Todo era alegría, Huracán le había ganado a Caracas por Copa Libertadores y el plantel del Globo emprendía la vuelta al país desde Venezuela. Pero la victoria de los de Parque Patricios iba a ser tan solo una anécdota y, junto con ello, el gol agónico de Diego Mendoza para darle la clasificación al Globo. El micro que trasladaba a los jugadores se quedó sin frenos y volcó en su intento de llegar al aeropuerto de Maiquetía. Diego Mendoza, delantero de aquel equipo, que estaba sentado sobre una ventanilla, sufrió una grave lesión que le cambió la carrera y, con ello, la forma de ver el fútbol. Tras el accidente, su vida cambió radicalmente, no solo porque tuvo que esperar más de un año para volver a jugar, sino porque también tuvo que atravesar un proceso sumamente complicado a nivel mental. Desde la depresión y el dolor, a levantarse para entrenar cuatro veces por día, pasando por el amor de los hinchas de Huracán.
En dialogo con Olé, Diego Mendoza, ya retirado del fútbol desde el 2021, hablá de todo: el accidente en Venezuela, la vida después del retiro, la predicción que le hizo a Eduardo Domínguez y la experiencia de jugar en Ibiza.
DIEGO MENDOZA Y EL RETIRO: «NO DISFRUTABA JUGAR AL FÚTBOL»
-Te tuviste que retirar muy joven por los problemas físicos. ¿Es más difícil tomar la decisión sabiendo que aún te quedan muchos años por delante?
-Fue muy difícil, por ahí para la gente del otro lado es un simple retiro. Pero antes de tomar la decisión, yo estuve jugando en España, volví a Huracán a jugar un año más… Después de ese año, paré seis meses y volví a Europa, pero los dolores eran terribles y largué. Cuando tuve el accidente, me concienticé en que si yo volvía a jugar iba a ser solamente por disfrute. El día que no lo estuviera disfrutando me iba a retirar. Pero más allá de que tenía dolores y la pasaba mal, me costó. Yo me fui a los 12 años de mi casa, dejé muchas cosas de lado y cuando llega el momento de retirarse es durísimo, porque sentís que no hay más nada. Para el jugador profesional, el fútbol es renacer, reinventarse, y cuando te toca abandonar, es terrible. Por otro lado, a medida que pasa el tiempo, uno se da cuenta de que hay una vida después del fútbol, porque empezás a disfrutar de tu familia, de los amigos y muchas otras cosas que como futbolista dejás de lado.
-¿Vos no disfrutaste el último tiempo?
-No, la verdad es que no lo disfrutaba. Si bien me gustaba el día a día de estar con mis compañeros, los entrenamientos y los partidos eran imposibles. No podía dar el máximo y eso te frustra muchísimo. Una vez escuché a Ronaldo (NdR: Ronaldo Nazario) diciendo que él iba a entrenar sabiendo que le iba a doler, y eso mismo era lo que me pasaba a mí. Mi cabeza estaba en que no me doliera y no lo disfrutaba.
-¿Nunca pudiste recuperarte de la lesión que te causó el accidente?
-Yo tuve un desprendimiento del talón con el calcáneo expuesto, y eso hizo que perdiera todo el apoyo. Al principio me operaron y me pusieron grasa con un soporte, pero con el tiempo se fue deteriorando. El primer pronóstico era que me iban a amputar, después que no iba a caminar, luego que no iba a correr, así que poder haber vuelto a jugar fue muy bueno. Pero era una cuestión de tiempo y cuando llegó el momento del retiro, ya sabía que iba a llegar. La realidad es que, si bien la posibilidad de amputarme el pie se descartó dentro de todo rápido, volver a jugar era cuestión de suerte. Tenía que tener mucho cuidado. El primer año y medio fue muy doloroso. Aparte, no solo repercute en uno, sino también en los que lo rodean, porque llegás de mal humor por los dolores o porque no te podés entrenar como querés.
-¿Nunca pudiste recuperarte de la lesión que te causó el accidente?
-Yo tuve un desprendimiento del talón con el calcáneo expuesto, y eso hizo que perdiera todo el apoyo. Al principio me operaron y me pusieron grasa con un soporte, pero con el tiempo se fue deteriorando. El primer pronóstico era que me iban a amputar, después que no iba a caminar, luego que no iba a correr, así que poder haber vuelto a jugar fue muy bueno. Pero era una cuestión de tiempo y cuando llegó el momento del retiro, ya sabía que iba a llegar. La realidad es que, si bien la posibilidad de amputarme el pie se descartó dentro de todo rápido, volver a jugar era cuestión de suerte. Tenía que tener mucho cuidado. El primer año y medio fue muy doloroso. Aparte, no solo repercute en uno, sino también en los que lo rodean, porque llegás de mal humor por los dolores o porque no te podés entrenar como querés.
-¿Nunca pudiste recuperarte de la lesión que te causó el accidente?
–Yo tuve un desprendimiento del talón con el calcaño expuesto y eso hizo que pierda todo el apoyo. Al principio me operaron y me pusieron grasa con un soporte, pero con el tiempo se fue deteriorando. El primer pronóstico era que me iban a amputar, después que no iba a caminar, luego que no iba a correr, así que poder haber vuelto a jugar fue muy bueno. Pero era una cuestión de tiempo y cuando llegó el momento del retiro, ya sabía que iba a llegar. La realidad es que, si bien la posibilidad de amputarme el pie se descartó dentro de todo rápido, volver a jugar era cuestión de suerte. Tenía que tener mucho cuidado. El primer año y medio fue muy doloroso. Aparte, no solo repercute en uno, sino que también en los que lo rodean, porque llegas de mal humor por los dolores o porque no te podés entrenar como querés.
MENDOZA Y LA DEPRESIÓN: «VIVÍA CON UNA PASTILLA EN LA MANO O TOMANDO ALCOHOL»
-Sí, eso fue lo más duro de la recuperación. Cuando tuve el accidente, fui agradecido de estar vivo, pero después, como todo futbolista, quería volver a jugar. Ahí fue cuando empezaron los problemas porque los primeros dos meses no podía caminar, no podía ni ponerme una zapatilla. Y ese fue el peor momento, porque te invade la angustia y la depresión, no tenía ganas de ver a nadie. No era yo, vivía con una pastilla en la mano o tomando alcohol, una imagen muy fea. A partir de eso empecé a pedir ayuda a los más cercanos y tuve la suerte de tener gente que hizo todo lo posible para que saliera. Fue muy chocante porque uno hace el esfuerzo desde chico y que de la nada se empiece a desmoronar es doloroso.
Además de Mendoza, Patricio Toranzo, símbolo de aquel equipo de Eduardo Domínguez, fue otro de los más afectados por el accidente al punto que sufrió la amputación de cuatro dedos en uno de sus pies.
-El Pato Toranzo también tuvo que parar por un tiempo, ¿hablabás con él?
-Sí, el Pato tuvo la suerte de estar dos meses parado. Cuando lo veía jugar, por un lado, me deprimía porque a mí me faltaba mucho, pero, por otro lado, me motivaba a seguir porque veía que él había vuelto. Pero la verdad es que también quiero resaltar a los médicos y los kinesiólogos de Huracán que fueron la base de mi recuperación. El cuerpo técnico también me ayudaba a volver. Llegué a entrenar cuatro turnos por día para volver a mi nivel.
EL ACCIDENTE QUE CAMBIÓ SU CARRERA
-¿Te acordás algo del accidente?
–La verdad es que pocas veces vi una noticia en la que vuelque un colectivo y no haya ningún muerto. Fue un milagro que saliéramos todos vivos. Fue una tragedia con mucha suerte, porque si bien salieron casi todos con fisuras y golpes en la cabeza, salieron todos bien. Algunos quedaron medio locos, pero están bien, ja.
-¿El micro se cayó para el lado donde estabas vos?
-Sí, el micro vuelca para mi lado y yo siento que me aprieta el pie. Cuando yo siento que se me traba, pegué el tirón y ahí es cuando me lastimé el pie. El colectivo cayó por una pendiente y, gracias a Dios, no me arrastró. Yo fui el primero en salir porque tenía la salida de emergencia al lado mío.
-¿Es verdad que cuando fuiste al hospital lo único que no querías era dormirte porque tenías miedo de que te amputen el pie?
-Cuando pasa un accidente de ese estilo y sufrís un daño como el que tuve yo, la primera opción es amputar. Cuando yo veía que los médicos querían amputar, empecé a llamar a todo el mundo para que no me amputen. Yo les decía que no lo hagan y que, en caso de que hubiera que hacerlo, que lo hagan en Argentina. En ese momento tenía muy claro que quería volver a Argentina e irme de Venezuela.
EL PRESAGIO SOBRE EDUARDO DOMÍNGUEZ Y ESTUDIANTES
Eduardo Domínguez y Diego Mendoza tienen una relación más que especial. No solo porque estuvieron juntos en aquella jornada trágica en Venezuela, sino porque el destino le terminó dando la razón al goleador…
-Durante tus años en Huracán tuviste a Eduardo Domínguez, y hace poco contó que vos le dijiste que él estaba hecho para Estudiantes…
-Durante tus años en Huracán e incluso cuando fue el accidente, tuviste a Eduardo Domínguez, y hace poco contó que vos le dijiste que él estaba hecho para Estudiantes…
-Sí, él llegó cuando yo me estaba recuperando de la lesión y justo hubo un cambio de técnicos en Estudiantes y le dije: “Edu, andá vos”. Y me decía que hasta que no me recuperara no se iba a ningún lado. Le dije varias veces que él estaba hecho para Estudiantes, pero se terminó quedando. De hecho, mi primer partido después de la lesión fue con él en el banco de suplentes. Más allá de eso, con Eduardo hablábamos mucho de Estudiantes porque a él le gustaba mucho cómo trabaja Gabriel Milito.
-Vos conocés muchísimo Estudiantes, ¿Qué le veías para decir que estaba hecho a medida del club?
-Principalmente, el manejo de grupo y la mística de llevar equipos por un camino en el que todos adopten una manera de jugar. Estudiantes tiene una historia en la que siempre se mantuvo una línea, promoviendo la humildad, el sacrificio y el respeto que se implementa desde las Inferiores hasta la Primera División. Eduardo tiene mucho de eso, cada vez que alguien entra al vestuario sabe la línea que tiene y quiere que tengan sus equipos. Cuando él llegó a Huracán, me di cuenta de que lo que él promovía era muy parecido a lo que yo había vivido en Estudiantes.
-Lo llamaste después de ganar la Copa Argentina
-Eduardo no tiene WhatsApp. Si lee esta nota, se va a enterar, ja. Hablo bastante con Brenda, la mujer de Edu, que estuvo muy presente cuando fue el accidente y me acompañó en el día a día. De vez en cuando hago una videollamada con ella y aparece atrás.
LA EXPERIENCIA DE JUGAR EN IBIZA
-Te fuiste a jugar a Ibiza, ¿Había mucha fiesta en ese plantel?
-Fue una locura. Cuando llegué al Ibiza, lo había agarrado un tipo que había sido presidente del Valencia y la idea era potenciar al equipo para llegar a Primera División. Estábamos en Tercera, pero armó un equipo que era casi de Primera. Tenían un presupuesto impresionante, jugadores con mucha experiencia, pero teníamos muchísimas restricciones. No podíamos salir a la noche, prohibido ir al boliche, entrenábamos tres veces por día, era la colimba. Las tentaciones estaban, pero cada jodita de esas te salían mil euros si te llegaban a pescar.
– Jugaron contra el Barcelona…
-Yo hice el gol contra el Getafe para clasificar por Copa de España. Messi no estuvo en ese partido porque estaba lesionado. Cambié la camiseta por Antoine Griezmann. Terminamos el primer tiempo ganando 1-0, pero en el segundo apareció el francés y metió dos golazos. Éramos aviones, nunca había estado tan bien físicamente. Después de eso, no pudimos ascender y volví a Huracán, que estaba Israel Damonte como entrenador.
-Otro loco más Damonte, lo conocías de Estudiantes…
-Sí, Isra también. La verdad es que lo quiero muchísimo como a Eduardo. Como compañeros me potenció muchísimo, me daba los penales para patear en Estudiantes. Como técnico, tuve un par de charlas muy profundas con él porque me quería ver jugar y me pedía que se lo demuestre. Él se comportó espectacular porque me permitió jugar el último partido como profesional en el clásico ante San Lorenzo teniendo dos costillas rotas. Es un loquito sano, tiene bien puestos los códigos dentro del fútbol
DE HACER GOLES A SER COMMUNITY MANAGER Y PRODUCTOR
-¿Cómo es la nueva vida lejos de la canchas?
–Cuando me estaba por retirar, empecé a manejarle el tema de las publicidades a mi mujer, que tiene marcas de ropa. Me dediqué a organizar los eventos que le proponen y a su vez, soy el que edita todos los videos. Empecé a expandirme haciendo publicidad en TV, me metí en el mundo del marketing. Y ahora estoy con un proyecto para armar una productora.
-Sos una especie de Community Manager y Representante…
– Al principio fue eso y después, mediante contactos, me metí un poquito más en el mundo de los comerciales.
-Fuiste papá hace poco…
-Sí, yo siempre que jugué al fútbol tenía en la cabeza la idea de no tener hijos porque la carrera del jugador es muy exigente. Le dediqué mucho a mi carrera y cuando me retiré, con Jose, mi mujer, nos lo propusimos y se dio bastante rápido por suerte. Ni bien terminé de jugar vino, así que me salió bien.
-¿Te ayudó la paternidad para superar el retiro?
-La verdad es que sí, la llegada de India me ayudó a no estancarme, porque es muy duro cuando uno decide ponerle punto final a algo que hizo toda la vida. Los hijos te potencian, no te dejan quedarte quieto. Todo lo que hago ahora es para ella. El retiro es muy duro, no se lo podría explicar a nadie.