El clima estuvo muy caldeado. En Avellaneda se vivieron momentos de tensión en la previa y también durante el partido, con banderas que tuvieron mensajes muy contundentes contra el plantel y las autoridades de la institución. Sin embargo, lo peor llegó una vez consumado el empate sin goles entre Independiente y San Lorenzo. Un grupo de hinchas bajó desde la platea Erico y se dirigió por el playón hacia la puerta del hall del estadio, con el fin de tratar de interceptar a los dirigentes que bajaban desde el palco para ir a buscar sus autos, que estaban situados en el estacionamiento contiguo a la cancha.
“¡El Rojo va a salir campeón, el Rojo va a salir campeón, el día que se vayan todos los hijos de p… de la comisión!”, fue el canto que retumbó con fuerza. Un grito que ya había bajado con fuerza desde las tribunas y plateas antes del comienzo del encuentro y mientras se disputaba el partido. Enardecidos, los fanáticos trataron de romper un cordón comformado por miembros de la seguridad privada, pero fueron desalojados y hubo tumultos, empujones y bastonazos por parte de los efectivos.
La actitud que mostraron los juveniles, quienes traccionaron y oxigenaron a un equipo que jugó 71 minutos con un hombre menos por la expulsión de Alex Luna, sirvió para reducir el potencial de la bomba, pero no alcanzó para evitar la manifestación de bronca de un gran sector del público.
Hubo pasacalles y banderas
En la antesala al encuentro habían aparecido pasacalles sobre la calle Alsina. “Referentes de cartón, retiro o transfusión”, decía uno. “La peor dirigencia de la historia”, marcaba otro. “Un club pobre con dirigentes millonarios”, fue uno de los reproches. Y hubo uno más para pronunciarse en contra de las sociedades anónimas: “Siempre CAI, nunca SAD”. En las plateas también hubo banderas, aunque todas fueron contra los futbolistas.“Ba$ta de trotar”, “Más ganas, menos joda”, “Jugador rico, club pobre”, “Más huevos, dejen la vida”, fueron los mensajes despegados sobre el sector Erico.
El Rojo aún no ganó con Vaccari y el club sigue inhibido. La paciencia se terminó.
San Lorenzo –