron que me querían conseguir otro destino, después de haber hecho todo un esfuerzo muy importante de traer a mi familia desde Estados Unidos (allí jugó en New England Revolution de la MLS) a la Argentina. No quise seguir soportando cosas. El fútbol profesional no es sólo correr atrás de la pelotita, sino que pasan muchas cosas alrededor de nosotros. Y hay que estar bien físicamente y mentalmente, ¿no? A esta altura ya no quería seguir con eso.
-¿Pero qué explicación te dieron en Talleres?
-Antes de la pretemporada me dijeron que querían que me fuera. Yo no estuve de acuerdo con esa decisión, pero la respeté. No podía hacer un balance de cuatro meses por mejor o peor que me haya ido, después de estar cuatro años y medio en otra liga y más de siete años afuera de la Argentina. Ellos eran conscientes que yo me estaba readaptando. Así y todo, me puse a entrenar y a ganarme un puesto después de la mala suerte de lesionarme. No esperaba que me dijeran eso.
-¿Y vos qué les respondiste?
-Que mi destino lo iba a manejar yo, que la última palabra la iba a tener yo. Les dije que no era un paquete. Después llegamos a un acuerdo. Y no llegó nada interesante para que yo tomara una decisión de ir a otro lado, ni de parte del club ni mi representante. Sé que por parte de Cristian (Bragarnik, su ex agente) había alguna oferta, pero no me convencían. Rescindí contrato. Y ahí me empezaron a venir las ganas de dejar el fútbol.
-¿Te sentiste destratado?
-Sí, la verdad que sí. Porque después de cuatro meses, que me digan eso… Es difícil, pero como le dije a la dirigencia: yo estuve pocos meses acá, pero me voy con la espalda bien ancha, con el pecho bien inflado porque sé lo que hice en poco tiempo. También lo saben mis compañeros y el cuerpo técnico. Me lo han transmitido eso lo que queda. A uno le hubiese gustado poder jugar un poco más. Le dije a la dirigencia: ‘´Me fueron a buscar como carpintero y terminé siendo albañil’. Y así todo, traté de trabajar y ganarme un puesto. Dejé de lado mi ego, dejé de lado mi nombre, lo que fuese para el bien del equipo. Por eso me puse a entrenar, no hacía problema ni nada.
-¿Cómo reaccionó tu familia cuando avisaste que te retirabas?
-Fue una sorpresa hasta para ellos. Pero lo hice muy convencido, tranquilo, muy feliz. Como siempre digo, trato de hacer las cosas según cómo me sienta yo. A ellos ya les había dicho que podía llegar a largar, y no lo hacía. Yo pensaba: ‘cuando deje el fútbol no voy a decir nada, y se van a dar cuenta que lo voy a dejar. Y así pasó. Después mi familia, mi señora, mis hermanos, mi papá, la gente muy cercana… Todos pensaron que jodía con lo de mi retiro. No me creían.
-Es que fue muy inesperado.
-Sí. Mis hermanos y amigos pensaron que dejaba porque no tenía otras propuestas. Y se dieron cuenta que yo a todos los equipos que me llamaron les decía que no porque no me sentía al 100%. Jamás haría algo sin ganas. Si no está bien mentalmente es muy difícil el fútbol profesional porque lo terminás padeciendo.
-¿Alguien quiso convencerte de que siguieras jugando?
-Yo trabajo mucho la parte psicológica. Era una decisión que la hablaba con mi psicólogo. Me dijo que si yo era consciente y estaba convencido, que estaba bien. Que lo único que van a querer es que yo esté bien. Y cuando una persona toma una decisión en este caso, y sabe el porqué, tiene la conciencia tranquila. Y la convicción de que lo está haciendo que está bien. Después bueno, vienen todos los procesos para que mi familia se dé cuenta que lo que yo la decisión que yo estaba tomando, que yo solo nomás la voy a entender. Y después, demostrarle en el día a día que estoy bien. Todos me ven contentos, feliz. Yo quiero verme bien.
-¿Esperabas el llamado de Racing?
-Obviamente que uno sabe lo que yo siento por Racing. Cuando estaba en Estados Unidos, cada año y medio o seis meses empezaban las noticias que hablaban de que yo podía volver, que preguntaron, que no preguntaron. Si me hubiera llamado de Racing, seguramente habría seguido jugando. Porque yo la decisión de retirarme la tomé recién cuando rescindí contrato con Talleres y me vine a Concordia. Pero nada, como siempre digo, el fútbol te lleva donde el fútbol quiere.
-¿Estás mirando fútbol?
-Sí. El otro día estábamos mirando un partido Copa Libertadores, creo que era el de River. Mi señora me preguntó si extrañaba. Le dije: «Jugar al fútbol sí, pero no profesionalmente». Obviamente que voy a seguir jugando al fútbol. Después, no sé que puede pasar en seis meses. Y si se me presenta alguna posibilidad, ¿quién te dice?
-¡Epa! ¿No descartás volver?
-No, pero yo no paré para ver si me dan ganas de volver, eh. Si pienso así, me estoy equivocando. La vida hoy me hizo tomar esta decisión. Por ahí pasan seis meses y me agarran ganas. Cuando uno está convencido de algo, por más que no le salga como uno quiere, tiene esa tranquilidad que lo hizo convencido. Después, si sale o no sale como uno quiere, ya depende de muchas cosas más. Pero estar tranquilo me da mucha felicidad.
-¿Te gustaría estar ligado al fútbol profesional desde otro lugar?
-No. El proyecto que tengo acá en lo deportivo, es brindarle a los chicos del barrio un club con buenas instalaciones y que pueda hacer un club deportivo social para poder ayudar a los chicos. Para que salgan de la calle. Para que tengan un club donde puedan despejarse, divertirse, que puedan educarse. Eso es el sueño que tengo desde chiquito. Voy a ir en busca de eso. Y ahora pude cumplir otro objetivo: instalamos el césped sintético en la cancha del club.
-¿De técnico te imaginás en el futuro?
-Por ahí hoy siento que estoy para entrenar a los chicos de 12, 17 años, esa edad que donde los chicos absorben todo. Les podés hablar un poquito más serio. Me acuerdo que a Iván (Pillud) y otros compañeros les decía que me gustaría ser como un tercer ayudante, je, sin tantas presiones.
-¿Qué camisetas que guardaste a lo largo de tu carrera atesorás con más cariño?
-Tengo las de River, Olimpo, Gimnasia, New Egland Revolution… Cuando me tocó estar en Racing siempre me pedían para cambiar y yo con mucho gusto te la cambiaba. Tengo las de Diego (Milito), Licha, Iván, la de Centu, la de mi hermano Walter. Y después me quedaron recuerdos que me han cambiado, pero yo no era mucho de cambiar camiseta o estar pidiendo camiseta. Ahora que las veo acá, en el quinco de mi casa, tengo un par más ahí que tengo que colgar. Sé que a mis amigos o gente que me venga a visitarme les va a traer buenos recuerdos.
-¿En estos días te llamaron algunos de los nombres que mencionaste?
-Sí, me llamaron sorprendidos por mi retiro. Pero como me ven contento, feliz, con mi familia en Concordia… Me mandaban mensajes, después, diciendo que me veían muy bien. Estaban tranquilos porque es lo que uno quiere. Ellos también se quedaron tranquilos.
-Obviamente, el primero, en River. Y el gol a Quilmes con Racing. fue el de Racing, también el contexto. Sí, sí si lo recuerdo si, si me acuerdo una jugada que hace Augusto Fernández se metió para el medio, yo le tiré la diagonal, me quedé frente del arquero y bueno, le pegué fuerte. Fue hermoso convertir mi primer gol. Después, hice uno lindo en Olimpo, otro en México, en Estados Unidos gambeteé dos veces a un defensores y se la pique al arquero. Por todo lo que significó, me quedó con el que le hice a Quilmes. Sirvió para poder pelear mano a mano con River el campeonato. Yo mandé a Lollo porque creían que iba a mandar el centro porque estaba lejos. Pero desde el momento que agarré la pelota sabía que le iba a pegar fuerte. Me tenía mucha fe.
-¿Volviste a ver tus goles?
-No, hace mucho que no. Pero seguramente capaz que en algún momento si, eso ya va a llegar. Es típica y me gusta cuando pasa. Mis amigos y hermanos, cuando agarran el celular y ponen imágenes de mis goles. me peguntan: ‘qué pensabas en este momento?’. Lo tomo muy natural, muy tranquilo. Nunca me la creí ni nada, siempre traté de ir siendo el mismo y ser el mismo de siempre más allá de que cuando está en este ambiente a veces se te puede volar un poco la cabeza. Cuando uno es delantero y se le abre el arco, ahí vienen las luces, los flashes. A medida que hacía goles, mi nombre iba creciendo, pero siempre lo manejé con humildad.
-¿Cuál fue la máxima alegría que tuviste en el fútbol?
-El día que debuté en la Primera de River. Ahí sentí que tocaba el cielo literalmente con las manos porque yo lo hice en ese momento por mi vieja, que antes de que se fuera me dijo que quería que yo siguiera jugando. A partir de ahí me propuse poder explotar en River o donde fuera. Debuté más por mi mamá que por mí.
-¿Qué compañeros de más calidad futbolística tuviste?
-En River he compartido con muchísimos jugadores de grandísimo nivel. Por darte un ejemplo, en ese plantel estaban Falcao, Alexis Sánchez, Buonanotte, Mauro Rosales. Después me tocó estar en el plantel que estaba Chori Domínguez, Trezeguet, Cavenaghi…
-¿Qué te transmitieron?
-Lo he disfrutado muchísimo afuera del campo y, quizá, me faltó poder disfrutarlos adentro de la cancha. Y después, en Racing estuve con el Chino (Saja), Diego (Milito), Licha (López), que están a ese nivel de los jugadores que te nombré antes. La diferencia es que a ellos en Racing pude disfrutarlos también adentro de la cancha. Cuando llegué a Racing, pensaba: ‘yo acá me pongo bien y me hago un pic nic con estos jugadores'». Estaba convencido de que me podía ir bien.
La deuda que le quedó
-¿Una cuenta pendiente en el fútbol?
-No poder jugar con mi hermano. pero acá (Nebel) lo vamos a estar esperando, je. Y después en Racing me tocó enfrentarlo. Después no tengo otras cuentas pendientes, Estoy contento con la carrera que hice, con lo que fui dentro y afuera. Lo más importante es la persona que uno tiene que ser. Te pueden salir bien o mal las cosas como jugador, pero siempre va a quedar la persona. Siempre trato de mostrar eso.
-¿Ese consejo les darías los chicos que sueñan con ser futbolistas profesionales?
-Que atrás de el jugador o un deportista no hay que olvidarse nunca de la persona. Hay que ser buen compañero, buena gente, tener mucha humildad, respeto, saber escuchar. Yo he aprendido muchísimo escuchando a los más grandes. He crecido muchísimo así. Siempre trato de decirles eso a los chicos: que no busquen la fácil, que lo fácil no se disfruta mucho. Lo difícil, sí. Es lo que te cuesta, lo que uno tiene que hacer para ganarse las cosas, eso sí se disfruta más. Porque cuando lográs algo que te cuesta, lo disfrutás, lo abrazás, mirás para atrás y sabes que nadie te regaló nada. Hoy se ve mucho que buscan la fácil, sin esfuerzos.
La Pantera habló sobre la candidatura de Milito como presidente de Racing
-¿Qué pensás de Milito candidato a presidente?
-Sé que sí se postula es porque está convencido, él me ha demostrado a mí en el día a día lo que es Racing para él y lo que él hace y quiere hacer para Racing. Lo tuve de compañero y me tengo que sacar el sombrero por cómo vivió Racing, lo que él siente. Creo que en cada lugar que le tocó estar cuando estaba en Racing, trató siempre de dar lo mejor. Ojalá le vaya de la mejor manera y lo disfrute. Le va a hacer muy bien a toda la gente de Racing. Yo le mandé un mensaje.
-Le dije que cuente conmigo para lo que necesite. Siempre se lo he dicho a todos que cuente conmigo para ayudar y si es para Racing, encantado, sin compromiso pro un club al que le tengo mucho amor por todas las cosas que me tocó vivir ahí.