Amanece en Tokio. El frenesí lógico que maneja la metrópoli hace que la rutina comience temprano. La voz de una madre se mezcla con el apabullante ruido que producen los autos, colectivos y transeúntes que circulan por la ciudad sobrepoblada. De fondo, bien fuerte, el noticiero matutino desparrama las primeras noticias del día. Todavía no salió el sol y el brillo de la televisión es lo único que alumbra el monoambiente. Entre sueños, un niño se despierta, se viste rápido con el uniforme escolar y camina hacia el comedor en busca de su desayuno. Toma una sopa de miso mezclada con arroz y se sienta en el sillón. Con cara de dormido, agarra el control remoto y pone SuperCampeones para arrancar bien el día. El apuro rutinario lo hace desayunar rápido y partir hacia el colegio. En su rostro, una sonrisa de oreja a oreja: después del cole tiene fútbol en el club y ya estudió los movimientos de Tsubasa Ōzora y Taki Hajime (NdeR: personajes de la serie) soñando, algún día, llegar a ser como ellos…
Pasaron los años y la influencia del ánime hizo las veces de semillero, fomentando en los niños el amor por la pelota. Hoy, Europa está plagado de nipones, como Niko Takahashi, en el Barsa; Takefusa Kubo, en la Real Sociedad o Kaoru Mitoma, que es compañero del Colo Barco en Brighton. También hubo en la Argentina: Takahara en el Boca del 2001 y Akira Misu, que jugó en El Porvenir allá por el 2007. La técnica de formación japonesa siguió perfeccionando y los clubes argentinos, actualmente buscan nipones: Ichika Egashira, de 21 años, en River; Fuko Takahashi, de 26 años, en Gimnasia y Luna Wantabe, de 20 años, en Ferro; que juegan en el fútbol femenino local. Y no sólo ellas: recientemente Argentinos incorporó a su Reserva a Ryoga Kida, un delantero de 18 años.
Leandro Bronis, técnivo argentino que trabajó en el Ascenso y pasó por las Inferiores de Boca, donde fue compañero de Diego Martínez, hace nueve años que vive en Japón formando jugadores con sello argento. En esta charla con Olé, cuenta la anécdota de cuando fue espía de Holan en 2018 y afirma: “Si se logra una mezcla entre el japonés y el argentino, podes armar un jugador de fútbol perfecto”.
-¿Cómo fue tu paso por Boca?
-Una época muy linda. Trabajé con Diego Martínez cuando él estaba en las Infantiles. Yo era el coordinador de la pensión de la Cuarta, Quinta y Sexta. Cada tanto hablamos y recordamos aquellas épocas…
-¿Con qué pibes tuviste contacto en la pensión?
-Con Nahuel Molina quedó muy buena relación. Compartimos en la pensión y entrenábamos todos los días.
-¿Por qué te fuiste de Boca?
-Estuve hasta el problema político que se generó cuando asumió Angelici y nos echaron a todos los que habíamos entrado al club con Coqui Raffo.
-Y de ahí a… ¿Japón?
-Se me presentó la posibilidad y armé las valijas.
Su pasado como espía de Holan
Leandro es hincha del Rojo desde la cuna. Uno de los primeros refugios que tuvo al llegar a Japón fue Independiente Japón: “Lo fundó un japonés como una peña y después se creó una escuela de fútbol. Ahí tuve mi primera experiencia como profe: cuando nos aceptaron como club, armé las categorías Infantiles y Juveniles”.
-¿Eso te motivó a ser espía de Holan en 2018?
-Ja, más o menos. Meses antes del partido del Rojo contra el Cerezo Osaka por la Suruga Bank me enfoca en el hecho de saber cómo se movían tácticamente, los patrones de juego y los cambios que realizaban semana a semana. Como vivía lejos del lugar de entrenamiento, tenía informantes que me pasaban data. Con eso armé tres reportes y se los pasé a Holan.
Formador en Japón
Actualmente Leandro trabaja en Wakatake, una empresa que prepara a juveniles para que viajen a torneos internacionales: “Estoy como empleado pero, a su vez, sub contratado por dos clubes: soy el entrenador del equipo Sub 18 del club que dirige Honda Keisuke (NdeR: ex jugador de la selección de Japón), y además soy preparador físico de un equipo de la Sexta de Japón”.
-¿A qué se debe el crecimiento exponencial que tuvo el fútbol japonés en los últimos años?
-Al método de formación que usan acá. Los clubes envían a juveniles a Europa a través de empresas como en la que yo trabajo para que tengan una experiencia de intercambio por dos años. De esta manera, salen de la cultura japonesa y, cuando regresan, contagian ese aprendizaje en los equipos en los que juegan. Les abre la cabeza. Además, traen técnicos del exterior.
-Como tu caso, de los pocos argentinos allá…
-Claro. Otra cosa que se hizo costumbre es ver a ex futbolistas japoneses como entrenadores de equipos amateurs, mezclados con entrenadores extranjeros. La gran mayoría somos argentinos y españoles. Los japoneses intentan aprender esas cosas que nosotros tenemos.
-¿Y qué le aportás al fútbol japonés?
-La picardía argenta que, para ellos, era una falta de respeto al reglamento. Y no tiene nada que ver, es una cuestión de viveza que, por la educación que tienen acá, se enfocan en respetar mucho las normas del juego. Pero ya de por sí el jugador japonés tiene mucho talento…
-Porque tiene buena técnica y excelente capacidad física. Además es un país que cuenta con buena alimentación, buenas instalaciones, tienen muchas facilidades para moverse, seguridad en los traslados, los modales y el respeto por los horarios de los entrenamientos.
-¿Por eso los clubes argentinos buscan japoneses?
-Exacto. El futbolista japonés tiene lo que no tiene el argentino. El argentino es muy fuerte muscularmente y a nivel óseo porque somos de comer a base de carne y leche. En cambio, en Japón, la alimentación se basa en el arroz y el pescado. A consecuencia de esto, los japoneses cuentan con huesos muy débiles y se fracturan por un mínimo contacto.
-¿Osea que ambos podrían complementarse?
-Cuando se logre ese mix entre técnica, táctica y la parte físico y emocional que existe entre el argentino y el japonés, se va a encontrar un jugador perfecto. Y creo que en la Argentina se están dando cuenta de la conducta de entrenamiento y del talento que hay acá.Aún no se dieron cuenta del diamante en bruto que tienen. Pero cuando Japón se despierte, no lo van a parar.
-¿Estamos en camino de ver futbolistas japoneses jugando en los grandes de la Argentina?
-Creo que sí. Los japoneses están preparados y tienen ganas de ir a la Argentina a jugar al fútbol.
-¿Es candidato a ganar el Mundial 2026?
-Ajustando algunas cositas, son candidatos.
¿Quiénes eran los Supercampeones?
Una serie animada de Japón, también llamada Capitán Tsubasa, que se creó en la década del 80 y continuó en los siguientes años, con un éxito total a nivel mundial. Es la historia de un chico japonés llamado Oliver Atom que va creciendo en el mundo del fútbol, haciendo amigos y rivales, compitiendo en distintos niveles hasta llegar a su selección y jugar también en clubes importantes. Se hicieron varias sagas. Furor absoluto. El creador de este dibujo, Yoichi Takahashi, reconoció que se inspiró en King Kazu -el futbolista más veterano del mundo- y su experiencia de abandonar su tierra natal para formarse en otro país al crear al personaje principal.