Gallardo se subió a un tren en movimiento, con la complejidad del caso. A un tren en movimiento pero que desde hacía un buen tiempo iba bajando la velocidad: River hace rato que no es el que fue con el Muñeco, pero tampoco el que supo ser con el propio Demichelis en ese primer semestre de 2023 en el que el equipo arrasó en el plano local y ganó de punta a punta la Liga Profesional. Se ve en el juego, se ve en la marcha de los jugadores, se ve en la falta de confianza de la mayoría de ellos. También en las estadísticas.
Los números no siempre explican todo lo que se ve en el fútbol y en todo caso pueden servir para darle una pincelada a lo que ya se ve en la cancha: un River que desde la llegada de MG para este segundo ciclo (y desde el arribo, también, de Bustos, Pezzella y Acuña para acompañar a Paulo Díaz en la última línea) se advierte mucho más sólido defensivamente y más aguerrido para plantarse en trámites friccionados, pero que se va desinflando minuto a minuto en términos de ataque.
En estas últimas cuatro fechas, las primeras del MG2, hay un registro que da cuenta de todo ese cuadro. Antes de aquella presentación con Huracán, el CARP era el 8° equipo que menos tiros al arco recibía en la Liga Profesional con un promedio de 3,6 remates dentro de los tres palos que defiende Armani y ahora mejoró ese aspecto: la media bajó a 3,00 (7°). A River, sí, le hacen menos daño. Ahora bien, el contrapeso de esa levantada se nota ofensivamente, con números que llaman la atención: en estas cuatro jornadas que pasaron, River es el equipo ¡con menos tiros al arco! de todo el torneo, con apenas ocho (comparte ese último lugar con Sarmiento: Gimnasia y Riestra, con 25, los que más patearon al arco en este lapso). ¿Y antes? Según Opta, venía primero, con un promedio de 6,5 disparos entre los tres palos por juego: ahora la media fue de dos.
Claro, River no es el que menos ocasiones crea desde que volvió el Muñeco sino que la estadística habla bastante más de la calidad de esas situaciones: en remates totales (no necesariamente entre los tres palos) está 12° en este período, con 42 tiros, pero en el registro de goles esperados por partido es el cuarto peor, con 2,56 (Independiente con 1,75, Barracas con 1,92 y Newell’s con 2,49, los únicos tres por debajo en ese ítem a partir la décima fecha).
El bajón del CARP no es nuevo, desde ya. Es más: si se hiciera una tabla imaginaria desde el regreso de la competencia post Copa América, River estaría vigésimo entre 28 clubes (Vélez, puntero con 22 unidades), con apenas nueve puntos en ocho partidos, a la misma altura que Estudiantes y Belgrano.
Son números y Gallardo les da bastante menos importancia que un Demichelis que se aferraba muchas veces a ellos sin demasiado contexto, pero en este caso confirman un panorama que el Muñeco ya tenía muy claro: el equipo todavía no fluye. Sin ideas, sin sociedades visibles y con rendimientos individuales muy bajos en los futbolistas más creativos del plantel, por ahora los paradigmas clásicos que le gustan a MG no asoman.
Y eso tal vez no ocurra pronto: el cuerpo técnico sabe que necesita una pretemporada larga para que pueda verse una versión del CARP que se acerque a las de los mejores años de su primer ciclo. Pero intentará levantar con las soluciones que aparezcan a mano en el corto plazo, en la urgencia de la que ya hablado el mismo Muñeco, y por eso desde este martes todo el grupo, a excepción de los convocados a las Eliminatorias en esta doble fecha FIFA (Acuña, Pezzella, Paulo Díaz, Bareiro, Fonseca, Sant’Anna), se instaló en ese búnker/laboratorio que es el Hilton de Pilar.
Por eso, también, el propio entrenador prefirió agradecer la invitación a la cena anual de la Fundación River y quedarse en la mini pretemporada: no hay tiempo que perder…